Alfredo Egia | Vigneron. Petals on your path
La chica del columpio que aparece en la etiqueta de Rebel Rebel sonríe, sabe que a cada impulso sus pies se alejan más del suelo y el vértigo crece a la par que un inmenso sentimiento de paz interior y felicidad. No tiene miedo porque se sabe libre, conectada al medio y a su sueño personal.
Nada más llegar al encuentro con Alfredo Egia uno entiende que acepta una secuencia de declaraciones de principios; la primera, que el protagonismo corresponde a la viña (paraje Los Atravesados, en Balmaseda, Bizkaia) y no a la arquitectura. Probablemente, si un jardinero francés del S.XVII nos acompañase habría bajado a la villa en busca de ansiolíticos; sin embargo, se respira un equilibrio absoluto, todo tiene sentido y encaje. Vemos la parcela de 0,8 hectáreas desde la parte baja, donde Alfredo nos explica la viña plantada en 2006, algunas pautas de cultivo, sistemas de poda, criterios de agricultura biodinámica y después, desde la parte alta, apreciamos el desnivel, el perfil franco arenoso y la cayuela que dibuja el suelo, junto a algún ejemplar de la microbiota que lo habita.
Tras esta inmersión en viña, nos invita a pasar a su “oficina”, una mesita y varias sillas diferentes junto a la propia viña que me hacen girar la vista por si cerca está aparcada la roulotte de Django Reinhardt para pedirle que toque ‘Minor Swing’. Allí mismo, en el suelo, Alfredo enciende un fuego y comienza la magia; hablando de lo humano y lo divino, es decir de vino, mientras descorcha una botella de Rebel Rebel 2018 y la fauna local nos acompaña con sus cantos.
El vino elaborado con hondarrabi zerratia (petit courbú) e izkiriota txikia (petit manseng), fermentado en barrica de roble francés y ánfora de gres, se expresa en sí como la segunda declaración de principios, determinando que es el siguiente eslabón de la cadena. Su carácter pleno, sápido, envolvente, con expresión de fruta madura de hueso y cítrico, final sutilmente herbáceo que marca una complejidad, sobre todo en boca, que lo hace crecer a cada minuto que pasa. ¡Qué rico!
El concepto vigneron
La pauta en la conversación de Alfredo me hace pensar en el concepto vigneron que escuchamos por estos lares en los últimos años, pero que no es un término nuevo, sino que nos acompaña desde el S.XII y, cómo no, siendo heredero de la cultura minifundista de algunas regiones de Francia. Esa conjunción entre viticultura (entendida desde una medida humana, en equilibrio con el entorno sin ocuparlo, interpretándolo y canalizando su biodiversidad) y vinicultura (entendida como la expresión de lo anterior convertida en vino, desde una filosofía intimista, no expansiva y dirigida más al disfrute que al éxito predeterminado). Quizá de ahí su implicación con la viña me suena más física y emocional que intelectual. Me gusta escuchar a Alfredo su vocación de hacer vinos únicos, con personalidad propia, vinos hechos para disfrutar, ser felices y que además te sienten bien al cuerpo. Quizá esta mirada intimista, de dentro hacia fuera y no al revés, esta mirada artística, me hace comprender mejor a qué se refería Lucca Gargano cuando impulsó el movimiento “Triple A” para redefinir de forma más amplia el término vigneron, al describirlo como Agricultor – Artesano – Artista.
No todo el tiempo pertenece a la palabra, también el silencio y la escucha reivindican su espacio. Esto ocurre mientras Alfredo descorcha la siguiente añada de Rebel Rebel, 2019. Expectantes y fieles al rito, también sonreímos como la chica de la etiqueta. Apreciamos el sentido de la añada, el sentido del reposo en botella; un vino con una tensión diferente, pero la misma carga de complejidad y expresividad que el anterior, fresco, agradable y de matiz floral.
Sin darnos cuenta, la visita se alarga bastante más de lo previsto, señal de lo a gusto que estamos, y Alfredo nos propone catar antes de marchar una muestra de su experimento Vino Underground. ¡ Cómo son estos rockeros! Un divertimento basado en la observación de la evolución del vino en damajuana o garrafón (a gusto del consumidor) enterrado, buscando obtener una temperatura lo más constante posible. Uno de esos experimentos que llegará a una estación de destino indeterminado pero libre de prejuicio.
Quizá en breve dispongamos otro término para describir vigneron pero, como diría Manquiña, “Lo importante es el concepto”, y Alfredo sigue su camino. Petals on your path.
(Iñaki Suárez)
El sumiller Iñaki Suárez, cofundador de Epikuria, ha borrado sus largas patillas al dejar crecer la barba, pero poco más ha cambiado, pues continúa enamorado del vino y del jazz, atravesando sus senderos y procurando cruces entre ellos. Sabe tanto de la materia que es miembro del comité técnico de la U.A.E.S. (Unión de Asociaciones Españolas de Sumilleres) y del comité de cata de la denominación de origen Bizkaiko Txakolina. Le cuelgan la etiqueta de “técnico gastronómico” y ahora también puede presumir de colaborar con Lo que Coma don Manuel, esta weg.
En su perfil de Instagram no lo indica, pero también es copropietario y currela del bar restaurante Patxi Larrocha, en la capital de la galaxia.
Comenta, que algo queda