Restaurante Betixu (Iurreta). Casi mejor la música que la comida
Euskal Telebista estrenó la semana pasada ‘Txoriene‘, un programa de cocina cuya selección de invitados me gusta, de antemano, porque no insiste en los michelines de turno. Estos ya cuentan con publicidad suficiente y, si no te toca antes la Lotería o renuncias a comer el resto de la quincena, no hay quien reserve mesa en la mayoría de sus comedores. Sin conocer el criterio que ha guiado la referida selección de cocineros, me gusta pensar que gracias al espacio podré descubrir un par de restoranes más que interesantes. Con dicha esperanza me planté en Iurreta, reservé mesa en Betixu y probé su menú del día de entresemana, que la coyuntura económica mundial no está para mayores dispendios.
La satisfacción fue de más a menos. Cuando llamé por teléfono, la atención fue muy buena, bien atenta (como corresponde a una adecuada atención, de ahí el nombre), agradable, eficaz, simpática incluso. Acepté comer en el porche, pensando que disfrutaría de impresionantes vistas sobre Durango, pero lo único que vi fue una pequeña campa y la cerca que la bordea. Sin problema, mejor ese horizonte verde que la ristra de tubos de escape de las terrazas urbanas.
Al ojear las diferentes cartas, observé que disponen de una de picoteo, diseñada precisamente para la terraza, y varios menús: Pollo (19,10 euros), Costilla (19,60), Paella (22), Cordero (28,10), Chuleta (35,75), Degustación (44,45), Fin de Semana (27,50), Comuniones (50,40 a 68). Como he adelantado, opté por el menú del día, que ya es suficientemente carillo. Dos platos, postre, pan y agua, por 18 euros. 20,20 euros si se riega con vino de año. Y 22,30 euros si se escoge crianza de Rioja. Arca de Noé, un tempranillo de San Asensio que entra muy fácil, por cierto.
Para empezar, había que escoger entre ensalada ilustrada de ventresca; ensalada de pasta con salsa de yogur; pasta fresca a la carbonara de setas; y verduritas a la parrilla con huevo poche. Me decanté por esto último, un pisto en toda regla, con gruesos trozos de calabacín, cebolla, berenjena, zanahoria, pimiento rojo y verde, todos bien cocinados. Y todo ello coronado por huevo y cebolla crujiente. Un buen arranque, verdaderamente. Lástima que el segundo plato no estuviera a la altura.
Para continuar podía comer salmón a la plancha con mayonesa de mostaza; merluza a la plancha con patata panadera y pisto; pimentos rellenos de carne con salsa española; o entrecot a la plancha con puré y hongos. Me entregué a la carne, al filetón; lo pedí al punto y lo servieron demasiado hecho. Y algo soso. Y acompañado por puré insípido, estimo que de patata, cuya aportación al conjunto era nula. A mi izquierda una chica también lamentaba que su gruesa pieza de salmón estuviera sosa y bastante seca, lo que consideraba una auténtica pena tratándose de un pescado graso. Y que la mayonesa no tuviera el prometido gusto a mostaza.
Bueno, a lo mío… Después de la carne, entre la muy austera y sencilla oferta de postres, una vez descartados natillas, cuajada y kiwi, escogí una ración de arroz con leche casero cuyo sabor me agradó, aunque lo hubiera preferido un pelín más ‘caldoso’. Correcto, en suma, aunque la experiencia del entrecot (y el salmón) me ha llevado a incluir a Betixu en el listado de restaurantes que se columpian un poco bastante al cobrar casi 4.000 de las antiguas pesetas por un menú del día tirando a corrientillo, pese al esfuerzo percibido en su presentación. Es mi opinión.
Más me gustó, no obstante, la selección musical, repleta de soul y algún escarceo funk. Quizá por eso creo que sí es un sitio idóneo para huir del mundanal ruido y tomar la copa de la sobremesa con los amigotes, con su campita y su solecito. Cuando brilla.
(disfrutó especialmente con Otis Redding, Cuchillo)
Barrio de Iturburu, 9; 48215 Iurreta (Bizkaia)
94 681 78 47
Es el pequeño de los Cubillo Brothers. Nació en 1991, en el mismo Bilbao, es más de salado que de dulce y acostumbra a disociar, con lo cual cambia de apariencia física con frecuencia. Como Robert de Niro antes de rodar Toro Salvaje, pero a lo tonto, por la cara. Él es más de toro tataki. Aprendió pronto que Dow Jones no es un cantante, le incomoda la fama de criticón, pues siempre ha sentido simpatía por el débil, y una máxima guía su proceder: «más vale que zozobre, que no que zofarte…». Católico practicante, que no celebrante, en su bautizo el párroco ofició vestido de Elvis, cantó himnos y salmos, y entonó el ‘Burning Love’. Vio la luz el día que se fotografió con Ferran Adrià y el de L’Hospitalet de Llobregat le puso una mano sobre el hombro al tiempo que decía: «Cuchillo, la gastronomía es el nuevo rock and roll». Amén.
Buenas, parece que hayamos estado en sitios diferentes, normalmente como en el Betixu casi todas las semanas con clientes de nuestra empresa,y la verdad que el 95% de la gente me comenta que el sitio es estupendo y la calidad precio del menú del dia inmejorable. Hay que tener en cuenta que el sitio es tranquilo , no comes con un mantel y servilleta de papel el menú viene emplatado e individualmente, ( me he encontrado cartas en la que la presentación es peor). Y en cuanto a que la comida sea sosa mas bien suele estar larga de sal que sosa.
Sin mas a mí me parece un buen sitio para comer un menú diferente en un ambiente agradable y a buen precio.
Servicio superlento. Poca comida y una atencion francamente pesima.
Gracias por compartir tu experiencia, Eduardo.
Un saludo.