Muxgo, la cocina como reivindicación territorial
Yo no habré presenciado atacar naves en llamas más allá de Orión, ni rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser, pero sí he visto cosas que vosotros no creeríais. Y otras, claro, tan evidentes que no hay que convencer a nadie ya de su existencia. Entre estas últimas se encuentra el acelerón experimentado en Gran Canaria en materia culinaria; atrás quedan los lustros en que la bandera era esa cocina de hotel para cebar al turista más conformista, pues los jóvenes han dado un golpe en la mesa y han consolidado la candidatura de la isla a destino gastronómico. Y lo han hecho, eso sí, con delicadeza, cuidando las formas y teniendo bien presente que el futuro pasa por el respeto al pasado, por la reivindicación de un recetario y una despensa únicas. Y por dar pasos al frente, claro, algo en lo que se ha especializado Borja Marrero, cuerpo, mente y alma de Muxgo, uno de los principales protagonistas de esa revolución.
Fue en el arranque de 2022 cuando el chef, entonces conocido por su trabajo en Texeda, instaló su cocina de territorio en la azotea del hotel “sostenible” Catalina Plaza, lo que implicó trasladar a Las Palmas su destreza y su despensa, su filosofía y todo cuanto cosecha y cría en la Caldera de Tejeda. Y es que su propuesta cuenta como pilar maestro con el recurso recurrente a la pala de tunera, la cabra, la oveja, sus carnes, sus leches y quesos de elaboración propia. Son ingredientes fetiche de un profesional inquieto que cuenta con 300 cabezas de ganado y un huerto ecológico como respaldo de sueños en clave de reivindicación territorial, sostenibilidad y economía circular.
No obstante, más allá de utopías y certezas, hay que subrayar que nuestro protagonista es capaz de atrapar intensidades en porciones minúsculas, cada salsa tiene carácter y fundamento, y conquista con aquellos platos que requieren cuchara. Es el caso de la sopa de queso tibia ligada con bienmesabe, una delicia que me recuerda aquella conversación en la que insinuamos que el recetario español carece de preparaciones propias con queso, y que a fin de cuentas conecta especialmente con la intención de brindar “una experiencia real y honesta”.
Sucede igual cuando sirve potaje de berros o una relectura contemporánea del tradicional rancho canario; y es que acierta principalmente cuando sirve jugos y caldos soberbios, plenos de intensidad y estructura, que funcionarían por sí solos independientemente del acompañamiento. Y hasta tiene sentido la neutralidad de la sopa de hierbas silvestres, pues permite realzar la combinación de crema de queso, pera, tunera y millo.
Despiece de la oveja en Muxgo
La irrupción en el comedor de un trozo chamuscado de olivo rescatado del pavoroso incendio de Tejeda, y su utilización para aplicar un toque negruzco a la lubina Aquanaria (con salsa de alfalfa y heno cítrica), nos recuerda que el show debe continuar. Otros pescados se visten de fiesta con mojo de tunera, velo de retama y fruta de temporada. Y resulta difícil negar el interés de pases como aquel que permite degustar sin barroquismo un despiece de la oveja, espectacular visual y gustativamente, que regala texturas y sabores genuinos de elegante rusticidad o rústica elegancia.
Asimismo, el empeño en cerrar círculos empuja a Marrero a elaborar un brebaje espumoso con el suero sobrante en la elaboración de sus quesos y, cómo no, también merece aplauso el hecho de llevar al bóvido al terreno de los postres, a modo de tartar dulce y ahumado con pinocha. Esos postres “de cocinero” reflejan un esfuerzo en no caer en lo convencional que el comensal más curioso agradece y disfruta.
Imposible no afirmar, por tanto, que Borja ha crecido lo suyo en el último año y, previsiblemente, seguirá apretando tuercas y tornillos, aún dará mucho que hablar. Aunque no me extrañaría ver Muxgo en Tejeda (ya sabes, la cabra tira al monte), el actual rooftop se antoja un escenario adecuado para dar rienda suelta a un relato bien construido que no desentona en la capital, pues parte del sustrato de su tierra natal, el vínculo con la tradición es evidente, pero su interpretación del paisaje culinario, de su flora y su fauna marina y terrestre, es absolutamente audaz y contemporánea. ¿Se perderá en el tiempo, como lágrimas en la lluvia?
Luis Morote, 16; 35007 Las Palmas de Gran Canaria
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Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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