Les Philosophes (París). Un Bistrot en Le Marais
Me gusta París en Primavera, me gusta París en verano. Incluso en esta primavera o verano que nos han dejado directamente recogida en Invernalia. Así que, con cualquier excusa nos acercamos a París. Este fin de semana sin ir muy lejos. Y, uno se siente confortable recorriendo las zonas conocidas. Es una táctica que utilizo en la mayor parte de los lugares, una rápida exploración y elegir cuatro o cinco lugares a lo que siempre vuelvo. Me evita estrés y al final uno se acaba convirtiendo en algo asimilado al local.
En París entran dentro de esta categoría la zona de Montmartre y Le Marais (‘La marisma’, en francés) es un barrio de París situado en el III y IV distrito parisinos, en la margen derecha. Le Marais lleva siendo desde hace años la zona de moda. Aquí podemos encontrar en alegre mezcla tiendas, restaurantes, bares, museos, galerías de arte o negocios y empresas del ámbito legal y bancario que funcionan en bellos edificios de arquitectura aristocrática herencia de los siglos XVI y XVII. En esa época fue el área más aristocrática de París. El Negurí de la zona, vamos.
En Le Marais podemos encontrar también gastronomía kosher y ver decenas de judíos ortodoxos con sus sombreros negros y sus largos tirabuzones afanándose en sus negocios ya que aquí vive la población judía más importante de Europa. En los 80 adopta al barrio la comunidad gay y eso atrae a artistas, músicos, modelos que le acaban de dar el aire cosmopolita del que ahora disfruta. Le Marais, es en definitiva un lugar, moderno, para ver y ser visto en sus innumerables terrazas y bistrós. Un epítome de lo que es comer o tomar un café a lo parisino.
Uno de nuestros favoritos Bistrots- Brasseries es Les Philosophes. Un lugar al que entramos por primera vez por el nombre, ya que para esas cosas uno es muy mitómano, y pensé que acabaría metido de lleno en una tertulia sobre la contingencia del ser o sobre el ego Vs superego. No fue tal, y acabamos desayunando un croissant espectacular. De los mejores que he probado. Dos comedores, amplia terraza, camareros bipolares al estilo de París que pueden tratarte como un rey o como una piltrafilla y unos baños dignos del submarino Nautilus, pura imaginería steam-punk, que merecen ser visitados y usados convenientemente.
En Les Philosophes uno puede comer caro o, cosa casi imposible en París, por un precio no cercano al asesinato. Para la segunda opción están La suggestion de Menu, 25 euros para elegir entre un entrante del menú y un plato principal y postre (sin bebida) o La suggestion du Jour que consiste en comer lo que te digan, un entrante del día, plato del día y postre de día por 17 euros. Hay que reconocer que los camareros siempre son lo suficientemente hábiles, o yo lo suficientemente influenciable, para hacer que siempre pida lo que ellos quieren, lo que suele traducirse en facturas más elevadas.
En nuestra última y más reciente visita nos convencieron para tomar la Soupe Gratinée a L’Óignon (9 euros) que dicho en frances suena que te pasas pero que no deja de ser una sopa de cebolla. Un plato humilde que bien ejecutado me hace muy feliz como en este caso. Untuosa, repleta de sabor. La contraparte pidió de comienzo, hábilmente influenciada por nuestro mesero, una Tarte Tatin à la tomate (11 euros) con la que confesó que ya no podía más y que era el mejor quiché que jamás había probado. Me dejó probar una esquina y, efectivamente, estaba conseguida, una masa olorosa, con el contrapunto perfecto de los tomates en el queso gruyere y la albaca. De segundo, compartimos, con ceja levantada del camarero, un Steak tartare preparé (15 euros). Nos habían dicho unos conocidos parisinos que era la especialidad de la casa, junto con la carne a la parrilla. Y lo bordaron, aunque la cantidad era pequeña para compartir, de ahí lo de la ceja del camarero, supongo.
Y en el postre, y dado que estamos en un barrio judío, me decanté por una Coupe Yiddish que en la carta se describe compuesta por una «compote de poire, pomme et raisins parfumée à la cannelle agrémentée d’une glace vanille Christian Constant». Pues eso compota con helado, buena, sin más, y al parisino precio de 7,5 euros.
En Les Philosophes presumen de carta de vinos y uno puede, si la loto le acompaña, descorchar botellas de Côte-Rôtie La Mouline del 1998 por el simpático precio de 720 euros. Pero también uno puede beberse por catorce euros un Côteaux du Languedoc Bronzinelle ,que no es un vino del Rejo, pero que tiene una proporcionada mezcla de syrah y mourver y que, como decíamos a Fernando, del Hotel Miracielos, le pasa como a la sidra en Asturias, que beberlo en París te sabe mucho mejor de lo que probablemente sea en la realidad verdadera.
Y así acabamos nuestro viaje relámpago, bien comidos y con ganas de volver. Porque de eso se trata, del Primum manducare, deinde philosophari.
Les croissants
Les Philosophes
28, rue Vieille du Temple
75004 Paris
+33 1 48 87 49 64
Cosas que no te debes perder en Le Marais
Periodista, con especialización en nuevas tecnologías de la información, redes sociales, relaciones públicas, gabinetes de comunicación, Internet y vídeo.
Licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco. Postgrado en Mecanización de la Información promovido por la Unión Europea. Estudios de Filología Inglesa.
Formación en multimedia, diseño web y gestión de empresas.
Radio Euskadi: redactor de informativos y director del programa especializado en nuevas tecnologías «Frontera Azul», galardonado con el premio MTV.
Radio Nacional de España: director de «A primera hora». Corresponsal de las revistas del grupo editorial Heres.
Euskal Telebista: redactor del magazine cultural «Vasta con Uve». Responsable del departamento de Publicidad de la televisión local Tele Donosti.
Sección de Internet y Multimedia de grupo audiovisual vasco Desarrollo de proyectos: deusto.tv , sitio web de la Fundación Buesa y otros.
Asesor de prensa en cosas. ¿Qué cosas? ¿cosas de gobierno? Sí, Peter, cosas del gobierno.
Orgulloso miembro (con perdón) del club de remo Kaiku (cuando ganaba). Hago karate (Shotokan) y subo montes y montañas y cojo olas. In the mood for love.
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