Mr. Marvelous (Bilbao). No hace honor al nombre
He meditado escribir o no las siguientes lineas. Me ha pasado lo mismo que a los dibujos animados, cuando se pelean moralmente con el angelito y el demonio. El angelito me decía que me lo guardara para mí, que un mal día lo tiene cualquiera, que el local es de reciente apertura y que una mala experiencia hecha pública en la red podría ser un varapalo. Pero, pensándolo mejor, creo que es justo, tanto para los clientes como para el propio local, conocer aquellos aspectos que son mejorables y poner remedio lo antes posible. Digo.
Pero antes de entrar en detalles subjetivos, al César lo que es del César. El local es chulo a rabiar, lo mires por donde lo mires. Es amplio, moderno y está decorado con mucho gusto. En cuanto entras por la puerta, parece que un avión ultrasónico te acaba de teletransportar al Soho neoyorkino, lo menos. Además de con la decoración, me quedo con la cita de Joe E. Lewis que reza en la pared principal: «Me puse a dieta, juré que no volvería a beber y a comer en exceso, y en catorce días había perdido dos semanas«. ¡Amén! Lo voy a escribir en un postit y lo voy a pegar en mi nevera como leitmotiv.
En nuestra primera visita, hace unas semanas, además del bebercio correspondiente (a destacar, grifos de cerveza de la aragonesa Ámbar), catamos una tortilla de patatas que, verdaderamente, estaba buenísima. Y ración más que vistosa, oye. Desde aquel día, un nuevo must que añadir a la lista personal de tortillas en condiciones de Bilbao. Le echamos un ojo a la carta y decidimos acercarnos otro día a ver qué tal se cenaba en el famoso Marvelous, ese del que todo el mundo habla últimamente.
Y el día elegido fue el de mi cumpleaños, el de los veintitodos. El local estaba a rebosar (pese a ser festivo) de gente cool de todas las edades, estilos y colores tomando algo, que no cenando. Cenando, hasta casi las 22:00 horas, cuando llegaron más clientes, sólo estábamos nosotros. Como fue día de celebraciones y excesos previos, decidimos pedir un plato cada uno y un postre para compartir, nada más.
Como plan B, optamos por bacalao al pil pil (17) y carrilleras ibéricas con puré de patata (15). Esperamos un poco bastante, teniendo en cuenta que no había más clientes esperando para cenar que nosotros dos. Llegaron los platos y, con ellos, la decepción. Al lomo de bacalao (que era bastante hermoso de tamaño) le habían enseñado a duras penas el pil pil. Se notaba que era cocina de ensamblaje (lo que no critico para nada, pero hay que saberlo vestir y hacer que no sea tan obvio). Pero lo peor fue que el bacalao había soltado más agua que mi melena al salir de las piscinas de Barakaldo. Eso mismo, una piscina es lo que parecía el plato. Deduzco que el origen del problema fue que el bacalao se había metido al micro y se había añadido la salsa después.
Deberían haber cambiado de plato entre el primer paso y el segundo, cuanto menos, y así el agua se hubiera quedado en el primero. O el cocinero que terminó el plato, o el camarero que nos lo sirvió, tendrían que haber visto que ese plato no estaba para sacar a una mesa, creo yo. Denunciamos al camarero la situación y se llevó el bacalao, trayéndolo nuevamente, al rato, con menos agua y más salsa, pero helado. Esto sí que no lo denunciamos, ya que nos temíamos que volvieran a meter el plato al microwave y la situación volvería a sus orígenes acuosos. Lo dejamos así.
Mis carrilleras, pues tirando a sequitas. Y el puré de patata se limitaba a una cucharada de postre a la que le habían hecho el famoso caminito con la cuchara. En la foto parece mucho más de lo que era. También estaban templadas, la verdad. Eso sí, la salsa estaba correcta.
Visto lo visto, qué queréis que os diga, dejamos el postre para otra ocasión. Teníamos aún tarta de cumpleaños de Coolkies esperando en casa, y qué mejor postre que ése para terminar el cumple con buen sabor de boca.
