Azurmendi (Larrabetzu). Una experiencia sorprendente y deliciosa
Hay ocasiones que merecen grandes celebraciones. Mucha gente disfruta con macro fiestas, champán, o regalos caros. Yo lo tenía muy fácil. Mi homenajeado era un amante del buen comer y, para honrarle en un cumpleaños muy especial, decidí llevarle al templo gourmet que siempre había querido conocer. Y para allá que nos fuimos.
Todo empieza como las películas de miedo. Carretera sinuosa y portón enorme incluido, aunque en este caso no chirriaba al abrirse. De repente, la historia cambia y se convierte en cuento. De hadas, además. Con un jardín encantado donde comienza nuestra aventura.
En Azurmendi todo es una experiencia. Te reciben uno a uno; cada mesa de modo personalizado. Comenzamos con un picnic improvisado, cestita incluida, con aperitivos, para hacer hambre. Y ahí empieza la puja. A ver qué es cada cosa. Porque ellos explicártelo te lo explican, pero el ambiente y los nervios por disfrutar hacen que se te olvide nada más escucharlo. Entonces, te metes esos pequeños trocitos de cielo en la boca. Y estallan cuando los muerdes. Y ya sabes que estás jugando en otra división.
Después viene el jefe de sala y te conduce a la cocina. Puede que para mucha gente esto no tenga mucho interés, pero en el caso que nos ocupa la visita fue la parte más emocionante de la noche. Abrimos la puerta y entramos en esa NASA que es la cocina de Azurmendi. Con un arbolito del que colgaban unos pimientos de Gernika ya fritos y con una mini botellita de vermú. De repente, un ejército de cocineros te saluda, liderado por Eneko Atxa. Ya estás dentro.
Accedes al salón. Ambiente moderno e impoluto. Atención extrema a cada movimiento, a cada necesidad. La sumiller viene a atendernos y nos pregunta si hemos elegido el vino. Después de haber visitado unos pocos restaurantes de los conocidos por sus estrellas regordetas, valoro mucho la delicadeza con la que sucedió todo este terrible proceso de elección del vino. Por supuesto que las sugerencias son siempre extraordinarias, pero es cierto que algunos vinos que te ofrecen en otros lugares no sólo son excesivamente caros, comparados con su calidad, sino que en ocasiones sobrepasan el precio del propio menú. Entiendo que es la desventaja de este tipo de sitios, pero sí que me genera bastante desazón ver cómo un vino que en situaciones normales cuesta 19 euros, por el mero hecho de ser descorchado en territorio Michelin, eleva su precio a la enésima potencia. Así que la sugerencia basada en nuestra inicial elección (bueno, basada en la categoría y el precio, aunque no te lo haga ver) es un detalle para aquellos que, aún disfrutando del vino, no queremos hipotecarnos para pagarlo.
El resto de la cena fue un desfile de platos que no sabría muy bien definir. Sorprendente, delicioso, con algún pequeño susto que mucho depende del gusto personal. No me atrevo a ir dando mi opinión sobre cada plato. Primero, porque puedo tirarme diez días escribiendo, dada la variedad de platos y, después, porque dependerá de tu gusto personal; y, sobre todo, de la impresión que te cause probar por primera vez cada propuesta. No quiero quitaros ese momento. A mí me pareció una experiencia sólo comparable a la que sentimos en Les Prés d´Eugénie, de Michel Guérard, o en Martín Berasategui.
A los muy curiosos podría contaros el menú. No sé qué ganaríais con ello, pero podría hacerlo. Aunque lo que de verdad os recomiendo es esto; un día que tengáis que celebrar algo, algo realmente importante, como lo fue este cumpleaños, coged el teléfono y reservad una mesa en Azurmendi. Sentaos y respirad profundo. Si elegís cenar, no comáis ese mediodía, eso sí, porque nosotros cometimos ese error y para el quinto plato ya estábamos sufriendo para acabar. Y vivirlo. Porque hay comidas que no son sólo eso, hay comidas que son experiencias vitales y, como tales, las tienes que vivir tú mismo.
