Pizzería Da Vinci (Vitoria). Barato, nada más
La primera vez que comimos el menú del día del Da Vinci fue fruto de la casualidad. Recorríamos la calle Manuel Iradier, en busca del restaurante vegetariano Museo del Órgano, y nos topamos en la acera con un cartel que anunciaba siete primeros, siete segundos, postre y bebidas (incluido el tinto Viña Atauri, con tapón de platico) por sólo 7,50 euros, IVA incluido. A escasos metros de la emblemática calle Dato. Un chollo.
¿Un chollo? Bueno, no tanto. Esa primera vez a Zuloko le encantaron los macarrones a la boloñesa (y la camarera), pero mi arroz con champiñones y nata estaba resoso y las manitas de cerdo, el verdadero anzuelo que mordimos, eran bien huesudas y escasas en carne y/o gelatina. En nuestra segunda visita nadie puso mal la lasaña, pero también es cierto que nadie terminó la cazuelita en cuestión. Las lentejas tenían buen sabor pero estaban demasiado secas, sin apenas caldo, y las espesas patatas a la riojana no tenían ninguna virtud destacable. En cuanto a los escalopines al vino blanco, diré que pusieron el acento en el diminutivo, que la presencia de la guarnición (lechuga y, los más afortunados, maíz dulce y tiras de pimiento rojo) era muy poco atractiva, que estaban algo secos y que destacaba un sabor agrio que atribuimos a un toque de limón en la salsa.
Por otra parte, los postres son corrientuchos. Algo de fruta (muy buena la piña, fue el juicio unánime), yogur, flan, un arroz con leche que nosotros comimos apelmazado, seco y con sabor cítrico… Y el servicio es leeeento, no puedes sentarte en sus mesas con la esperanza de terminar rápido y no perder tiempo en caso de tener prisa. En cuanto al local, es enorme, blanco y abovedado, con pequeñas cavas, bustos que quieren recordar a la antigua civilización romana y dibujos tipo carboncillo del ilustrador local Mintxo Cemillán; esto, y el hecho de que más de la mitad del local permanezca a esas horas vacío y con escasa iluminación, aporta cierto aire decadente. Con todo lo referido, me parece que el menú del Da Vinci no es ningún chollo, simplemente es barato. Y, ejem, ya sabemos que en ocasiones lo barato…
(Igor Cubillo)
web del restaurante
Manuel Iradier, 48; Vitoria-Gasteiz (Araba/Álava)
945 250 458
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
Estuvimos en navidades y muy bien, la ensalada estupenda y la pasta de sepia buenísima, que por cierto nos quedamos sorprendidos porque han ampliado bastante la carta en cuanto a pasta y pizzas. La atención de las camareras fue correcta y además teniendo en cuenta que no teníamos reserva y las camareras enseguida nos prepararon una mesa, por lo que sin duda volveremos. Han mejorado muchísimo desde que abrieron.
La comida buenisima, pero las camareras son lamentables, hemos estado mi marido y yo en navidades y ayer, 8 de enero, y lo mejor que podia hacer el jefe es cambiar de camareras porque no son nada profesionales, no te saca una sonrisa ni aunque le des propina, parece que esta amargada y se nota que no le gusta su trabajo, muy borde, y no me gusto nada… y aunque la comida este buenisima, tambien quieres que quien te la sirva te convenzca….
Jorge, me inquieta tu comentario. ¿cuál es el nombre de ese Italiano? ¿Es un lugar secreto o se puede saber?
El pasado fin de semana tuve la oportunidad de conocer un restaurante italiano abierto hace menos de un año en Vitoria. Llevaba tiempo queriendo ir puesto que me habían hablado muy bien del mismo y este tipo de restaurantes me gustan mucho, así que llegó la ocasión de conocerlo y la verdad es que salimos muy satisfechos.