El infame sandwich de bonito y pimiento de Bocadis
El martes pasado fui de visita a Lakua, a la sede del Gobierno Vasco, donde trabaja un buen amigo. Un amigo, al menos. Y, como me recordó a una de las tortillas «especiales» que despachan en el New Inn Urrestarazu, a la hora de comer tuve la desafortunada ocurrencia de contentarme con un sándwich de «bonito y pimiento» elaborado por la empresa vizcaína Bocadis, y despachado en la correspondiente maquina expendedora automática.
Primer motivo de insatisfacción, y no es la primera vez que me pasa con esta casa: el atún sólo ocupaba 8 cm2 sobre una superficie total de 60. De 120, si tenemos en cuenta que el sandwich era de dos pisos. Una miseria, un ejercicio de racanería que la Administración debería tener en consideración a la hora de valorar los criterios subjetivos en el próximo proceso de contratación/adjudicación. Sugiero.
Segundo motivo: el poco atún está estratégicamente colocado al borde del pan, en el corte, para fomentar otro engaño, la falsa percepción de que el sándwich está a reventar. Cuando realmente está casi casi vacío.
Tercer motivo: no es bonito. Esa es otra… Le llaman de «Bonito y pimiento» y luego reconocen en el detalle de ingredientes que ese ‘bonito’ es realmente la suma de atún (95%), aceite vegetal (4%) y sal (1%). Un engaño, a mi humilde entender. Consentido por quien permite ese etiquetado, que esa es otra.
Cuarto motivo: el gusto. Es bien pringoso, sobrado de mayonesa, empalagoso, grasiento en boca… Espesa la saliva y deja la boca pastosa.
Quinto motivo: deja pringue y olor acre y/o agrio en las manos.
Sexto motivo de insatisfacción: para qué seguir enumerándolos…
Resultó un sandwich infame. Con productos así en nuestra dieta, nunca figuraremos entre los trabajadores mas productivos. Y eso que Bocadis tiene una línea «Gourmet» auspiciada por Fernando Canales y presume de certificado de calidad UNE-EN ISO 9001:2008. Anda que…
(Cuchillo)
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
Viendo las suculentas ventrescas que se muestran en el packaging del producto, http://tinyurl.com/ctpko2e y comparándolas con la foto del interior que muestras en este artículo, podría uno fácilmente pensar que se ha rebasado la línea roja que separa una inocente licencia poética de una estafa por publicidad engañosa pura y dura.
Por cierto, otra cosa: los blogs nacieron como cuadernos de bitácora para que el autor pudiese reflejar en él lo que quisiera. Hartita estoy de que se piense que en los blogs de moda solo se puede hablar de alta costura, cuando al común de los mortales (incluida una servidora) nos encanta pasearnos por el mundo inditex.
Y esto, llevado a los blogs de gastronomía, viene a ser lo mismo: pocos son los afortunados que pasaron por El Bulli, pocos los que pueden ir a Nerua, Arzak, Berasategui…o cualquier estrella michelin. Hay muchas más cosas más allá de eso, entre ellas los sandwiches de máquina, los cuales nos salvan el día a los currelas y estudiantes. Pero no por ello quiere decir que nos tengan que tomar el pelo con un bocadillo lleno de aire.
Los contenidos del blog, me parecen increíbles, desde artículos divertidos y anecdóticos como el que comento, a grandes restaurantes como cualquiera de los otros.
Un beso, seguiré siendo vuestra lectora y fan numero uno. (Por cierto I y T tienen ganas de conoceros!)
The Black City.
DON’T FEED THE TROLL. Me lo recomendaron unos buenos amigos. 😉
Por cierto, como casi-ingeniera que soy, comparto las áreas, y sino, tan sencillo como hacer una integral.
compartir un ordenador solo quiere decir que hemos usado el mismo, con la misma conexión, como dos amigos en un bar comentando el post, por ejemplo, y viendo como después de que se comento el primer articulo, se borro de inmediato, y hoy volvemos a leer y comentar, en el mismo bar, que nos gusta mucho, y seguimos pensando que sigues sumando el suelo y el techo de tu duplex, y no justificamos que se llame de otro modo a cosas distintas, de la misma manera que restaurantes de tu agrado llaman por ejemplo, no te lo tomes al pie de la letra, clara nebulizada con corazón de yema en jugo de oliva, a un huevo frito, y ya se que he usado palabras que no vienen el el diccionario de la real academia, porque existe otro forma de vivir mas sencilla en la que gente habla de forma coloquial dialoga en tabernas con wifi, y come sandwiches de ese tipo porque no puede permitirse pagar uno en la barra del bar todos los días, y gracias por leer los comentarios, nosotros seguimos de cháchara en el bar sumando los metros cuadrados de nuestros pisos, con bastante alegría por cierto
A ver, comparto algunas de tus opiniones. La referida a que hay otra forma de ver la vida, sin circunloquios ni tanta retórica, por ejemplo. Pero considero que no escriben «Atún y pimiento» por puro interés, con ánimo de otorgar al producto más ‘categoría’; con intención de engañar, al fin y al cabo.
