Bar Irrintzi (Getxo). Los típicos pinchos clásicos de toda la vida
Me gusta ir al Irrintzi, el bar de pinchos clásico de la popular calle Arlamendi de Las Arenas. Son pinchos tan de siempre como cuando los pinchos se llamaban banderillas. Habría que recuperar la nomenclatura antigua, ¿no creen que es más cool? El Irrintzi se mantiene fiel a su decoración añeja tradicional: piedra, ladrillos, madera y una barra cuadrada llena de pinchos que mantienen la clientela fija y asombran a los visitantes. No es un bar para tirarse las horas, porque siempre hay mucha gente, eso que ahora se desahoga el interior con la terraza y que los fumadores evacúan el local para paliar su adicción al aire libre.
Al Irrintzi acuden parejas de novios y de abuelos, familias y cuadrillas de amigas… Bueno, de todo, pero preferentemente burgués. Yo, que no soy burgués aunque me gustaría, voy cuando tengo oportunidad y bebo verdejo, o caña, o Voll-Damm de botellín. Ahora me ha dado por el tinto: La Planta, crianza de Ribera del Duero, a 2,20 la copa, a gozada por sorbo. La Txurri bebe mosto (rojo, le entusiasma) o zurito. Y de los pinchos como los que me apetecen en el momento, pues nunca hay uno que se imponga sobre los demás. Y hablo en plural acerca de los pinchos porque en ocasiones repito. Así, a botepronto, puedo contar que en la generalmente bien surtida barra del Irrintzi las gildas son ricas, los langostinos infalibles (y sápidos, sí), las tortillas inapelables, los miniemparedados polipaladeables, las ensaladillas carismáticas, los tacos de bonito en aceite gordos, los bacalaos solicitaos y el jamón con tumaca un clásico. Se me ocurre sin pensar mucho, ¿eh?
Hagamos una selección aleatoria, pues el Irrintzi nunca falla, a menos que vayas una tarde (sobre todo las del lunes, pues los martes libran) y el pan de molde del ítem esté sequito. Imagine el lector al leer que les sirvo una bandeja de pinchos de este bar, pinchos basados en el producto y tan clásicos en su formato que años ha se servirían como banderillas:
1.- Pincho de pez espada ahumado. Mi antepenúltimo descubrimiento, que gocé con un verdejo. Todo perfectamente integrado. Rebanada de pan como base, patata cocida de blindaje, suculento pimiento del piquillo, sabrosa y tersa lámina de pez espada, y, rematando, una vinagreta de alta clase como cama de un langostino partido en dos mitades. Qué guay.
2.- Taco de bonito. En aceite en vez de escabeche, una ración generosa rodeada de mucha cebolla picada. El bonito es muy fino y sabroso, y lo suelo compartir con La Txurri, que me cede el esparraguito y se queda con la aceituna y apura el aceite untándolo hasta secarlo (¡y ella nunca unta!).
3.- Patata con foie. Hasta la competencia del cercano bar Ganeta de Romo reconoce que este pincho les queda muy bien, mejor que a ellos. Con vino fino o blanco va de muerte. Se trata de un conjunto a la vista demasiado homogéneo, con la rodaja de pan más las rodajas de patata superpuestas, pero su sabor trasciende de su aspecto. Lo malo es que la última vez que lo caté tenía muy poco foie, por un error en la elaboración, un fallo de la inspección. Aunque, esa última vez, La Txurri se lo pasó genial zampando las patatas tan fritas y tostadas que parecían chips chics.
4.- Salmón ahumado. Riquísimo. Recomiendo la combinación de base panadera, sobrecama salmonera, corona huevera y remate de langostino exquisito. Una combinación que he intentado repetir en casa pero no me sale igual a pesar de su presunta sencillez. En la barra suele haber un pincho parecido, de salmón con vinagreta, que recomiendo menos. Una noche, antes de cerrar el Irrintzi, me comí uno de salmón mustio, que llevaba horas ahí, con el pan ya gomoso y los colores tristones… ¡Y lo gocé! Qué salmón más bueno.
5.- Pastel de cabracho. Me la suele traer floja el pastel o pudin de cabracho, pero una mañana de domingo inapetente me invitaron, lo escogí por descarte, por no ser desagradecido, y disfruté una vez más del Irrintzi. Era así este pincho: la consabida base panadera, en el medio un rectángulo de grueso espesor de pastel casero y sápido empero su suavidad al paladar, y a modo de techumbre por delante un montoncito de mayonesa al dente que combinaba de maravilla; y por detrás otro montoncito de vinagreta inferior en la combinación. (Nótese que si el comensal agarra incorrectamente este pincho, la mayonesa le queda en la parte de detrás.)
6. Huevo y langostino. Clásico matutino dominical total. Un pedacito de vida feliz resumido en un bocado de huevo, langostino y mayonesa. Con un vermú te hace perder el sentido. Un domingo vino de Madrid mi cuñado El Cohete, lo probó y peroró: «El típico pincho de langostino de toda la vida. Pero en el Irrintzi es un valor seguro». Amén.
7.- Bacalaos. Los hay al pil-pil. Estos son taquitos que encantan al empático Pato, quien los devora con entendida fruición y comenta que están ricos, nada aceitosos y muy finos. El de pil-pil me gusta mucho más que el de bacalao con pimientos, menos glamuroso y un poco más sequito (dependiendo del día también, claro). Y hay otros pinchos de bacalao mejores que los platos de Portugal.
