Casa Raúl (Naves de Llanes). Las mejores patatas del Oriente Astur
Peregrinaríamos como romeros del camin (primitivu) de Santiago a Naves de Llanes sólo por las patatas del Casa Raúl. No sabemos cómo diantre las hacen, pero creo que nuestra querencia por ellas se ha convertido ya en una complicada adicción. Somos yonkis-patateros.
Al menos una vez al mes nostenemos que dejar caer por este bello pueblo que cuenta con casas singulares, con la Iglesia de Santa Ana, con el monasterio de San Antolín de Beón a tiro de piedra, con la playa de San Antolín, una de las más guapas (y tracioneras, como todas las guapas), con la sobrepublicitada playa de Gulpiyuri, y también con la típica Sidrería El Cabañón, de la que ya hemos hablado en otras dos ocasiones, así que ahora ya no toca.
Naves es un pueblo más que chulo y, si leen este post en el día de su publicación, estarán a tiempo de coger un automóvil, un avión o un patinete y llegar a tiempo a una de las dos macrofiestas que pagan los ricos del pueblo. En concreto, este día 26 de julio vendrá la famosa (sic) Merche a cantar en el prau delante de los acostumbrados cuatro mil paisanos. Que en un pueblo tan diminuto todos los años traigan a las fiestas locales a artistas del caché de la mencionada, o de Andy y Lucas, Chenoa, Julio José Iglesias y etcétera, es otra de las cosas que sólo pueden pasar en Asturias. Y eso es prestoso. No me digan que no.
Pero dejemos de dar rodeos y volvamos a Casa Raúl, que no tiene pérdida. Está en la plaza de pueblo, con una terraza que es una gloria, con un comedor pequeño pero chulo y con un espacio chill out (también llamado prau con unos barriles) de reciente inauguración. Tiene capacidad para 40 comensales en el comedor y 44 en la terraza.
En Casa Raúl puedes comer de tapas o con un poco más de fundamento, y de las dos maneras comerás más que bien y a buenos precios.
En cuanto a las tapas, son fantásticos los calamares, por las calidades del producto, el sutil rebozado el amplio sabor en boca, tiernos y gustosos. Por 9,20 euros, una ración generosa para compartir. Las ponen también con salsa americana y, pese a ser un fan declarado de las salsas, no he logrado convencer a mis acompañantes para pedirlas, les parece un poco sacrilegio.
Los amantes del queso asturiano, de los quesos más bien, pues esta es tierra de quesos, aquí tienen otros cuantos motivos para la cita. Los Cubillo Brothers in arms, por ejemplo, disfrutarían (son muy queserus) pidiéndose una tabla por 12’50, en la que están sabiamente representados algunos de los mejores ejemplares de la zona: Cabrales; Beyos; el simpar y picantoso ahumado de Pría; los cercanos, geográficamente hablando, de Porrúa o de Vidiago. Todos pueden ser pedidos de manera individual, si no queremos mezclar intensidades y sabores.
Y las croquetas… ¡Les cocretes! Listas para cualquier ocasión, cremosas, saporosas (desconozco si existe ese palabro; si no, me lo invento). Las hay de cabrales, pelotazo de queso en boca; de jamón; las tradicionales; y de tigres (no de bengala, sino de mejillón), diferentes y con el sabor a mar que llega desde la costa cercana. Las raciones en torno a los siete leuros, según especialidad.
Un plato diferente, pero original y divertido, son los champiñones rellenos cubiertos de crema de queso. Una imagen que, supongo, les parecerá igual de fálica que al que escribe; pero, bueno, paisanos, seguro que peores cosas se han metido en la boca.
Y, lo dicho, pueden comer cosas más elaboradas en el comedor, como el sencillo pollo al ajillo, la mezcla de pulpo y gambas al ajillo, un conejo guisado francamente bueno o el plato estrella, el solomillo troceado de vaques de la zona, de confianza, y que se deshace en boca.
Pero, volvemos al principio, somos del reducto terraza. Estar allí sentados, zen, con la seria camarera sirviéndonos culetes de sidra, es para nosotros, como dice la canción de Billy Joel, un State of Mind. Y si a eso se suman las que, para nosotros, son las mejores patatas fritas del Oriente Astur, para qué contar. Te las sirven, cosa para nosotros ciertamente incomprensible, con un cesto de pan, y puedes elegir la combinación de salsas: alioli, cabrales o bravas. Una maravilla, crujientes por fuera, suaves y en estado crema por dentro. No defraudan nunca.
Naves merece la pena, y Casa Raúl es un secreto que los iniciados guardan, hasta ahora. Así que les dejo, que me esperan unas patatas para comer y unos cuantos burros (de cuatro patas) para fotografiar. Puxa la ruralité!
Bar Sidrería Casa Raúl
Plaza Bolera – Naves 33594,
Llanes
Telf.: 985 40 73 04
Dicky del Hoyo
Periodista, multitarea, en red desde antes de Internet. Aunque es del mismo centro de Bilbao es un poco Zelig por los afectos y se mimetiza perfectamente con el paisaje y el paisanaje.
Ahora, desde su provisional base operativa de Turanzas recorre el Oriente Astur y descorcha centenares de botellas de sidra para las innumerables visitas.
Cree que a este mundo hemos venido para disfrutar y en eso se empeña. La gastronomía es sólo una excusa para pasarlo bien y dárselas de connosieur.
Por cierto es el detrás, en la foto.
Periodista, con especialización en nuevas tecnologías de la información, redes sociales, relaciones públicas, gabinetes de comunicación, Internet y vídeo.
Licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco. Postgrado en Mecanización de la Información promovido por la Unión Europea. Estudios de Filología Inglesa.
Formación en multimedia, diseño web y gestión de empresas.
Radio Euskadi: redactor de informativos y director del programa especializado en nuevas tecnologías «Frontera Azul», galardonado con el premio MTV.
Radio Nacional de España: director de «A primera hora». Corresponsal de las revistas del grupo editorial Heres.
Euskal Telebista: redactor del magazine cultural «Vasta con Uve». Responsable del departamento de Publicidad de la televisión local Tele Donosti.
Sección de Internet y Multimedia de grupo audiovisual vasco Desarrollo de proyectos: deusto.tv , sitio web de la Fundación Buesa y otros.
Asesor de prensa en cosas. ¿Qué cosas? ¿cosas de gobierno? Sí, Peter, cosas del gobierno.
Orgulloso miembro (con perdón) del club de remo Kaiku (cuando ganaba). Hago karate (Shotokan) y subo montes y montañas y cojo olas. In the mood for love.
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