El Microscopi 2013. El vino que quiere curar
Mira que tenía que estar malo el primer vino, fruto de un descuido en plena Edad de Piedra, y aún así se bebió todo. No quedó ni gota (¡hip!). El txakoli de mi tío, como el de la mayoría de los baserritarras, era más agrio que ácido, o al revés, y lo bebíamos más por contentarle que por goce. Con gaseosa, claro. Para claro, el claro con gas que trasegaba por hectolitros mi cuadrilla, en los kinitos. Entraba fácil, el condenao, achispaba y terminábamos cantando Tequila, esa de voy en un barco y todo se mueve. No han faltado venenos manifiestos servidos, incluso en refectorios de postín, por ahorrarse un euro (el hostelero) en el caldo. O sea, que vamos sobrados de vino malo y no tenemos excusa para pasar por alto El Microscopi 2013; porque seguramente esté bien bueno, en absoluto malo (no se malinterprete la introducción), y porque su creación y comercialización obedecen a un fin benéfico. Así es, sus beneficios irán destinados, al 100%, a la adquisición de un microscopio para el Instituto Oncológico del Hospital Universitario Vall d’Hebrón de Barcelona.
La idea la tuvo Irene Alemany, enóloga y propietaria de bodegas Sot Lefriec, quien recientemente superó un cáncer de mama y pensó de qué modo podía agradecérselo al equipo médico que la atendió. Podía haberle regalado un jamón e irse a casa tan contenta, tras comer un par de lonchitas, pero detectó una necesidad en el Instituto (el referido microscopio), se lió la manta a la cabeza y decidió hacer este caldo nacido para curar, como señalan sus impulsores. Para impulsar el avance en la investigación y tratamiento de la enfermedad.
Voilà. Han pasado los meses y El Microscopi 2013 ya está a disposición de quien quiera adquirirlo. Por darse el gusto y por colaborar con la causa. El resultado es un tinto de terroir, procedente de viticultura sostenible, elaborado con las variedades merlot, carinyena y cabernet sauvignon. ¿Su PVP? Alrededor de 8 euros. Y es que ser solidario no consiste en dar si te sobra, sino en compartir lo que tienes.
Alemany estudió Enología y Viticultura en Borgoña, donde trabajó durante 5 años antes de trasladarse y continuar su labor en Sonoma County, California. A la vuelta se estableció en Penedès y desde 1999 ha elaborado allí, junto a su marido, el bioquímico y enólogo Laurent Corrio, vinos como Sot Lefriec, Pas Curtei, Principia Mathematica, Cargol Treu Vi, Núvols y Despullat. Éste es su aval.
(Igor Cubillo)
Irene Alemany ha afrontado la creación de El Microscopi 2013 con la colaboración desinteresada de Monvínic, Vila Viniteca, la ilustradora Antònia Bonell, el estudio de diseño Pagà Disseny, los doctores Isidre Boguñá, Javier Cortés, Dalila Duarte, José Luis Lirio, Isabel Ruiz, José Pérez, Lluïsa Santacana y la agencia de comunicación Mahala / Wine &. Conste en acta.
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
Comenta, que algo queda