8.- Bacalao ahumado. El penúltimo pincho que he probado aquí. Hay muchos pinchos de bacalao, ya se ha dicho, y este consta de una base de pan que se moja de grasa, láminas de bacalao ahumado sabrosas, pimientos rojos infalibles y anchoa de la buena. La cosa marida. La banderilla motiva.
9.- Tortilla de patata. La de toda la vida. Rica y jugosa. Cuando sacan un plato, no tarda en agotarse. La he comido y he flipado a pesar de su consabido sabor. Alguna vez la he pillado con un registro quemado, quizá con la excusa de la modernidad, pero seguramente se les pasara en la sartén, ja, ja. «Nunca las hacemos con cebolla!», oí hace poco a la dueña informar a una clienta.
10. Bocadito de tortilla. Un bollito de pan, un compacto trozo de tortilla y el complemento de un pimiento verde (a veces jamón, que en mi opinión es menos óptima combinación). Un conjunto irreprochable, sabroso, tradicional, satisfaciente. Si se te cae un trozo de tortilla al morder, se llega a sufrir por la pérdida.
11.- Bocadito de bonito. El de bonito con mayonesa, atrapado por una chapata fácilmente masticable, es jugoso y alegra. También se ofrece en la misma barra un pintxo (se me ha escapado la tx en vez de la che) similar de bonito con alegría. Ñam-ñam. Éste hasta marida con cerveza.
13.- Pimiento relleno. Una suerte de bechamel de pimiento. Es de los favoritos de la clientela, pero yo no le acabo de pillar el punto, por diminuto y acroquetado.
13. Triángulos. Se ordenan en los platos diversos sandwichitos triangulares. Los hay verticales, exquisitos, de pan de molde jugoso, con un piso vegetal y otro piso de bonito con tomate. Los hay horizontales, con una planta de bonito, un tejado de huevo picado y un langostino supersápido a modo de veleta. También los hay más grandes, de media rebanada de pan de molde en triángulo vegetal con pan tostado, de toda la vida, sí.
14. Morcilla. No soy muy dado a comer pinchos de morcilla fuera de casa, porque yo la preparo muy bien y porque es un producto barato y poco elaborado para tomar fuera, un producto con mucho margen para los empresarios. Pero, comprometido con este post, probé un pincho de morcilla en el Irrintzi. Estaba frío, pero bueno, y era así: base de pan, rodaja de morcilla fría y frita, muy turrada por fuera y poco hecha por dentro (como debe ser), varios pimientos rojos de los buenos encima y el remate de un huevo frito de codorniz (que no sé si he dicho algún día que tienen contentina). El vino de La Planta maridaba de maravilla, por cierto.
15. Jamón con tumaca. Un clásico de este bar. Muy solicitado por gente mayor con dinero y buena pinta que lo frecuenta. La base la aporta una gruesa rebanada de pan rústico para que el fondo de miga absorba el aceite y demás, y el jamón es rico y del bueno. Mi esposa prefiere el jamón a secas, pero este pincho contentará a los habituados a tal combinación.
16. Gildas de anchoas o de boquerones. Muy ricas. Una explosión de sabores clásicos que alegran como siempre.
17. Boquerones sobre pisto. Buf, mi último descubrimiento. Cómo la goce. Una base de pan de molde frito pero rígido, un montón de pisto sabrosísimo y de remate dos boquerones sápidos, blancos y fornidos cruzados. Sí, una gozada.
Pues me paro aquí, pero podría seguir. Es mi bar favorito de pinchos de Las Arenas, aunque frecuento más El Ancla porque a La Txurri le encanta y se está más rato de modo cómodo. Ahora mismo quiero probar en el Irrintzi uno de berenjena que a veces vuela. Igual cuando lo pruebe me comento en mi propio post.
(consume pinchos desde que se llamaban banderillas, Óscar Cubillo)
Particular de Arlamendi; 48930 Getxo (Bizkaia)
94 464 33 72
Otro más de los licenciados en Ciencias Económicas que pueblan la nómina colaboradora de esta web. Cuando le da por ser comunicativo, manifiesta que publicó el mejor fanzine de rockabilly de España (el Good Rockin’, allá por los 80) y la mejor revista de blues de la Europa Continental (llamada ‘ritmo y blues’, editada de 1995 al 2000). Actualmente junta letras por dinero en el periódico El Correo, por comida en El Diario Vasco, por ego en Lo Que Coma Don Manuel y por contumacia en su propio blog, bautizado ‘Bilbao en Vivo’ y tratante, sobre todo, de conciertos en el Gran Bilbao, ese núcleo poblacional del que espera emigrar cuanto antes. Nunca ha hablado mucho. Hoy día, ni escucha. Hace años que ni lee. Pero de siempre lo que más le ha gustado es comer. Comer más que beber. Y también le agrada ir al cine porque piensa que ahí no hace nada y se está fresquito.
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Yo dejé de ir por lo incómodo que es tener al encargado mirándote todo el rato a ver cuantos pintxos coges o si te vas sin pagar. Seguro que más de uno lo hace, pero ese exceso de celo lo pagamos todos. Cuando has pasado treinta veces pierde su gracia, pero para el que no lo conozca es un lugar de paso obligado en la margen derecha.
Yo no sé si es el caso del Irrintzi, pero de forma general, echo de menos, que los pintxos estén medianamente resguardados a salvo de toses, estornudos,salivazos y demás inmundicias humanas. De hecho muchas veces no cojo porque ves que la gente está hablando y bebiendo literalmente encima de ellos.
Espectacular la barra de pintxos del irrintzi, aunque eso sí, muy normal por estas tierras de grandes comidas de bocado 🙂