Aizian (Bilbao). Esta entrada no está patrocinada
Uno de los regalos molones que nos hicieron con motivo del casamiento, fue una jamada o cena en el Aizian. Encima dieron en el clavo con el sitio, ya que lo teníamos pendiente en la lista de to do’s culinarios tras varias intentonas que resultaron fallidas. Decidimos guardar el bono para alguna celebración o acontecimiento y, como hay algo que celebrar en estos momentos, pues dimos uso del mismo hace dos sábados. Si es que la fortuna es sabia y tuvieron que truncarse las anteriores intentonas para que la primera visita al Aizian haya sido ahora. Todo pasa por algo.
Este tipo de bono-regalo suele conllevar un menú ya cerrado, en función de la generosidad del que regala, obviamente. Y el nuestro pintaba muy muy bien. Paso a contar los detalles de la cena…
El primero de los entrantes fue un carpaccio de bacalao con mousse de ajoblanco y helado de tomate seco, el cual amablemente sustituyeron para mí por unos raviolis de cigala con sopa de hinojo y praliné de avellana. Del carpaccio, el consorte me dejó catar la mousse y el helado. Muy ricos ambos. Mis raviolis de cigala, geniales. Muy sabroso tanto el relleno como la sopita que lo acompañaba (qué poco se usa el hinojo y el juego que da, oye). La verdad, creo que salí ganando con el cambio. Suerte que tengo.
El segundo entrante fue el falso risotto de pulpo y patata con allioli de mejillones. La encantadora camarera nos sugirió probar el allioli al principio y, después, mezclarlo con el resto del plato. A mí, que no soy muy amiga del pulpo (es de esas cosas que me cansa comer), me pareció una maravilla. De gustar a todo el mundo y, además, ración más que hermosa para ser un entrante.
El siguiente plato fue foie en costra de pan ahumado a la plancha con gelée de cerezas, para el señor; y unas mollejas de cordero con jugo del susodicho, crema de oveja carranzana y patata, sal de aceituna negra y germinado de lentejas, para la señora. Toma ya.
Del foie, no puedo opinar, pero ya me hubiera gustado hincarle el diente… Las mollejas, para llorar de buenas. Ni sé ni me importa qué desagradable parte de la anatomía animal son. Mejor no saberlo a ciencia cierta y disfrutarlas sin hacerse muchas preguntas. La crema y juguito que les acompañaban, geniales. También aquí salí vencedora con el cambio. La verdad es que, comparando los dos platos, el foie quedaba poco vistoso.
Pasamos entonces a los platos principales. Primero, el pescado: rodaballo asado con toffe de cebolla morada de Zalla y patata asada. Ración, también en este caso, sorprendentemente generosa. Se ve que ya me he acostumbrado a que los menús largos consten de raciones pequeñas y encontrarme lo contrario en un restaurante de postín, pues me asombra… Como segundo punto a favor, decir que me parece estupendo que se le vuelva a poner una guarnición decente a los platos principales de los menúses. ¿Qué es esa moda de dejar la ración de pescado o carne más sola que la una en el plato, por mucho que sea black cod o carne de wagyu? Hombre por favor. Una cosa es innovar en la cocina todo lo que se quiera, pero la buena y sana costumbre de acompañar la proteína con algo de hidratos no hay que perderla.
Terminamos la parte salada del menú con un rabo de buey deshuesado con crema de cebolleta y verduras salteadas (espárragos verdes, en concreto). Se agradece que el cocinero facilite la labor de tenerte que pelear con el deshuese del rabo y te de el trabajo hecho. Muy rico, como cabía esperar.
Como colofón, una degustación de repostería de lo más completita: tarta de queso azul, helado de jengibre, mousse de arroz con leche y torrija caramelizada. Me dejé la torrija para el final, al ser uno de mis postres fetiche, pero la verdad es que la tarta de queso azul del amigo Josemi se ha colado en mi Top 5 de postres favoritos.