En cuanto a la estéril polémica de la superficie, quizá no se aprecia en la fotografía que es un sandwich de dos pisos (tres rebanadas). Cada uno de 60 centímetros cuadrados. Y sólo en una hay (poco) atún. De ahí que hable de 8 centímetros en una superficie total de 120. Creo que el tema está agotado.
Te agradezco el nuevo comentario. Y el tono del mismo.
Un saludo.
Dices que Le llaman de “Bonito y pimiento” y luego reconocen en el detalle de ingredientes que ese ‘bonito’ es realmente la suma de atún (95%), aceite vegetal (4%) y sal (1%).¿y no lo entiendes?, todo absolutamente todo lo envasado ademas del producto lleva otros ingredientes, que en total hacen un 100% , por lo tanto nunca en un bote de pimientos, bonito, sardinas, o lo que sea encontraras un 100% del producto porque si no no cabria en el porcentaje, y no puede existir un 120 % de algo, entre tu calculo de las superficies y los tantos por cientos, me da que las matemáticas no las dominas muy bien.
Estimado lector,
aunque haya cambiado de alias, permítame que continúe con la respuesta dada a “menosprotestarymas trabajar”, ya que ambos comentarios insisten en el mismo argumento y, de hecho, se han emitido prácticamente al tiempo y desde la misma IP, desde el mismo ordenador… Se podía haber ahorrado el esfuerzo de encontrar otro nombre pretendidamente original e hiriente.
Insisto, como le he adelantado, en que no ofende quien quiere, sino quien puede. Y dado que le veo también perdido en materia alimenticia, le señalo que mi protesta no se refiere a que la suma de porcentajes da 100 (no me subestime, por favor), si no a que no es lo mismo bonito que atún. Entiendo que es consciente de ello, además, pues optan por poner bonito en la etiqueta, cuando en realidad incorporan atún.
¿Qué es atún? Según el diccionario enciclopédico de Espasa, un “pez teleósteo de la familia escómbridos, de nombre científico thunnus thynnus”.
¿Qué es bonito? Según la misma fuente, un “pez teleósteo de la familia escómbridos, de nombre científico sarda sarda. Parecido al atún”. Y, como dicen Faemino y Cansado, “parecido no es lo mismo”.
No pierdan sus energías en justificar lo injustificable.
Un saludo. Y gracias, por supuesto, por su comentario.
me parece que no andas bien en matemáticas, no puedes decir que la superficie es de 120 cantando ambas caras del sándwich de los dos pisos, y luego solo contar una cara del atún la superficie es solo de la planta, o en tu casa ¿cuentas los metros cuadrados del suelo y del techo? ademas que es una maquina, si quieres un café bueno no vas a la maquina, te vas al bar por decir algo, y no se que pinta un gurmet sacando cosas de las maquinitas, esas están para picar no para comer y sabes lo que te vas a encontrar, por eso el precio es mas barato que si te lo hacen en un bar a tu gusto.
Estimado lector,
en primer lugar, me congratula que compartamos opinión en lo referente a la ínfima calidad de sus sándwiches. Haré caso a su sugerencia y, en próximas ocasiones, acudiré al bar; no obstante, no me prive de advertir al resto de mis compañeros, en particular, y a la comunidad virtual, en general, para que no caiga en la misma trampa que yo. Amigos, si queréis un producto “bueno”, no escojáis uno de estos sándwiches. Este señor respalda mi opinión y os recomienda, como yo, que busquéis cualquier otra alternativa.
En segundo lugar, recordarle que no ofende quien quiere, sino quien puede. “Me parece que no andas bien en matemáticas”, dice con espíritu dicharachero. Y no seré yo quien saque a colación mi historial académico. Ni el suyo. Es más, me ceñiré al curioso símil arquitectónico que propone con ánimo de resultar original; pues bien, si tengo un dúplex (que es lo más parecido a ese sándwich con tres medias rebanadas de pan; aunque sea un dúplex prácticamente vacío), calcularé la superficie total sumando la superficie de la primera planta y la de la segunda. Si resulta que la rebanada de pan completa es de 11×11 centímetros (121), y tenemos tres rebanadas (242) PERO partidas por la mitad, resulta que (¡tachán!) la superficie ‘rellenable’ es de 121 centímetros cuadrados.
Me parece a mí que aquí hay alguien al que tampoco se le da nada bien la distribución espacial. Y no miro a nadie…
No obstante, reitero mi agradecimiento por su humildad al reconocer la referida ínfima calidad del sándwich en cuestión.
Un cordial saludo.
Harás bien, Blacky. Es vergonzoso lo que algunos meten entre pan y pan… Ah, y gracias por el guiño en «Marimar cambia de look». Escribí un comentario a modo de agradecimiento, pero no hubo manera de pasar el filtro de Google y verlo publicado. ¡Cambiate a WordPress cuanto antes!
Aqui estamos I y yo en Sarriko city muriendonos de la risa con tu post. Estábamos valorando comer un sandwich de las máquinas de abajo, pero nos lo hemos pensado mejor, que creemos que son de Bocadis también. Así que por 6,50€ nos vamos a la cafetería a comer el menú del día! 🙂