Los dos platos y dos cervezas, 37€ en total. Antes de ir ya conocíamos los precios y nos parecieron correctos, pero tras la cena, nos pareció bastante atraco.
Como decía al principio, hasta las 22:00 horas fuimos los únicos clientes en el comedor. Para esa hora, llegó un grupo de cuatro personas. Nos dimos cuenta de que al ofrecer la carta a los clientes, no se les avisó de los platos no disponibles ese día, máxime cuando las opciones de que pidieran algo de lo que ya no quedaba en cocina eran bastante altas.
Quisimos pensar que, como era festivo, el jefe de cocina tenía la noche libre y los fallos habían sido obra de algún pinche con menos experiencia. Que tampoco hay que pensar mal siempre, hombre. Aunque, por si acaso no fue así, no lo preguntamos.
(le aguaron el cumpleaños feliz, a María Mora)
La autora: MARÍA MORA
Soy María. Alicantina de nacimiento, baracaldesa de adopción y economista sin mucha vocación. Siempre he sido bastante glotona, la verdad, pero al buen comer y a los fogones me he aficionado en la veintena (esa que está casi terminando). Disfruto como una enana descubriendo sitios nuevos, casi tanto como pidiendo lo más raro que veo en una carta. No tengo blog propio, así que los Manueles me acogen cual cachorrillo sin hogar. Eso sí, tengo Facebook y Twitter (@mariamoramataix), por si queréis cotillear algo sobre mí.
Soy María. Alicantina de nacimiento, baracaldesa de adopción y economista sin mucha vocación. Siempre he sido bastante glotona, la verdad, pero al buen comer y a los fogones me he aficionado en la veintena (esa que está casi terminando). Disfruto como una enana descubriendo sitios nuevos, casi tanto como pidiendo lo más raro que veo en una carta. No tengo blog propio, así que los Manueles me acogen cual cachorrillo sin hogar. Eso sí, tengo Facebook y Twitter, por si queréis cotillear algo sobre mí.
Respecto al comentario de María Mora, al día 24/02/2104 siguen sin alubias, sin revuelto de setas (supuestamente el plato estrella) y sin otras cosas. Los pescados siguen igual de aguados y el precio igual de excesivo para la calidad. sin más
La mejor tortilla de Bilbao. Esta muy chulo, ha subido el liston de la zona que era un poco carca.
«Nadie es perfecto»
Nosotros somos clientes habituales de Mr. Marvelous y seguidores de esta página, y consumidores habituales de la zona y la cocina es casera y está muy lejos de la cocina de microondas. El
horario es diurno y restringido por el Ayuntamiento de Bilbao, algo que nos explicaron en su día y que tienen publicado en el local. En nuestra opinión no es un local más de moda, la calidad es una máxima.
A nosotros, el viernes sobre las diez y media ya nos bajaron la persiana. Y sinceramente, el que mucho abarca, poco aprieta: si eres un bar, dedicate a ser un bar, y si quieres ser un restaurante, al menos asegurate de que los servicios mínimos estarán cubiertos.
Una pena!
B.
Pues toda una pena, con lo remono y berlinés que está el sitio y encima lo tenemos al lado. Lo del microoven nos ha llegado al alma!
Nos quedamos con el consejo sobre el pintxo de tortilla.
Qué razón tienes, se como de pena, pero claro no es un restaurante sino un bar y ni siquiera tienen pinchos a media tarde.
Una fantochada vamos.
Aunque eso sí, el local es bonito pero no tiene ningún misterio cuando estas acostumbrado a los locales de Bcn o Madrid.
Ya sabes que ir de muy moderno tiene el riesgo de quedarse anticuado rápido y es lo que presumo que le pasará a este local, que al principio es el boom pero acabará siendo un bar más de comida congelada precocinada.
Y encima, por líos de licencias y permisos, no les dejan abrir hasta más allá de las once de la noche…aviso a navegantes, por si reserváis tarde para cenar.