Grand McExtrem Bibo. Astucia, doblez y perfidia

Publicado por Igor Cubillo en Bizkaia, Destacado, Euskadi | 1 comentario

(+33 rating, 7 votes)
Cargando...
Sí que es majo Dani García. Vaya si lo es. Y tiene dos estrellas Michelin en su restaurante del hotel Puente Romano, en Marbella, eh. No es moco de pavo. Por eso volví a pisar un McDonald’s, años después, vistiendo gabardina, gafas de pasta sin cristales y barba postiza. Camuflado, vaya, no fuera a verme allí algún díscolo activista de la AMFGGGP (Asamblea de Majaras Foodies, Gourmands y Gastrónomos Guays del Paraguay). Y es que el cocinero malagueño dijo haber creado una hamburguesa excepcional para la multinacional yanqui, bandera de la comida basura; enroló en el plan de comunicación a colegas como Manel Fuentes y Arturo Vals; vi la campaña publicitaria; y piqué el anzuelo, no pude resistir la curiosidad, tenía que probar esa burger que quita el hipo. ¡Hip!

«Disfruta de una experiencia exclusiva en McDonald’s», anunciaban, con astucia, doblez y perfidia. Exquisito pan Pretzel, doble de carne 100% vacuno extremeño, lechuga Batavia navarra, cebolla crispy, queso toledano y una salsa especial creada por Dani. Apetecible, ¿verdad? Pues, lo dicho, acudí a su local en el Puerto Deportivo de Getxo, comí la Grand McExtrem Bibo «by Dani García» y la conclusión fue la que espera leer, apreciado lector: se trata de un engendro tan lamentable como el resto de los comercializados por Ronald McDonald.

¿El pan? Diferente, sí, pero aceitoso, grasiento. ¿La carne? Vean, la acostumbrada publicidad engañosa muestra dos buenas piezas, tan gruesas como la tapa superior del pan, pero a mí me sirvieron discos más finos y ciertamente resecos; la mojama es más jugosa. ¿La lechuga? Tan lacia como se aprecia en la fotografía tomada por mí. ¿El queso? Insustancial, tan anodino como la lechuga y la carne. ¿La cebolla? En mi pieza, casi inapreciable, concentrada en el centro del pan y nada crujiente. ¿La famosa salsa? No puedo juzgarla, pues a mi alrededor algunas manos se pringaban con ella, pero a mí no me tocó apenas nada. Casualidad.

Así que, sí, Dani es muy agradable y, además, buen cocinero, qué diantre. Por eso resulta doblemente lacerante su extraña aventura con McDonald’s. La simpatía puede ser tomada como un atenuante en los juicios periodísticos, pero no creo que le exima de ser recordado el resto de su carrera por este patinazo. Seguramente le ha resultado rentable a corto plazo, a nivel económico, pero pone en juego buena parte de su prestigio, porque quizá el tomate nitro con ceviche de caballa y polvo helado de tomate termine pasando desapercibido, pero por esta hamburguesa le van a recordar toda la vida. Más los que buscamos en sus creaciones aquello que proclama en la web de su reputado restaurante: «sobre una base de tradición, verter los sabores contrapuestos y singulares, agregar una cucharada de matices intensos, una pizca de talento y una ramita de innovación. Añadir a la mezcla texturas desconcertantes y espolvorear con ilusión».

Eso sí, no seamos integristas, por favor, pues a García no habrá que juzgarle como cocinero, exclusivamente, por esta colaboración. Igual que con Sergi Arola hay que pasar (un poco) por alto su vinculo con Lidl. Aunque yo no pediría la misma misericordia para McDonald’s, por aprovechar para proclamar a los cuatro vientos que con la Grand McExtrem Bibo abraza la alta cocina. Astucia. Doblez. Perfidia.

(Igor Cubillo)