Ah, se me olvidaba. Un pequeño detalle. Eneko Atxa, al menos en apariencia, es el cocinero menos endiosado que haya podido conocer. Me encanta ver que todavía hay alguno que no lo está, que no quiere ser estrella como las que distinguen sus locales. La forma de agradecernos nuestra visita me pareció adorable y siempre la recordaré.
El precio, pues bueno, qué os voy a decir. Eso también es lo malo de estos sitios. Pero un vuelo a Madrid cuesta lo mismo, y yo prefiero bajar en coche.
(Jarvisey)
Corredor del Txorierri, salida nº 25; Larrabetzu / Lezama (Bizkaia)
34 94 455 88 66
Jarvisey pretendía mantener el secreto, pero nos hemos hecho con el menú que le sorprendió y fascinó esa noche en Azurmendi, un tres estrellas señalado como el gran Restaurante Sostenible por la revista Restaurant y su lista The World’s 50 Best Restaurants, donde ocupa el lugar 26º. Ahí es na’.
Es el siguiente, no le digáis nada…
Menú Erroak
* Aperitivos en el jardín
Pan y jamón
CaipiriTxa
Anchoa sazonada en casa
* Menú
Avellana, cacahuete, almendra y hoja de setas
Huevo de nuestras gallinas, cocinado a la inversa y trufado
Tartaleta de tomate, queso y albahaca
Bogavante asado y descascarillado sobre aceite de hierbas y meloso de cebollino
Habas con su propio pesto y rabo estofado
Royal de pato “a la naranja” y aroma de azahar
Salmonete y tapenade a mi manera
Presa de cerdo ibérico asada y aromatizada a la brasa con tubérculos y eneldo
Fresas y rosas
Huevo y lácteos; helado de leche de caserío, toffee de mantequilla, “huevos caseros” piel de leche y gelée yogurt
Petit fours
148,50 euros, bebidas no incluidas
Periodista de carrera, que no tanto de profesión, aunque sí de afición. Con el corazón partido por medio Europa, de manera caótica y descompensada. Defensora de causas perdidas, amante de los animales, soñadora empedernida y gastrónoma frustrada. Mis tardes de lluvia y manta las paso acompañada de buen cine. Obsesiones confesables: Allen, Kubrick, Ophüls, Catalina de Rusia, Bowie, Brel y Escandinavia. Inconfesables; el cine y la música de los 80, Truffaut, Gardel y los documentales de guerra. Absténganse aficionados a encuentros deportivos varios, cine de palomitas y hit parades. Soy esa rara avis que siempre cae mal en las primeras conversaciones. Qué le vamos a hacer.
Periodista de carrera, que no tanto de profesión, aunque sí de afición. Con el corazón partido por medio Europa, de manera caótica y descompensada. Defensora de causas perdidas, amante de los animales, soñadora empedernida y gastrónoma frustrada. Mis tardes de lluvia y manta las paso acompañada de buen cine. Obsesiones confesables: Allen, Kubrick, Ophüls, Catalina de Rusia, Bowie, Brel y Escandinavia. Inconfesables; el cine y la música de los 80, Truffaut, Gardel y los documentales de guerra. Absténganse aficionados a encuentros deportivos varios, cine de palomitas y hit parades. Soy esa rara avis que siempre cae mal en las primeras conversaciones. Qué le vamos a hacer.
El vino rondó los 36 euros. Una recomendación. Nosotros elegimos un Marqués de Riscal, pero cambiamos por la recomendación de la sumiller. He de decir que después nos arrepentimos del cambio. Aunque siempre está bien probar cosas nuevas.
¿Qué vino y qué precio? ¿Con IVA? ¿El menú que se reproduce en este post vale 148 por comensal? ¿Con o sin IVA? Me da la sensación de que no me lo voy a poder permitir, ni siquiera en un cumple…
Estimado, en LQCDM procuramos dar la mayor transparencia y publicidad a los precios. Así, el precio del menú es 148,50 euros, impuestos incluidos. Por persona.
En lo referente al vino degustado, no puedo ayudarle. Esa información sólo la conoce la autora del texto.
Un saludo.
El vino rondó los 36 euros. Una recomendación. Nosotros elegimos un Marqués de Riscal, pero cambiamos por la recomendación de la sumiller. He de decir que después nos arrepentimos del cambio. Aunque siempre está bien probar cosas nuevas.