Itxas-Bide (Getxo). Una sencilla casa de comidas con vistas al mar
Yo no llamé mi luz a la tiniebla oscura, gloria a mi pena, a mi dolor consuelo, provecho al daño y al infierno cielo. Por eso no exclamaré, como Lope de Vega, ¡qué ciego error! ¡Qué bárbara locura! Pero sí es cierto que durante años he andado desencaminado al citar únicamente Karola Etxea y Zabala (aka El Puerto) cuando alguien me preguntaba dónde comer en el Puerto Viejo de Algorta. Por desconocimiento, siempre he pasado por alto Itxas-Bide, y ahora me arrepiento un tanto de no haber reparado antes en ese privilegiado mirador sobre la bahía de El Abra, situado en una primera planta sobre la taberna de igual nombre, aunque se trata de dos negocios diferenciados y con distintas gerencias.
Resulta que ahí lleva cuatro décadas el restaurante hoy gobernado por el cocinero Joserra Blanca y la jefa de sala Estíbaliz Iturregi, satisfaciendo a cuantos buscan algo tan esencial como comer rico y sencillo, sin barroquismos ni grandes dispendios, y dando protagonismo absoluto al ingrediente principal, por humilde que sea. Porque en esta casa de comidas de mobiliario añejo, con el encanto inherente de un espacio que apenas ha variado su aspecto desde su apertura, puedes comer besugos, meros, gambas y rodaballos, pero también bonito con tomate, callos y morros en salsa vizcaína y huevos con jamón y patatas.
También pueden presumir de buena atención, con la misma sencillez y cercanía de sus preparaciones. Lo pude comprobar hace unos días, durante una comida que arrancó con pisto a la bilbaína (8€), una vez descartados sopa de pescado y consomé, las otras dos propuestas “de cuchareo”. Resultó más agradable de lo que adelantaba su sobrio aspecto, ligero y sápido, sin apenas tropiezos en la ingesta. Pasan por la sartén calabacín, cebolla, pimiento y el huevo aporta untuosidad a una preparación que se disfruta aunque llegue a la mesa sin picatostes ni otro elemento que procure consistencia y un contraste de textura.
Todo al momento en Itxas-Bide
No fallaron las anchoas albardadas (aka rebozadas), muy solicitadas por los asiduos a esta casa. “El secreto es hacer todo al momento: abrirlas, desespinarlas, pasarlas por harina ya limpitas y a la sartén”, indica Joserra, hijo de quienes inauguraron Itxas-Bide a mediados de los setenta, ella profesora de corte y confección y él trabajador de Astilleros Euskalduna. Y me sentí como en Falcon Crest (Muguruza Ardoak), la taberna de María Luisa Arregi, cuando llegaron los txitxarritos de bote, fritos también al momento, enharinados y con el suficiente tino para que conserven su jugosidad bajo la piel turrada. Manejan bien la sartén en una casa donde antiguamente también se freían salmonetes, cabritas y más capturas menudas de los pescadores del barrio, mismamente del Faneca o de Karin. Lamentablemente, ya no quedan arrantzales en el puerto viejo.
Diría que las sabrosas kokotxas de bacalao (22,50€) fueron un simple trámite si no fuera porque apuré a cucharadas la salsa verde levemente pilpileada. Y como pescado principal se nos ofreció ese jueves lubina, gallo para dos, txitxarro de ración, rape y merluza. Escogí besugo de Tarifa (30€/ración), media pieza abierta de cabeza a cola quellegó acompañada de patata aliñada con aceite y pimentón y resultó ciertamente extraordinaria, pues bajo la cobertura levemente crocante escondía una terneza fabulosa. Palabras mayores, una terminación propia de un templo de la plancha como El Bálamu (Llanes).
“Rock and roll, nos gusta que la plancha esté cañera para que queden esos tonos tostados en el exterior, como caramelizado, y por dentro la carne esté jugosita, sin terminar de hacer, para que repose unos minutos en el horno (a una temperatura de mantenimiento) antes de añadir el refrito. Logramos una salsa homogeneizada con aceite de oliva arbequina, que es más suavito, el fondo de fumé de pescado, vinagre, la guindillita y el ajito, todo en su proporción adecuada”, revela Blanca, quien elabora el referido fondo, “gelatina pura”, con espinas de gallo, espinas de rodaballo y más descartes que le reserva el pescatero.
Asimismo, el anfitrión asegura que su besugo preferido es ese voraz de Tarifa, el también llamado besugo de la pinta. “Cuando le metes el cuchillo se nota que está musculado. El de Azores no lo queremos y cuando nos traen besugo de aquí, del Cantábrico, a veces de Asturias, se nota que es un poquito más blandito”, apunta el cocinero.
Mínima transformación en Itxas-Bide
Por otra parte, el pan es prescindible y los postres no son ninguna maravilla. Por mi experiencia, no es el dulce el apartado más destacado de Itxas-Bide, pues la tarta de queso (6€), que se acompaña de helado de limón, es simplemente correcta y al arroz con leche (4,50€) le falló el permanecer en cámara hasta el último momento, lo que forzó que estuviera excesivamente frío. Ay, ¡qué bien hacen en Kofradia Itsas Etxea al no refrigerar el suyo en ningún momento!
La oferta de vinos incluye medio centenar de referencias y pone el acento en Rioja, pero yo escogí Almalarga (18,50€), godello de Ribeira Sacra, para brindar en este lugar idóneo para disfrutar de compañía y vistas al mar, frente al Sireno (aún recuerdo con media sonrisa su rocambolesco robo), mientras se come un buen pescado. “Es nuestro emblema. Buen producto, la mínima transformación posible y a la mesa. Las cosas recién hechas”, sentencian Estitxu y Joserrita.
(Igor Cubillo)
Facebook de restaurante Itxas-Gane
Muelle de Ereaga, 42; 48991 Getxo (Bizkaia maitea)
(+34) 94 491 05 89
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
Maravilloso maridaje de viandas y vistas»a la mar».Nos encanta esa mesa del ventanal que nos da de frente la imagen perpetua de el Sireno del puerto viejo.