Mueble bar: El Grifo, el vino que escupió el volcán
Canarias, ah, las islas afortunadas… Uno piensa en Canarias y ya se ve con el bañador puesto. La imaginación le traslada a Lanzarote y fantasea con la posibilidad de toparse allí con neumáticas británicas tostándose al sol, con menos ropa que en el jacuzzi de Jorge Lorenzo, mientras pasea entre cráteres y terrazas. Y sí, tal probabilidad existe, para qué negar la evidencia, pero no se hagan excesivas ilusiones, pues más fácil será que en los referidos huecos se topen con unas vides. Para muchos, algo igual de sorprendente.
Y es que la lava y la arena volcánica vertidas en las continuas erupciones de los volcanes de Timinfaya, entre 1730 y 1736, no lograron arruinar completamente el terreno. Los viticultores se las ingenian para ahoyar o apartar la arena volcánica y, mediante la técnica de acodar o margullir, introducen la planta sin porta-injerto en una zona limpia de filoxera. Un muro de piedra volcánica protege a la uva de los vientos alisios y un manto de ceniza volcánica, o picón, cubre el suelo volcánico fértil; allí se planta, se cuida y se cosecha, antes del milagro de la fermentación, y lo cierto es que se obtienen vinos interesantes.
Lo comprobamos recientemente en una presentación y cata organizada por El Grifo en La Roca, en Bilbao. Tuvimos ocasión de probar seis caldos de esa bodega, la más antigua de Canarias (desde 1775, presumen), cuyos responsables se abastecen de un viñedo familiar de 61,5 hectáreas, y también compran a casi 250 viticultores. Esto catamos: Malvasía Seco Colección 2012; Malvasía Seco Colección 2013; Malvasía Colección Fermentado en Barrica; tinto Listán Negro; tinto Ariana, que aúna listán negro y syrah, a partes iguales; y Canari.
Entre anacardos, patatas fritas y picos de pan, dos de esos vinos acogidos a la D.O. Lanzarote llamaron, sobre todo, nuestra atención: el fermentado en barrica, a base de malvasía volcánica madurada sobre sus lías; y el Canari, un vino dulce de malvasía vendimiada muy madura, o con ligera pasificación posterior, cuya fermentación se detuvo por adición de alcohol vínico. Ténganlo en cuenta si se topan ustedes con ellos. Merecen la pena. Cheers!
(Igor Cubillo)
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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