Acompañamos la comilona con un Cune Reserva Aizian 2008 y agüita. Dado que yo no iba a colaborar en ventilarnos el vino, les sugerimos que nos cambiaran la botella grande por una pequeña. La respuesta que nos dieron, no la esperábamos: nos la ponían entera y nos llevábamos para casa lo que sobrara. Detallazo, sí señor. Nunca me habían ofrecido llevarme las sobras de ningún sitio.
Y por poner algún pero (que la verdad es que releyendo parece que este post ha sido patrocinado), comentar que quizá las salsas de los platos, en general, pecaban de ser un poco demasiado espesas, contundentes. Pero vamos, por poner la nota discordante.
Como anécdota de la velada: lo mucho que sufrí viendo a mi vecino de mesa (guiri) destrozar un plataco de jamón ibérico, quitándole la grasa con cuchillo y tenedor… Le tendrían que haber echado del restaurante. Por delincuente.
Donde cenan dos, de momento, cenan tres.
A Lía (que coma bien, diosito…).
La autora: MARÍA MORA
Soy María. Alicantina de nacimiento, baracaldesa de adopción y economista sin mucha vocación. Siempre he sido bastante glotona, la verdad, pero al buen comer y a los fogones me he aficionado en la veintena (esa que está casi terminando). Disfruto como una enana descubriendo sitios nuevos, casi tanto como pidiendo lo más raro que veo en una carta. No tengo blog propio, así que los Manueles me acogen cual cachorrillo sin hogar. Eso sí, tengo Facebook y Twitter (@mariamoramataix), por si queréis cotillear algo sobre mí.
Soy María. Alicantina de nacimiento, baracaldesa de adopción y economista sin mucha vocación. Siempre he sido bastante glotona, la verdad, pero al buen comer y a los fogones me he aficionado en la veintena (esa que está casi terminando). Disfruto como una enana descubriendo sitios nuevos, casi tanto como pidiendo lo más raro que veo en una carta. No tengo blog propio, así que los Manueles me acogen cual cachorrillo sin hogar. Eso sí, tengo Facebook y Twitter, por si queréis cotillear algo sobre mí.
Para mi el mejor restautante de Bilbao. Soy un incondicional de la cocina de Josemi Olazabalaga y su equipo.
María estoy contigo, me encanta! Sienpre que podemos nos damos un caprichin 🙂 calidad precio de lo mejorcito y el personal es de lo mas amable.
Sin lugar a dudas es uno de los mejores restaurantes de Bilbo. Y si a la cocina le añadimos el entorno aún más arriba subiría en el listón.
Cuando en un restaurante nos hacen disfrutar así, que parezca lo que sea, habrá que oontar la realidad y esa es la que es.
Yo sé perfectamente que no has hecho más que relatar, estupendamente, eso sí, la experiencia vivida.
Un saludo y a seguir descubriendo lugares con encanto.
Hola María
De parte del equipo de Aizian queremos darte las gracias por tus palabras y por contar tu experiencia. Nos alegra mucho saber que habéis disfrutado con nuestra cocina.
Eskerrik asko.
Restaurante Aizian
Gure Sukalkintza Cocina Vasca en Bizkaia
Volveremos pronto!! demasiado hemos tardado en ir… imperdonable.
Gracias a vosotros por todo.
Menudo hambre que me ha entrado! Yo salí encantadisima también de Aizian, y al igual que a ti, me sorprendieron (gratamente) las raciones contundentes. En cuanto a lo de la botella, a mi me pasó lo mismo en Ur-Gatza, otro que sabes que tenemos pendiente para ir juntas eh?? (txoko tuitero, de esta no os libráis jajaja)
Un besazo para los dos y medio! 😉
ur gatza ya!!!! pa la próxima Carol!!!
me encanto Aizian…volveremos para el bautizo (civil) 😉
see you tomorow…
El Ur-Gatza no me gustó nada…ni la atención (horrorosa), ni la comida (no me acuerdo de ni un solo plato), ni el vino recomendado, ni el precio, ni el café…
Sigue siendo mi restaurante favorito of all times…nunca me ha fallado, junto con el Mina.