La Viña de San Francisco (Bilbao). Una opción diferente en Bilbao la Vieja
Si entre semana me encuentro a mediodía en Bilbao la Vieja (donde tienen fama Mina, El Churrasco y El Perro Chico) y no me sobran la pasta ni el tiempo, no tengo duda: como en La Viña de San Francisco. Birdy ha cambiado los platos de sus tocadiscos por los de este local de atractiva decoración, acertada ambientación musical (larga vida al rock and roll) y una original oferta en la que no falta carta (fines de semana), variedad de pintxos y sandwiches, unas ancas de rana que tenemos muchas ganas de probar y el menú express. Esta última es su apuesta de diario, a la hora de comer, una propuesta sabrosa y célere consistente en un pequeño entrante fijo, un plato a escoger entre tres posibilidades (cuchara, tenedor y vegetariano), vino y postre. Todo por 8 euros.
Tsustas me dio el chivatazo y, como Birdy me cae muy bien, pese a ser yo parco en palabras, allí nos plantamos los dos la semana pasada. Sin reparos, pese a la fama de la calle en cuestión, pues se accede en un momentito subiendo por Marzana, desde la ría, a escasos metros de Bilborock. Entramos, saludamos al emprendedor, alabamos el buen gusto y la pulcritud de la decoración, nos pareció ver a DJ Nash en la cocina y nos dirigimos, a través de un pasillo flanqueado por imágenes de músicos y cantantes como Ce, la estilosa vocalista de Sweet Oblivion, a un pequeño comedor donde avistamos más fotografías roqueras, un vinilo de Fats Domino… Un marco acogedor.
El camarero, en chanclas y pantalón corto bajo el mandil («un detalle feo», observó mi acompañante), no tardó en cantarnos el menú express: lasaña de carne, revuelto de verduras y callos en salsa rosa. ¿En salsa rosa? No le de vueltas el apreciado lector, pues no se trataba de ninguna chapuza embadurnada con ketchup y mayonesa, sino de un plato hondo donde la casquería compartía espacio y salsa con panceta, txistorra y pimiento. El mismo mesero nos advirtió que igual estaba pelín soso y, para curarse en salud, dejó sobre la mesa un atractivo molinillo transparente con sal negra en escamas. Todo controlado.
Antes nos comimos la pequeña ensalada del día, un entrante invariable a base de cebolla, pimiento, tomate cherry, anchoa y un aderezo muy acertado donde sólo se resentían los dos trozos de pan tostado, ya exento de crujido. Y después el poste, también único; yogur casero con frutas, rico, refrescante y a buen seguro digestivo.
Tomamos un café y caímos en la cuenta de que, sin agobios, sin ningún tipo de atosigamiento, habíamos terminado en poco más de media hora. Una formula rápida y rica. ¿Pantagruélica? No, de hecho Tsustas confundió la ensalada con un aperitivo, y Bruno se hubiera quedado con hambre (aunque esta referencia no es válida, pues el cantante de Gramophone Man tiene el apetito de un semidiós), pero la cantidad es suficiente para recargar energías y la calidad la indicada para disfrutar del momento. Un valor seguro, una opción diferente en Bilbao la Vieja. Sin competencia.
( Igor Cubillo lo tiene claro en Bilbao la Vieja)
c/ San Francisco nº 17; 48003 Bilbao (Bizkaia)
+34 94 654 71 01
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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- Bar Restaurante La Viña (Bilbao). Como un príncipe « LO QUE COMA DON MANUEL - [...] los casos, no coincide con la protagonista de esta vivencia. Que si La Viña del Ensanche, que si La…
Fuimos ayer por probar y hay que decir que fue un acierto total: buena comida, música ambiente y servicio super agradables, y a muy buen precio.
Comimos un menú degustación por 28 €, con ensalada, hongos con foie, bacalao, carrilleras y postre.
Todo muy rico y bien de cantidad, aunque, por poner un pero, la ensalada y las carrilleras un poco dulzonas.
Los hongos y sobre todo el bacalao a la plancha muy muy buenos.
Y el cosechero nos pareció que estaba super bien.
Seguid así!
