Boliña El Viejo (Gernika). Refugio de esencias gastronómicas
Estoy sentado aquí, que me pasen la tequila, el amor y triste vida no me importan ya a mí. Cantan César Rosas y David Hidalgo, escribo esto con la pistola y el corazón, leo ‘Distancia’, de la estadounidense Joyce Carol Oates (flamante Premio BBK Ja! BIlbao 2017), y me aflige contemplar el reflejo de Kathryn. En el espejo de la cómoda de un hotel de Las Vegas hay un rostro enrojecido y difuminado como si hubiera sido borrado en parte. Su boca se parece a la de un lucio, labios finos, inmovilizados en una mueca, horribles. La locura resuena en su sangre como diminutas burbujas carbónicas. Piensa: “Me han despojado de todo mi orgullo. Estoy desesperada, hundida. Soy una adicta. Pero lo puedo dejar”.
Entristezco, prácticamente me apiado de ella y pienso que, mientras L*** no descuelgue el dichoso teléfono, a esta mujer desesperada solo la revive el pistonudo menú del día de Boliña El Viejo, un local que aún se distingue por su iconografía deportiva y rural, sus parroquianos de no hay mus y órdago a mayor, y su comida honesta. Raciones generosas que llenan platos con escudo, y también pucheros y bandejas de inoxidable, para acreditar que estamos en Euskadi, donde siempre se ha comido con sabrosura y sin cortapisas, con el paladar satisfecho y la memoria en las comidas familiares de toda la vida. De toda nuestra vida. La paella de amama, la sopa de pescado de amatxu…
Lo emotivo colma la cuchara y se pincha sin dificultad, con las cuatro puntas del tenedor, en este austero refugio de nuestras esencias gastronómicas donde el referido menú cuesta poco más de 10€ y el camarero canta ensalada mixta, alubias, lengua, anchoas albardadas, escalope, tostada, flan, arroz con leche… Todo bueno. En mi última visita vacié la cazuela de sopa de pescado; asimismo, disfruté con esas anchoas rebozadas sin abrir (se arriman al aceite en ramilletes de dos o tres unidades), lo que brinda un punto de cochura óptimo; y puedo señalar que el arroz con leche es notable, opción fija a la hora del postre. El vino de mesa, tinto y vulgar, aunque se deje beber, es lo único abiertamente prescindible.
David de Jorge en Boliña El Viejo
Remarcan con orgullo en Boliña El Viejo que lo suyo es “cocina casera” y que sus especialidades son la cocina vasca, en general, y las alubias de Gernika y la merluza, en particular, así como otros pescados. El propio David de Jorge, que tiene el mismo morro fino que esos baserritarras que no se conforman con otra cosa que calidad y cantidad, ha ensalzado públicamente la excelencia de las cocineras guerniquesas al rememorar aquellos lunes (día de mercado en la localidad vizcaína) previos a la Guerra Civil en los cuales no faltaban a la cita los buenos guisos, los pollos asados “al reloj”, las angulas, los chipirones, las sordas o las perdices, la referida merluza (novia de los vascos, que diría aquel), las lubinas, el cordero ni el pato asados. “El vino era de Rioja o Burdeos, trasegado en vasos de tamaño superlativo y a sorbos copiosos”, señala salivando el mediático cocinero.
No es para menos. Pulcro y antañón, de techo alto, austeridad manifiesta y sobrada solera, uno sale de ahí reconfortado y con ganas de volver.
(Igor Cubillo)
Adolfo Urioste, 1, bajo; 48300 Gernika-Lumo (Bizkaia)
info@restaurantebolinaelviejo.com
94 625 10 15
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
Doy fe de todo cuanto se cuenta en este recuerdo gastronómico, salvo de los pasajes y paisajes literarios a los que no asistí!!😊