Ikea Bistro (Barakaldo). Un desastre irresistible
Si uno acude a Ikea sin víveres y se empeña en completar el recorrido que indican las flechas del suelo, lo normal es terminar sediento y hambriento. Por eso habrá que juzgar acertada la decisión de plantar un área de comida rápida y a precios irrisorios en la misma salida, frente a la línea de cajas. 50 céntimos un hot dog, 50 céntimos un cono de helado (de nata sola o con listones de fresa o chocolate), otro medio euro un vaso que puedes rellenar con café cuantas veces desees, un euro el vaso para beber tantos refrescos de sus grifos como quieras… Tentador, ¿verdad? Pues bien, todo eso y más (rollos de salmón, donuts de pega, muffins…) puedes llevarte al estómago en un espacio de piso pegajoso, con profusión de servilletas y otros despojos, y donde frecuentemente encuentras máquinas cerradas o estropeadas. Ante tamañas gangas, ¿quién se atreve a protestar? Además, a los críos les encanta acudir a los surtidores de ketchup y mostaza, ponerse ellos los helados y accionar los distintos grifos de bebida.
La semana pasada ‘cenamos’ allí por 6’50 euros. Cuatro personas. ¿Por cabeza? No, los cuatro. Eso nos cobraron por tres hot dogs sencillos, otro con cebolla y pepinillo, un vaso para refrescos, un botellín de agua, dos muffins de chocolate y otros tantos helados. Ahí es nada. Los refrescos son aguachinados, insustanciales, opten por cola, limón o naranja. ¿Han probado el de arándanos? Háganse un favor: no lo hagan. Los muffins son muy esponjosos, demasiado. ¿Y qué esperan de los perritos calientes? No se hagan falsas ilusiones; a mí, qué quieren que les diga, el mío me pareció ciertamente insípido, como llevarme un pedazo de plástico a la boca. Aun siendo mi elección el hot dog con cebolla frita y pepinillo (1 euro).
No nos hemos atrevido nunca con el rollito de salmón, una especie de fajita. Demasiado audaz. Y tambien nos ha faltado valor para llevarnos a los labios su caté, aunque, por si mantienen su fé en el ser humano, aún en tiempos de tamaña zozobra, les confesaré que el caballero de la mesa anexa, tan calvo que bien pudiera ser un curtido catador de la semilla del cafeto, lo tildó de “aguachirri”. En resumen: un desastre. Volveremos.
(cuchillo)
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
Viendo la foto que usted mismo supongo ha sacado me atrevo a decir que eran mas de las nueve de la noche. He de comentar que ikea barakaldo cierra a las diez de la noche y la gente que trabaja en el Bistro tiene que limpiar toda la porquería que todos nosotros ensuciamos allí (que no es poca), asi que es logico que encontrase parte de las maquinas cerradas, maquinas que tendran su proceso de limpieza.
Por otro lado, el salmón ahumado de ikea es el mejor salmón que yo he probado, con un sabor esquisito a salmón y no aquellos que nos venden en el supermercado habitual (que no saben a nada), y por ende el rollito de salmón es riquisimo (aunque creo que le sobra tanta lechuga).
Un saludo.
yo hasta que no repongan las albóndigas de caballo en la carta no vuelvo.
No te equivoques, Rmrls. Las albóndigas de Ikea no son de caballo, las hacen con la gente que no encuentra la salida… Que lo he leído…
si te gusta el salmón ahumado, la próxima vez atrévete con el rollito (está bueno!); el café no es el del scala de Ercilla, pero el precio tampoco,
yo no lo llamaria aguachirri. Creo que cada uno sabemos donde estamos, pero la relación calidad-precio es más que aceptable. Yo me he sentido mucho más engañada en el macdonal’s. Saludos