Ibaiondo (Maruri-Jatabe). Popular, sencillo y satisfactorio
Qué poquito nos hace falta para disfrutar. Bastan el fruto de nuestras huertas, buen vino y un humilde y nunca suficientemente ponderado txitxarro tratado con el debido respeto y habilidad. Quedó ratificado recientemente en Ibaiondo, un restaurante popular de Maruri-Jatabe (Bizkaia maitea) capaz de dar de comer en sus cuatro comedores, sin despeinarse, a 450 personas por servicio. Mi visita fue uno de esos días en los que la gente llenó sus amplios aparcamientos, cogió el ticket pertinente y aguardó su turno para pedir desde un pollo asado con patatas fritas caseras (despachan toneladas), huevos, txistorra y morcilla de puerro, hasta puding de kabratxo, rabo en salsa, cabrito al horno o un pescado; que también manejan merluza, sus cogotes, bacalao, txipirones y rodaballo (¡hasta 70 despachan un fin de semana!) en una cocina tan amplia como aseada, bien dotada, organizada y convenientemente compartimentalizada. Sólo así es posible dejar satisfecho, por lo comido y lo pagado, a tanta gente.
Desde 1989 tiene sus puertas abiertas el establecimiento comandado ahora por Gabriel Eguskiza y su pareja, Esti Lasa, hija de los fundadores, Antonio Lasa y Pilar Imatz. Por mi experiencia, merecen la pena los infalibles pimientos verdes (4.80€) y esa generosa ensalada (15.40€) protagonizada por un pistonudo tomate del entorno guarnecido con cebolleta, mucho bonito casero en conserva y poco pimiento rojo, anchoa, patata y olivas; poco pero suficiente, para no limar protagonismo al notable tomate y al túnido. Las croquetas (5.20€), ni fu ni fa, elaboradas allí mismo por una máquina capaz de preparar 80 kilos a la hora, si la memoria no me falla. Y disfruté con el humilde y sabrosísimo txitxarro (10,40€), presentado sobre antañona y encantadora bandeja metálica, bañado en un unte con atractivo bixigarri (merced a vinagre de manzana y limón) y crocante, mas no seco, tras pasar por la plancha. Una preparación que apela a lo emocional, a nuestra memoria, a nuestras casas, a esa cocina sencilla y esos pescados de nuestro mar que van perdiendo presencia en bares y restaurantes.
“Al final siempre digo que hacemos comida sencilla. No tiene más misterio que comprar buen género, no engañar al cliente, llevar 30 años y currar mucho”, resume Gabriel para explicar su evidente éxito. E insiste en que «todo se hace al momento».
Atentos a la bodega, no muy extensa ni audaz, pero a precios más que tentadores. En nuestro caso, Predicador blanco (22,20€) y tinto (23,20€) y Amaren blanco (18,60€) que hubiéramos disfrutado (y consumido en mayor cantidad) con mejor cristalería. Me gustó Ibaiondo y procuraré volver a las faldas del monte Jata para comer y beber bien sin lujos ni chuminadas, por su parte, ni desmedidas pretensiones, por la mía.
Barrio Goieta, 26; 48112 Maruri-Jatabe (Bizkaia maitea)
+34 94 615 55 83
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
Comenta, que algo queda