Es curiosa la impresión que se puede extraer tras prestar un poco de atención al paso por Iparralde. Resulta que los vascos del norte parecen vivir con varios lustros de retraso respecto a sus vecinos del sur, inmersos en una constante exaltación de lo eskaldún, de sus símbolos y sus tradiciones. Quieren ser los más vascos del mundo mundial y, para demostrarlo, llenan sus fachadas de lauburus, cuentan con frontones como reclamos turísticos, programan exhibiciones de deporte rural y hacen suyo el llamado pastel vasco. Lo hacen suyo, sí, pues no en vano el origen de esa suerte de bizcocho relleno se ubica en la región de Lapurdi, pero curiosamente lo hacen, por norma general, mal. O peor que en Euskadi sur.

La mayoría se rellena con confitura de cereza, tiene un gusto a jarabe que homogeniza a todos, les deja desprovistos de singularidad, y cuenta con una masa tirando a mazacote, que podía ser de elaboración industrial. No obstante, basta pasar la frontera y arribar a Hondarribia para dar con todo lo contrario, con un pastel bien rico, en la pastelería Hawaii. Es consistente, pero no atiborra, está relleno de rica crema pastelera y la masa cuenta con un agradable punto terroso. Un pastel de grato aroma, textura atractiva y con sabores bien armonizados, con ninguno asaltando el paladar de modo desaforado.

Si tienen amigos presumidos al otro lado de la muga, en el País Vasco francés, compren algún gâteau basque en Hawaii y dejen a esos fanfarrones con tres palmos de narices. No podremos competir con sus croissants, no, pero este pastel vasco es caballo ganador, oigan.

(esto no es Hawai, que guai, canta Cuchillo)

ver ubicación

San Pedro, 62; 20280 Hondarribia (Gipuzkoa)

943 640 768

Pastel vasco de Hawaii, tostándose el sol en terraza de Hendaia (foto: Igor Cubillo)

[box type=»info»] Ojo, aunque en el escaparate expongan escudos del Athletic Club confeccionados con gominolas, no es oro todo lo que reluce en Hawaii, pues nos han decepcionado sus carísimas palmeras de chocolate, con hojaldre reblandecido, cacao rico pero para nada extraordinario, y un inexplicable marcado gusto a mantequilla. Un cúmulo de sensaciones por 2,06 euros. Un precio tan ridículo como los 2,78 euros que cobran por los pasteles. Por comentar.[/box]

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Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Director de Suite, el único foro gastronómico sin cocineros de este país.

igorcubillo.com