#Chef, una película delicatessen de El Jefe Favreau
Será casualidad, o no, pero hace justo un año en esta su WEG amiga hablábamos de cine y, más ‘cocretamente’, de un engendro gabacho llamado ‘El Chef, la receta de la felicidad‘. Entonces nos desilusionábamos con una película sin alma. Hoy salimos de la sala de cine con el sentimiento opuesto. No se puede decir que #Chef sea una obra maestra, pero tiene corazón, tiene oficio, tiene pasión y desborda amor por la gastronomía, por la vida y por el trabajo.
El amigo Jon Fravreau ha demostrado ser un director de cine de lo más solvente. Es conocido por haber adoptado una franquicia de Marvel, y haber hecho de Iron Man lo que es: el héroe de acción más cool del panorama.
En #Chef, Favreau, gran aficionado a la gastronomía (para comerla, sus kilos le delatan, y para ejecutarla, lo demuestra el desfile de comida apetitosa que prepara en la película) interpreta al jefe de cocina Carl Jasper. En una encrucijada del camino Jasper, que fue promesa pero ahora está encasillado, se ve obligado a dejar su trabajo tras un encontronazo con un famoso crítico gastrobloguero.
El (asshole) crítico gastrobloguero estrella
Es, probablemente, la escena cumbre de la película, así que no es conveniente destriparla. El Chef Jasper, tras ser despedido, busca, encuentra y tiene un enfrentamiento con el crítico que le ha destrozado la carrera. Un arrebato demoledor en el que la inmensa humanidad de Favreau le espeta al crítico lo que seguramente más de un restaurador ha querido decir a la cara a los que hacen(mos) críticas en sitios WEG similares a este.
Frente a una creación honesta, frente al esfuerzo diario en las cocinas, le cuenta Jasper, un crítico sólo tiene que pulsar una tecla para que un negocio cierre o una carrera se hunda.
No hablamos de gastroblogueros que se esfuerzan en poner en común con sus lectores lugares. Que se dejan su dinero en descubrir plazas de mérito, y lo hacen con conocimiento y empatía. Hablamos de tiparracos/as que no poseen una mínima cultura gastronómica (ni de la otra), que posiblemente no hayan pisado más de diez restaurantes en su vida, que además escriben con faltas de ortografía y destrozando la sintaxis, y que (además) tienen el valor de pontificar sobre carreras ajenas. Como dice el cabreado Jasper, para criticar un restaurante primero hay que saber algo de cocina. A estos tipos que TripAdvisor les acoja y les confunda. Es como si al divino Ludwig Van le criticara Justin Bieber o, peor, Pitbull.
Las redes sociales como oportunidad para la Gastronomía
Si la carrera del Chef Jasper se va por el fregadero por su enfrentamiento con un crítico, su resurgimiento, además de estar basado en un food-truck, se debe a las redes sociales. Su desconocimiento de twitter provoca que envíe un DM iracundo a un twitero famoso, pero en abierto , y eso le suma seguidores. Su pelea con el crítico asshole es grabada y se convierte en un vídeo viral. Pero cuando su hijo toma las riendas de sus cuentas en redes sociales como facebook, foursquare, vimeo o twitter, le da (y nos da) una lección sobre las enormes potencialidades que una buena gestión de tu reputación digital tiene en la buena marcha de un negocio de restauración.
Cuesta lo mismo hacerlo mal que bien
Hay gente a la que le daría igual comer pienso para perros que un filet Mignon. Para ellos la comida es sólo eso, alimento para el cuerpo. Gasolina para seguir tirando. Allá ellos. Para los que, además, creemos que la gastronomía es cultura y alimento para el espíritu, #Chef tiene una de las escenas más bellas que sobre el acto de cocinar hemos visto. Jasper le prepara a su hijo un sándwich para cenar, y lo hace con mimo y cuidando los tiempos y los ingredientes. Algo tan trivial como un sándwich mixto se convierte en algo que trasciende. Como le cuenta a su vástago, hacerlo excelso le ha supuesto el mismo esfuerzo que prepararlo de manera descuidada y el resultado no tiene nada de anodino.
En otra escena del film, cuando su hijo está a punto de despachar a un parroquiano un bocadillo que se ha quemado en plancha, Jasper lo retira y le da una lección sobre el respeto al cliente, el trabajo honesto y bien ejecutado.
Nos gusta esa filosofía, porque lo mismo que hay críticos que son (somos) unos verdaderos gilipollas ególatras, también hay restauradores pícaros a los que les importan una higa sus clientes y les meten, día sí, día no, gato por liebre.
Por cierto, aviso. Si os quedáis hasta los créditos y no hay ningún capullo que se levante y se ponga a hablar delante de vuestra butaca, podréis ver el making off de la escena del sandwich.
Robert, Sofía, Scarlett, Leguizamo, Dustin…
Para ser una película indie, #Chef tiene un plantel de actorazos que ya los quisiera un blockbuster. Leguizamo se sale como segundo jefe de cocina histriónico y lenguaraz. Sofía Vergara hace muy bien de si misma y con aparecer ya te alegra el día. Lo mismo que Scarlett Johansson (GODDESS!) que lo borda como jefa de sala elegante y canalla. Dustin Hoffman es el jefe capullo en el restaurante trasnochado y lo interpreta con su maniática quisquillosidad. Y, por fin, Robert Downey Jr.; sólo performa un breve papel de cinco minutos, pero se queda con la película. Es un fucking genius.
Road Trip musical
Si, además de gustarte la comida bien coreografiada, quieres hacer una ruta musical, paisajística y cultural, Fravreau te la ofrece en #Chef. Desde Miami y su comida y su Son cubano, pasando por Nueva Orleans y el sonido criollo y la comida Cajún,
haciendo parada en Texas y su música tex-mex y los asados de res. La película es un viaje de iniciación cultural y sentimental que, al estilo de La Odisea, nadie quiere que acabe.
Los bocadillos cubanos, la receta de El Jefe
Se sale del cine con ganas de comer, de jincar y de querer, pero sobre todo se sale con ganas de comer un bocadillo cubano como los que se preparan en la furgoneta-restaurante. Así que, hasta que hagáis una visita a Cuba o a Miami, o a Tampa, os dejamos la receta.
El bocadillo cubano marca “El Jefe” lleva como ingredientes carne de cerdo asado, jamón, pepinillos, una barra de pan tipo chapata, mostaza de Dijón, queso en lonchas tipo Gouda o similar, y mantequilla.
Se filetean los pepinillos, se lonchea el cerdo asado y se corta el jamón en tiras.
Se abre el pan y se unta su interior con una fina capa de mostaza. Se añaden los pepinillos, el cerdo asado, el jamón, el queso y se cierra.
Luego se unta la parte exterior del bocata con mantequilla y se pone a la plancha, como dice Favreau, hasta que el pan tome un delicioso tono dorado y tenga burbujitas por el calor. Cuando el queso del interior esté fundido, se saca de la plancha, se parte en dos mitades y se sirve para ser comido.
Buen provecho, mi hermano/a.
Coda:
Ve a las salas de cine, come, ama y vive. Fíate de tu criterio y que no te lo cuenten. Pero antes fórjate un criterio y síguelo.
El patriarca de esta cosa. Considera que el acto de comer es uno de los placeres más enormes que nos ha procurado la existencia. Y a eso se aplica. Y a contarlo.
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