Casa Comerciante (Vilamor). Un contundente y sabroso canto a la sencillez

Ago 19, 13 Casa Comerciante (Vilamor). Un contundente y sabroso canto a la sencillez

Publicado por en Destacado, Galicia, Lugo

(+77 rating, 16 votes)Cargando... La nouvelle cuisine fue un paso impresionante para el universo culinario, una (r)evolución necesaria y agradecida que removió sus cimientos y sentó las bases de su evolución actual. No obstante, la perversa asunción y malinterpretación de sus líneas maestras, muchas veces desde el desconocimiento, el snobismo o el mero interés económico, llega a ser un insulto al comensal. No todo se reduce a miniaturizar preparaciones, como hacen algunos. Ni pintar el plato del menú del día con pinceladas de vinagre de Módena te convierte en un gran chef. Por eso me encanta dar con lugares como Casa Comerciante, que rezuman campechanía, austeridad, autenticidad. Uno, cuando va a la Galicia interior (pero interior interior), no espera encontrar un McDonald’s detrás de ese bosque de carballos. Ni locales de diseño. Ni esferificaciones. Lo realmente reconfortante es dar con un lugar como Casa Comerciante, un comedor de pueblo (sin ningún matiz despectivo) donde uno espera encontrarse con cazadores y lugareños, donde se guisa como en los viejos tiempos, y aquellos productos que es natural encontrar en pleno monte. Nosotros llegamos una noche, ya cerrada, y nos costó un poco dar con el comedor. Subimos hasta la segunda planta y volvimos a bajar a la primera. Abrimos dos o tres puertas y dimos, por fin, con el refectorio, donde dos grupos numerosos ya daban cuenta de la cena. En nuestra mesa esperaban buen pan, platos y grandes bandejas de inoxidable con entrantes fijos. Y consistentes. A saber: empanada de grelos, chorizo y panceta; ensalada de tomate, lechuga y cebolleta, bien alegre por acción del vinagre; y más bandejas con chorizo, salchichón y jamón. Un canto a la sencillez. Dimos cuenta de ello con agua y varias cervezas (Estrella Galicia y Mahou), que llevaban a la mesa en latas que uno mismo abría. La oscuridad envolvía la noche, el frescor nocturno achuchaba, la lluvia no cesaba… y todo ello hacía más atractivo el listado de platos principales. Había para escoger ternera guisada, estupendo pollo (de verdad) guisado,...

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Cafetería Praia Fluvial de San Clodio (Ribas de Sil). La sorpresa, la sopa de pescado

Abr 16, 13 Cafetería Praia Fluvial de San Clodio (Ribas de Sil). La sorpresa, la sopa de pescado

Publicado por en Galicia, Lugo

Yo volvería a Praia Fluvial de San Clodio, preguntaría por los atractivos y las posibilidades de la Ribeira Sacra, tomaría mi plato de sopa y seguiría mi camino tan tranquilo, con el estómago caliente.

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Casa Villaronta (Ribadeo). El mejor pulpo mundial no se llama Paul

Sé que estoy alimentando a un monstruo, pero no puedo evitar hacerlo. Cuando este post se publique y alquien ponga en su busqueda de google «el mejor pulpo del mundo», es muy posible que nuestras despiadadas y maquiavélicas técnicas SEO hagan que lo primero que se lea sea esta crítica. Y entraremos en un bucle. Querremos disfrutar de un pulpo a feira fantástico en lugar pequeño, de no más de 30 comensales, y encima pretenderemos que no haya que esperar colas kilométricas y armarse de paciencia. Y no hija,  no. Nueve de cada diez habitantes de Ribadeo y un asturiano de Castropol nos juraron que el mejor pulpo del mundo se sirve en Casa Villaronta. Y nos avisaron: tened paciencia, hay que esperar, mucho. Así que nos decidimos por el plan B y acudimos a cenar a las ocho de una tarde espectacular de un septiembre inusual (por el buen tiempo). Nuestro horario centroeuropeo se vio recompensado con la última mesa libre de la noche y desde una privilegiada ubicación pudimos contemplar el trasiego de bandejas de pulpo. [slideshow] Y, claro, pedimos pulpo en abundancia y no sabría decirles si el octopátido era el mejor, el amigo del mejor, o su cuñado, pero estaba en la liga de los grandes pulpos que han jugado a ese juego. Perfecto de carne, templado que no caliente, espartamente aliñado, de una manera minimalista, sabia, como diciendo «Señores, aquí se viene a comer pulpo y no a untarse el gaznate con pimentones». Los cachelos, que en otros establecimientos acompañan de serie al pulpo, aquí hay que pedirlos como extra y eso nos refuerza en nuestra impresión de que lo que cuenta es el pulpo y nada más que el pulpo. Y así, disfrutando, con una lágrima de emoción que desbordó nuestra mejilla y cayó en el cuenco de porcelana blanca en la que nos fue servido un Ribeiro de la casa que quitaba el sentido, fue pasando la noche. Estábamos en racha y pedimos también calamares, de los que...

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