Casa Pancho (Burgos). Popular y turística
Burgos es Capital Gastronómica de España 2013 y yo ya iba avisado con las notas del suplemento de viajes del ABC, que espigaba entre los bares y restoranes de Burgos. Pero, aún así, callejeando nos cruzamos de sorpresa con la rúa con más bares: San Lorenzo, pegada a la Plaza Mayor. Ahí está el clásico y popular Casa Pancho, el primer bar al que entramos en nuestra escapada castellana. ¡Casa Pancho fue mi primer bar burgalés en más de un cuarto de siglo! Snif, snif… El Lunes de Pascua fuimos a potear y a reservar mesa, y el martes a probar su menú del día por 12 euros. El lunes había muchos turistas y muchos vascos (joder, me persiguen), pues esta tasca es hito obligado de esas manadas de profanos que miran curiosos a sus paredes, carteles y tal.
El primer día entramos al Casa Pancho y tomamos esto: corto de cerveza (1 euro), un Ribera del Duero (1,50; Cillar de Silos joven, empezó ácido y creció), más sendas especialidades culinarias: croqueta de ibérico para La Txurri (1,40, le encantó, y es que estaba de cortar) y para mí la superespecialidad, un ‘cojonudo’ de chorizo, que es un choricito con huevo de codorniz (1 aurelio cuesta, y también hay ‘cojonudas’, con morcilla).
Ese día, Lunes de Pascua, ya se ha dicho, habían llenado el comedor y reservamos para el día después. Hay muchos camareros trabajando en Casa Pancho, local que dispone de un comedor abajo, que no recomiendo porque llega el ruido de la barra, y otro arriba más recogido. La pega es que el baño es único, el mismo para todos los clientes de bares y comedores. El lunes había un menú apetecible con cordero guisado, alubias, escalopines al roquefort, emperador y más. Pero acudimos el martes, que de primero había garbanzos, ensalada de pasta o lo nuestro. Yo, sopa castellana al estilo clásico, bastante líquida, o sea no muy espesa, caliente, sin huevo y con mucho (demasiado) chorizo; rica y genuina sopa, pero las he probado mil veces mejores. La Txurri escogió una ensalada a la que echó más vinagre, hasta que ardía la boca.
De segundo había chipirones en su tinta con arroz y ella pidió lomo a la riojana, que no estaba adobado, tenía poco sabor, y llegó acompañado por patatas y sepultado por una montonera de pimientos que parecía pisto grueso. Yo pedí conejo a la cazadora y de lejos olía que alimentaba esa ración generosa adornada con pimientos que no le añadían nada. Me tiré un largo tiempo chupando todo el conejo, o sea todos los huesos.
Comimos con una caña de cerveza para ella, que subieron desde la barra y que calificó de 10, y yo con el vino de la casa, Miguel Martín SL, de Valladolid, ácido pero bien para ese condumio. Antes de los postres pasaron el recogemigas por la mesa y, de la larga lista propuesta, a ella le apeteció yogur Kaiku bífidus y a mí cuajada Ovejero, fría pero rica. La probó Susana y espetó: «puaj, sabe a leche». Pues menos mal. Por todo esto, más un café con leche que ni fu ni fa, me cobraron en total 25,75, y hala, hasta la próxima Burgos. Que no pasen otros 25 años.
(le atraen las tascas del pueblo a Óscar Cubillo)
web de Casa Pancho
Calle de San Lorenzo, 13; 09003 Burgos
947 20 34 05
Otro más de los licenciados en Ciencias Económicas que pueblan la nómina colaboradora de esta web. Cuando le da por ser comunicativo, manifiesta que publicó el mejor fanzine de rockabilly de España (el Good Rockin’, allá por los 80) y la mejor revista de blues de la Europa Continental (llamada ‘ritmo y blues’, editada de 1995 al 2000). Actualmente junta letras por dinero en el periódico El Correo, por comida en El Diario Vasco, por ego en Lo Que Coma Don Manuel y por contumacia en su propio blog, bautizado ‘Bilbao en Vivo’ y tratante, sobre todo, de conciertos en el Gran Bilbao, ese núcleo poblacional del que espera emigrar cuanto antes. Nunca ha hablado mucho. Hoy día, ni escucha. Hace años que ni lee. Pero de siempre lo que más le ha gustado es comer. Comer más que beber. Y también le agrada ir al cine porque piensa que ahí no hace nada y se está fresquito.
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