¡Viva la viña! Buen yantar, buen servicio, y mejor música. De verdad que no entiendo como los bilbainos pueden perder tiempo, salud y dinero en algunos establecimientos del casco viejo, por no or cruzar la ría, y acercarse, al en mi (nada humilde) opinión mejor establecimiento culinario que se ha abierto en los últimos años en esta zona del Botxo. Discrepo del comentario de un anterior «opinante» sobre el vino «Señorío de Hueda». Un vino joven, fácil de beber, de magnífico aroma, y en mej
Hemos estado en el BBK alojad@s cerca, nos lo recomendaron para comer algo rápido el primer día y ha sido parada «obligada» para nosotr@s durante los 4 días que hemos pasado en Bilbao para desayunar y luego empezar a picar de esos pintxos estupendos.
Trato estupendo de las 3 personas que trabajaban allí, música buena, y todo todo estaba rico!!!!
La Viña está genial. Servicio agradable, buena música, local estupendo para quedar .Puedes tomar café, generalmente bueno,regaliz….infusiones de todo tipo, estupendo.Incluso te puedes atrever a tomar un combinado, gin-tonic, cubatas, …
En lo de comer tengo mis reparos. Barra a rebosar de pintxos de nosesabequé, embadurnados de salsas variiopintas que generalmente te llevan directamente a pasear al lavabo.
Si pides menu o carta, idem eadem, idem.
El exceso de nata mata la imaginación….. y el estómago.
Espero que lo puedan corregir a tiempo. El local se lo merece y la clientela también.
ON EGIN!!!!!!
Enea
Buenos alimentos para el cuerpo y el espíritu ( la música claro esta).
Para las persona que como yo no consumimos leche, la posibilidad de un cafe con soja. En pocos lugares tienes esta opción.
El promotor de conciertos Luis ‘Muskerra’, el mejor programador de Bilbao (por ejemplo y sin ir más lejos: el jueves 12 de enero trae al Kafe Antzokia a The Answer y el 13 a John Doe + Slim Cessna’s Autor Club), tuvo a bien invitarme a una cenita el viernes 30 de diciembre en La Viña. Nos reunimos cinco comensales y zampamos un menú degustación de varios platos por 28 euros, IVA incluido. La única pega, el vino, Señorío de Hueda, un tosco cosechero de Fuenmayor que impregnó de color mis labios hasta el día siguiente. Los cinco soportamos el guirigay del pequeño comedor donde coincidieron dos despedidas o algo similar, a nadie le importó el mantel individual de papel ni las servilletas de ídem, tampoco se objetó que no nos cambiaran los cubiertos al menos en algunos servicios, y apenas dejamos nada sobre los platos de esto que a continuación evoco con criterio severo: 1º/ Aperitivo de la casa: setas gratinadas, grandes y ricas, colocadas en el centro; 2º/ Ensalada: dos cuencos dispuestos también en el centro, con mucho verde, un poco de piña y hongos, gruesas ruedas de tomate, y escaso brillo aunque lo acabamos todo; 3º/ Arroz negro con chipirones bajo un manto de crujientes que gustó mucho pues tenía su puntito; los dos platos también se colocaron en el centro; 4º/ Pescado a elegir: bacalao fresco a la plancha sobre leve pisto, un pescado formidable, en su punto, sabroso y delicado; o chipirones también a la plancha, de muy buena pinta y apreciados por su comensal, la única chica de la mesa; 5º/ Carne a elegir: como se acabó el confit de pato nos ofrecieron carrilleras con salsa al vino, correctas sin más y servidas en dos rosetones enormes -no pude acabarlas-, cochinillo asado que estaba superior, más magret de pato que ella calificó de rico, aunque se le quedó frío con tanta charla; 6º/ Postre: tostada ni caliente, ni esponjosa, ni tierna, un tanto insípida, con gracia al morder la parte del azúcar. Luego tres tomaron cafés a los que nos invitó la casa. Yo tengo ganas de volver un mediodía a La Viña para probar sus huevos rotos. O a cualquier hora para repetir las ancas de rana de su barra. Porque La Viña mola, ¿eh?
Estuvimos ayer cenando y la verdad es que nos sorprendió muchisimo….. que bien cenamos!!!!, trato amable y simpatico, buena comida y muy barato, un lujo, de verdad.