Restaurante Kako (Astigarraga). Bien de salsas, y un poco de rentas

(+17 rating, 4 votes)Cargando... Tenía muchas ganas de ir a Kako, un restaurante inaugurado en 1968 que en su web se anuncia como exponente de la “cocina tradicional vasca de la más alta calidad”, y presume de “excelente servicio” y “atención personalizada”. Tantas ganas tenía, que cuando crucé por fin su umbral prescindí del menú del día, que esa jornada ofrecía por 25 euros dos platos a escoger entre garbanzos con hongos; sopa de pescado; ensalada mixtos; pudin de setas (hasta aquí, primeros); merluza rebozada; anchoas; tortilla de bacalao; y entrecot (estos cuatro últimos, a modo de segundos). No vaya a equivocarme y termine comiendo ensalada mixta y tortilla por más de 4.000 pesetas, pensé. Que me conozco. Por tanto, preferí sacrificar postre, crianza y café y, dado lo elevado del precio (algo habitual en Donostialdea), componerme una comanda a la carta por un coste similar. Así, aposté por pimientos rellenos de txipiron en su tinta (9€), a modo de arranque, y seguí con carrilleras de rape en salsa verde (13,5€). Todo regado con una botella de sidra Mina, del mismo Astigarraga, bien fresquita y ligera, nada pasada de amargor. Pero no nos anticipemos. Al llegar, un camarero de aire nada ceremonioso, más bien acelerado y de atención poco personalizada, me indicó que podía sentarme en una mesa cercana. Me atrevo a decir que el comedor, dividido en tres áreas y con paredes de piedra, resulta acogedor. Y lo afirmo pese a que yo me acomodé junto a un botellero, bajo un perchero y resguardado por la barricada que formaban dos barricas, sobre las que se depositaban paños y libro de reservas), y varias cubiteras (hasta 14 conté). Desde allí divisaba el montacargas y escuchaba los juramentos y chascarrillos de los camareros. Comentarios técnicos: “A ese flan le falta una bola de helado de queso”. Y juicios de valor: “Por muy bien que des de comer, si el servicio es tan pésimo como el que tenemos…”. La luz era tenue, lo que dificultaba la...
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