Marqués de Terán. Innovar desde Rioja
La Rioja huele a vino. La comunidad autónoma encastrada entre Euskadi, Navarra, Aragón y Castilla y León, cuenta desde 1925 con la Denominación de Origen más antigua de España. Es más, desde 1991 sus caldos están amparados por la primera D.O. Calificada del país. Pero lo cierto es que está sembrada de viñedos desde hace más de 2.000 años. Lo acreditan restos arqueológicos de lagares y bodegas datados en la época de dominación romana. Así, la elaboración del vino y su consumo es consustancial al riojano. Pero, ¿cómo es el tinto de La Rioja?
Los rioja son vinos clásicos, entregados a la variedad tempranillo, vinculados a la maceración carbónica, fáciles de beber y envejecen con gusto a la madera que les dio abrigo durante el periodo de crianza. Eso pontifica el estereotipo, pero el tiempo pasa, los gustos y los hábitos de consumo evolucionan, y los avances técnicos y tecnológicos permiten romper barreras y prejuicios, y saltarse el academicismo. Ya hay riojas diferentes, fruto de la misma tierra, el mismo viento, el mismo agua, el mismo sol.
Y, pese a disfrutar como nadie con Imperial de CVNE, uno de los principales adalides de esa revolución es Manuel García Ortega, gerente de Marqués de Terán, bodega que entierra sus instalaciones, literalmente, en un cerro de Ollauri. Allí está excavada su vanguardista infraestructura, diseñada por Javier Arizcuren, y allí pone en marcha iniciativas como la fermentación en frío (criomaceración, con participación de nieve carbónica y camisas de refrigeración), recurre a pistones para el pissage de la uva y se sirve de la geotermia para generar primaveras artificiales que favorezcan la fermentación de sus vinos. Todo con un fin: hacer modernos, riojas no muy clásicos, aun con un 95% de tempranillo. Loable.
Tradición y evolución se dan la mano en una firma cuyo gerente, no obstante, tiene una máxima: «Uva buena, vino bueno». Por eso se preocupa en cosechar a mano, y exclusivamente en cajas de 17-20 kilogramos, el 100% de la producción. Además, el pago de la uva se realiza por objetivos de calidad, ya no por nivel de alcohol, y en su manipulación se utilizan cintas; allí no hay bombas, pues el 80% de su superficie está enterrada para aprovechar al máximo la gravedad en la recepción y transporte de la fruta.
Así, con cuidado y cierto atrevimiento, producen vinos como Ollamendi, un humilde crianza, 100% tempranillo, que nació como respuesta a una necesidad del mercado, que demanda crianzas de buena calidad para poteo, bien hechos y a precio razonable. No son las uvas top de la bodega, éstas se reservan para productos como Marqués de Terán Selección Especial, Medalla de Oro y el Premio Regional al Mejor Rioja de más de 15 libras en el concurso internacional Decanter World Wine Awards. No es ni siquiera crianza, pues sólo pasa seis meses en barricas nuevas de roble francés, pero es todo un vinazo.
Bajo la marca Marqués de Terán tienen otro crianza; un reserva que duerme 18 meses en roble americano; y un reserva «Edición Limitada» que es, realmente, un gran reserva elegante que pasa 24 meses en barrica y se comercializa firmado por el enólogo José Marauri. Y Versum es el caldo que se vende con la leyenda «El origen de la energía se encuentra en el origen de la tierra». La frase luce en su etiqueta y recuerda que fue la primera bodega del mundo en recurrir a la geotermia para generar vinos de calidad, con el consiguiente ahorro (80%) en emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. Por qué recurrir a kilovatios y kilovatios de electricidad, de pago, si a 100 metros de profundidad se obtiene agua a 18º-20º.
El resultado es satisfactorio y permite a Manuel y José Azpilicueta (nietos de Félix Azpilicueta, fundador de AGE), y al resto de inversores de la bodega, presumir de acometer «una elaboración pionera en el mundo del vino y respetuosa con el medioambiente». Seguro que Marqués de Terán continúa apostando por la investigación, el desarrollo y la innovación. Seguirá luchando por distinguirse. «Aportas valor añadido o no vendes una botella», sentencia Manuel García.
(a Igor Cubillo no le gusta el vino, al vino le gusta Igor)
web de Bodega Marqués de Terán
Hace ahora ocho años, en noviembre de 2006, se inauguró la bodega Regalía de Ollauri, que desde hace unos meses se llama Marqués de Terán. Como sus vinos, para evitar confusiones y facilitar la identificación de marca comercial y casa. La misma bodega, el mismo espíritu, la misma gerencia, cuya actividad se plasma en cifras como las 500.000 botellas vendidas en 2012. O ese 20% de la producción destinado a la exportación.
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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