Pastelería Damasco (Logroño). Pone Siria en tu boca
Seguramente, uno de los regalos o detalles más socorridos y agradecidos cuando uno regresa a casa tanto de un largo viaje como de una fugaz excursión es una caja, a poder ser con lazada, bien surtida de aquellos dulces característicos del lugar visitado. “Característico” quiere decir que no vale volver con un donut, aunque lo firme Dabiz Muñoz o mis queridos Hermanos Torres. Dar con el producto adecuado podía acarrear alguna duda o dificultad antiguamente, pero hoy que todos llevamos un teléfono ‘inteligente’ en el bolso o el bolsillo la misión es pan comido. Y es que, a poco que tires de buscador, encontrarás páginas que van asignando a cada localidad su repostería típica.
Fijémonos, por ejemplo, en La Rioja: a Soto de Cameros le correspondería el mazapán de Soto; a Arnedo, fardelejos; y a Santo Domingo de la Calzada, ahorcaditos. Luego están los calagurris, y cuando he ido a Logroño siempre he procurado hacerme con un hojaldre de La Mariposa de Oro y con un ‘Sombra de higuera’ de dellaSera, la incomparable heladería de Angelines González y Fernando Sáenz, chef del frío. Pero la familia crece, y este artículo viene a señalar la incorporación de pastelería Damasco, precisamente por indicación del heladero prodigioso, a mi lista de favoritos en la capital riojana. Permítaseme la licencia golosa, pues es cierto que su oferta tiene bien poco de riojana. Más bien nada.
Damasco es un pequeño despacho de pastelería artesana árabe, de aspecto austero, desprovisto de cualquier lujo, ubicado en el barrio de San José, un poco alejado del concurrido centro, y puesto en marcha y atendido exclusivamente por el sirio Khalib y la tunecina Dorsaf. Y aquí radica precisamente su excepcionalidad, pues él abandonó su país y sus pertenencias huyendo de misiles, cohetes y fuego de mortero, dejó atrás el estruendo de la guerra y un negocio familiar que empleaba a más de un centenar de personas. Lo perdió todo e intenta rehacer su vida haciendo lo mismo que en su tierra natal: alegrar el paladar con baklavas, pastas, bocadillos de falafel, pan de pita, brik (especie de empanadilla frita), chamiya, harissa (sémola con pasta de sésamo y pistacho)…
25 capas en el baklava de Pastelería Damasco
El pastelero apenas habla y rehúye la cámara temeroso de ser identificado por vete a saber quién. Así, es Dorsaf quien atiende el mostrador y regala simpatía y pudor ante la grabadora. “Khalib prepara la masa (filo) hoy para hacer los baklavas mañana, la prepara de un día para otro, deja que descanse muy bien y llega a utilizar unas 25 hojas en cada pieza, una sobre otra. Se cocinan en el horno, durante 45 minutos, y echamos almíbar con frutos secos”, explica someramente una mujer que recaló en La Rioja para realizar un curso de lenguaje de signos.
Están realmente buenos los referidos baklavas, orgullo de Turquía aunque ella reivindica su origen sirio (“han salido de Alepo”), y los han preparado de pistacho, almendra, avellana, nuez, anacardo, cacahuete… El de pistacho es, de hecho, el producto más vendido de la tienda, aunque a mí siempre me han llamado la atención las delicias turcas (turkish deligh), exóticas gominolas que sorprenden a quien las contempla por primera vez (que no son pocos). ¿Adivinas de dónde son?
“Son de la tierra de mi marido, no son turcas. Se llaman delicias turcas, pero son de allí, de Siria. En Alemania tienen ya fábricas refugiados de su tierra”, señala Dorsaf reivindicando también el origen de estas singulares chuches a base de agua y maíz, ingredientes básicos a los que se añade pistacho, coco, pasas… Y los ma’amul los rellenan con dátiles “de Arabia, pues hay mucha diferencia con los del norte de África”.
Cous cous de Pastelería Damasco
En Damasco también puedes comprar nidos de pistacho o “pulseras de novia” con anacardo y pistacho. No obstante, la oferta no se limita al universo dulce. Repartidas en su escaso mobiliario encontrarás también frascos, cajas, latas y botellas con hojas de parra rellenas de arroz, baba ganouj (berenjena asada), makdús (berenjena rellena de nueces), frijoles, habas cocidas, hummus… También anuncia té y café sirios, y despachan platos de cous cous con verdura. ¿Qué es lo más vendido? Precisamente el cous cous.
Y mientras lo llevas a la boca con alegría en Siria paradójicamente reina, como diría Emilio Bobadilla, una paz de cementerio agreste. Es la guerra sin entrañas, hermana del incendio y de la peste.
facebook de Pastelería Damasco
Calle la Cigüeña, 59; 26004 Logroño (La Rioja)
+34 622 407 031
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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