Parrilla JJ (Llanes). Sin perder comba
En agosto de 2012 ya destacamos en este blog el económico menú del Bar Parrilla Restaurante JJ, titulándolo como la mejor oferta diaria entre la profusa competencia restauradora de la localidad llanisca. Y así siguen sus rectores, en la cima, sin perder comba con un menú de 10 euros excelentemente servido, muy bien presentado, notablemente cocinado, regularmente variado, más barato que los de la competencia e inmediatamente disfrutable. Lo acompaña un vino de mesa potable, aunque mejorable, pero éste no es suficiente pero para su propuesta. A la Parrilla JJ le va tan bien el negocio que ha cambiado a mejor: abajo, en la planta baja, se ha ampliado el espacio del bar de decoración metálica y moderna, y hasta el primer piso, alejado de la barra, se ha trasladado el comedor para ejercicio de los camareros, que suben y bajan los platos por la escalera.
La oferta del JJ es tan competitiva que La Txurri siempre desea comer ahí, imagínense. Como cierran los martes, algún día podemos ir a otro lado. La última vez que pernoctamos en Llanes entramos en el JJ, subimos su escalera por primera vez y con diligencia nos atendieron en el comedor. Era lunes y había bastante gente, desde turistas guiris hasta parejas, desde jubilados españoles hasta currelas locales. Bebimos con agua Solán de Cabras y tinto Viña Coyanza, de León, de mesa, violáceo y fresquito, que entraba sin raspar. De primero ese día había paella y fideua que no vimos en ninguna otra mesa, porque casi todo el mundo pedía lo mismo que nosotros: Susana una ensaladilla rusa con ingredientes en trozos gruesos y poca mayonesa, lo cual ella solventó a su gusto con chorritos de vinagre; y yo un pote asturiano colosal, suave y suculento. Abandonaron en la mesa el perol y me serví varias veces hasta no dejar más que un trocito de patata. Gocé con cada sabrosa legumbre, el tocino estaba bien y no era mucho, el chorizo resultaba aparente, la morcilla era asturiana, y me sorprendió en el medio del potaje un trozo de pudin pescatero.
De segundo plato no vimos que nadie pidiera escalopines de cerdo, pero muchos comensales eligieron fritos de merluza con ensalada, rebozados y con muy buena pinta (creo que hasta gambas llevaban). Nosotros nos decantamos por filete ruso, para ella, dos piezas muy picadas, de fácil masticación, sabrosas y jugosas, con patatas ricas; y cabracho al JJ para mí, con ensaladita que cedí a mi esposa, patata cocida, salsita vegetal y media pieza de cabracho levemente rebozado u totalmente sano, más sápida la cola. Unté toda la salsa, claro, con el buen bollo de pan del menú. Y de postre había muchas cosas, como flan, tarta de queso, arroz con leche, yogur (Pascual natural para la Su) o natillas (que pedí yo y que disfruté con galleta y todo).
No pedimos cafés (valen un euro), dejé un billete de 20 euros por los dos menús e hicimos mutis no sin antes La Txurri preguntar al dueño por los cambios del negocio. Éste le contó que en febrero de 2013 cerraron por vacaciones, aprovecharon para hacer la obra de reforma y el martes de Semana Santa abrieron esa segunda planta que tantos beneficios empresariales dará al JJ. Que sigan así de bien.
(le complace sentirse cliente de este local llanisco a Óscar Cubillo)
web de JJ
Calle Mayor, 25; 33500 Llanes (Asturias)
985 40 03 06
Cierra los martes
Otro más de los licenciados en Ciencias Económicas que pueblan la nómina colaboradora de esta web. Cuando le da por ser comunicativo, manifiesta que publicó el mejor fanzine de rockabilly de España (el Good Rockin’, allá por los 80) y la mejor revista de blues de la Europa Continental (llamada ‘ritmo y blues’, editada de 1995 al 2000). Actualmente junta letras por dinero en el periódico El Correo, por comida en El Diario Vasco, por ego en Lo Que Coma Don Manuel y por contumacia en su propio blog, bautizado ‘Bilbao en Vivo’ y tratante, sobre todo, de conciertos en el Gran Bilbao, ese núcleo poblacional del que espera emigrar cuanto antes. Nunca ha hablado mucho. Hoy día, ni escucha. Hace años que ni lee. Pero de siempre lo que más le ha gustado es comer. Comer más que beber. Y también le agrada ir al cine porque piensa que ahí no hace nada y se está fresquito.
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