Le Parc à Huîtres (Hendaye). Sobrio refugio ostrero
Hendaia. Hendaya. Hendaye. Tres nombres para la que ha sido y es puerta de la bella y soleada Francia desde la cornisa cantábrica. Quizá el mismo umbral que traspasó Don Luis Mejía para pasar allí unos meses, sin traer más intereses, ni avenirse a más empresas, que adorar a las francesas, y reñir con los franceses. Enclavada en la Bahía de Txingudi, bien cerca de refugios corsarios, la ciudad fronteriza presume en su escudo de pasado ballenero y, lejos de chauvinismos, opta por el entente con Euskadi. La ikurriña ondea en el balcón de su casa consistorial, junto a la bandera francesa y la europea; la señalética se expresa en francés y euskera; y los vecinos compiten por ver quién pinta más lauburus y palabras eusquéricas en sus fachadas: Eguzki Alde, Hor Dago, Bakean, Ezkurra, Nere Ametza, itzas Mendi, Txori-Toki, Amatto…
No obstante, aquí el paseante encuentra el habitual despliegue gastronómico del País Vasco francés, un territorio donde abundan los moules frites, las hamburguesas, los paninis, más sandwiches (así llaman aquí a los bocadillos), pizzas y ese relativo exotismo de tacos, blitts y ceviches. Claro, tampoco faltan las trattorias que apelan a no sé qué nonna, ni quien ha decidido comercializar sushi de tercera división y poke bowls, que también están o han estado de moda.
La cocina del océano de Le Parc à Huîtres
Visto así, no parece a priori complicado destacar en esa marea de cocina rápida, sin embargo son ciertamente pocos quienes logran despuntar a base de recetario, producto o alma. Una de esas contadas excepciones es Le Parc à Huîtres, pequeño y sobrio establecimiento que anuncia cocina del océano y, pese a la paupérrima oferta de vinos (sin entrar a hablar de esa cristalería del medievo), se ha ganado un hueco en el desván de nuestro aprecio con una batería de mariscos en la que nunca faltan ostras de distintos tamaños, procedencias, precios y calidades, crustáceos de Madagascar ni bulots, esos caracoles marinos grandes y puntiagudos que gustan de acompañar con mayonesa y allioli.
Para salir de allí sin apetito, sirven el acostumbrado pan de centeno con mantequilla. La carta fija incluye buey de mar, cigalas, mejillones, vieiras «según la tradición de Normandía» y sopa de pescado, además de salmón ahumado, foie gras y salchichón, y en ocasiones se suman fueras de carta como el bogavante bretón. Comes sobre una acera, cerca del Decathlon, junto a una carretera y una colección de barcos sacados del agua, pero cuecen con tino y la afluencia de público a sus escasas mesas, pequeñas y apretadas, desprovistas de tapete o mantel, garantiza la rotación del producto y, por tanto, su frescura. Hablando de marisco, de fruits de mer, pocos vectores habrá más importantes.
Guía Cuchillo: 🔪
5 Rue des Orangers; 64700 Hendaye (France)
+33 559 203 238
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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