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Par de pitas de Bar Coffee & Tea Capuccino (foto: María Mora)
Par de pitas de Bar Coffee & Tea Capuccino (foto: María Mora)

Lo del sábado pasado tuvo mucha guasa, ciertamente. Quisimos reservar en Milagros (japo-mexicano), pero sólo nos daban para el último turno, a eso de las 23:30 horas. Muy tarde. Mejor cambiamos plan. Nos acordamos del Adriatik, un albanés la mar de apañado de Leioa, al que hacía mucho que no íbamos. Y tanto que hacía mucho… Cuando nos presentamos allí, el nombre seguía siendo el mismo, pero los ricos y baratos platos mediterráneos se habían convertido, como por arte de magia, en platos combinados, de esos que no tienen nombre, sino números. Gracias al cielo que llegamos pronto y nos dio tiempo a reaccionar, poniendo rumbo a Bilbao centro raudos y veloces. De camino, intentamos reservar en un nuevo restaurante griego, de nombre Algo Diferente, en el local donde, hasta no hace mucho, se encontraba el Lu’um. Pues estaba completo. ¿Quién dijo crisis?

Total que, como teníamos ganas de rollo étnico, acabamos yendo a lo seguro (por calidad, servicio y precio): Capuccino, el egipcio de la calle Gordoniz, junto a AlhóndigaBilbao (que no confunda el nombre; es egipcio, sí). Tuvimos suerte y, como aún no era muy tarde, pudimos cenar sentados en la terraza (esa que no tiene más de tres mesas) en lugar de en la barra. La barra, para ir dos, no está muy mal, pero para cuatro, como éramos el sábado, se hacía un poco incómodo. Lo dicho, en la terraza que acabamos, divinamente y sin lluvia (que amenazaba la muy traidora).

Hummus y queso especiado (foto: María Mora)
Hummus y queso especiado (foto: María Mora)

Como entrantes, el socorrido hummus y un queso especiado (queso crema, juraría que ese que tiene nombre de ciudad estadounidense, con pimentón, perejil y aceite). El queso no decía mucho, tendríamos que haberlo cambiado por la ensalada griega (sencilla, pero muy rica en anteriores ocasiones). El hummus, correcto, pero poco espeso para mi gusto. La verdad, y sin ánimo de presumir, me quedo con el que hace mi husband cuando se acuerda (lo que viene a ser dos veces al año, tolomás).

Y, como platos principales, tres pitas: pita del chef (con carne, queso, berenjena y calabacín), shawarma (con carne picada y queso) y pita de pollo con verduras. Como vienen ya cortadas en cuatro trozos, y éramos cuatro los comensales, no tuvimos que llegar a las manos para hacer el reparto. El único pero se lo pongo al shawarma, que estaba un tanto seco. Las otras dos pitas, geniales. En especial la de pollo, que no habíamos probado nunca hasta esa noche y nos encantó (tanto por sabor como por cantidad de relleno, más que considerable).

Postres árabes de Capuccino (foto: María Mora)
Postres árabes de Capuccino (foto: María Mora)

Sentados aún en la terraza, nos acercamos a la puerta de al lado, a la tetería La Canela, a por los postres (que es de la misma familia y la regenta el jefe, el encantador Amed). Casi siempre sucumbimos al helado egipcio, que es algo de otro planeta, la verdad. Sólo el helado bien merece acercarse hasta allí. Pero esta vez vimos una tarta de zanahoria con una pinta estupenda y tuvimos que pedirla; era cuestión de vida o muerte. La acompañamos de un té egipcio (en tetera bien chula y auténtica), un surtido de pastitas árabes y una tarta de chocolate. La tarta de chocolate, obviamente, muy egipcia pues no era, pero como el que se levanta a pedir acaba eligiendo lo que le da gana, aprovechando la soledad del momento, pues cayó una. Tampoco es que sea muy del país de los faraones la tarta de zanahoria pero, como tenía bien de canela, daba el pego. Muy rica, casi tanto como el helado que ese día no pedimos.

Todo lo anterior, más dos cervezas libanesas (Almaza pilsener beer), una caña con limón y un refresco de té, por el módico precio de 55 euros en total, a unos 14 por cabeza. Si no nos hubiéramos pasado con los postres, como hicimos (nos pudo la gula, básicamente), la cosa se hubiera quedado aun mejor. Si al buen precio, y a la calidad, sumamos la amabilidad de la familia de Amed, el Capuccino se convierte en un must (como dicen los modernos) de Bilbao centro.

(le encanta que sus sitios favoritos lo sigan siendo, pese al paso del tiempo, a María Mora)

Facebook de Bar Coffee & Tea Capuccino
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Gordoniz, 2; 48011 Bilbao (Bizkaia)

688 633 505 / 94 444 30 84
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La autora: MARÍA MORA

Soy María. Alicantina de nacimiento, baracaldesa de adopción y economista sin mucha vocación. Siempre he sido bastante glotona, la verdad, pero al buen comer y a los fogones me he aficionado en la veintena (esa que está casi terminando). Disfruto como una enana descubriendo sitios nuevos, casi tanto como pidiendo lo más raro que veo en una carta. No tengo blog propio, así que los Manueles me acogen cual cachorrillo sin hogar. Eso sí, tengo Facebook y Twitter (@mariamoramataix), por si queréis cotillear algo sobre mí.[/box]

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Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Director de Suite, el único foro gastronómico sin cocineros de este país.

igorcubillo.com