El Puente (Llanes). En el cogollo de la localidad – NEGOCIO CERRADO –
– NEGOCIO CLAUSURADO –
He de confesar una infidelidad. Hace poco pasamos varios agradables días en Llanes y, ejem, no comimos en la Parrilla JJ, el local al que adjudiqué en este blog el honor de servir el mejor menú del día de la localidad llanisca. No acudimos no porque estuviera cerrado, ni lleno, ni porque ofrecieran un condumio que no nos molara. Tampoco nos afectó que hubieran subido el precio de 10 a 11 lereles. No. Fui, fuimos infieles, porque preferimos probar el menú del remozado Aparthotel Bar Restaurante El Puente, negocio dotado de un par de bonitos cenadores que ya habíamos visto remodelar a lo largo del tiempo, de los meses, mientras escanciábamos sidras en la sidrería El Campanu, enclavada a la otra vera de la ría. A mi esposa le fascinan los cenadores.
Parece que les va bien a los rectores de El Puente. Entramos en su bar por primera vez un jueves, el día del pote-pincho en Llanes. El local estaba a rebosar, la parroquia era transversal y muy femenina (hum… le gusté a una, pero esa no fue la infidelidad), los camareros funcionaban con diligencia y gocé del privilegio de que me atendiera el encargado. Ese jueves yo me tomé un blanco catalán muy rico y dulzón más un apetecible pincho, y lo hice acomodado en los taburetes de las mesas altas del cenador de la planta baja.
Al día siguiente, viernes, paseamos por delante de su puerta, pues el 99’9% de los visitantes de Llanes pasan por ahí, ya que El Puente se halla en el cogollito de la localidad. Me fijé en el menú, me gustó y empecé a confabular en secreto en mi mente para evitar ir al JJ. Al final, como a mi consorte también le apeteció, subimos a su comedor, que se encuentra en la primera planta. Al principio no había muchas mesas ocupadas, pero al final se llenó y algunas mesas se ocuparon dos veces, aunque no tuvimos sensación de bullicio, pues la gente no habló alto. Nos concedieron una buena mesa, preparada con mantelería de celulosa de calidad. Sonaba de fondo la radio (‘Déjame’, de Los Secretos), pero a la postre apenas molestó como supuse, más bien temí, al entrar. En el refectorio de la primera planta había una cava para el vino, cuadros modernistas, y desde el cenador se atisbaban las sidrerías El Siglo, El Campanu, El Riveru (que estaba cerrada por ser temporada baja). Se estaba a gusto, en efecto.
En El Puente tienen carta, raciones y tal, pero optamos por el menú de 12 euros, incluidos el IVA, agua Cabreiroa y el vino. Yo pregunté por el blanco y me trajeron una botella de Oro Blanco, verdejo riquísimo, fresco, hondo y a temperatura perfecta. Lo disfruté de principio a fin del almuerzo sanote. De primero no pedí el arroz marinero (me arrepentí al verlo luego solicitado por otros comensales habituales y pudientes) y empecé con sopa de pixín (rape), sosita, muy caliente, con el pescado muy hecho, gambas congeladas y no demasiado espesa, pero bastante aparente. Susana eligió una ensalada de mar y tierra, con buen tomate, jamón alegre por salado, gulas vivaces, sabrosos langostinos… Una ensalada muy chic y en cantidad.
De segundo opté por la parrillada de pescado, en realidad tres trozos de chicharro turraditos pero sabrosos (la camarera dijo que sería xargo, otro pez azul de la zona), más tres ricas almejas plancheadas, con guarnición de ajetes y patatas fritas, no panaderas, pero me las zampé. Susana sopesó pedir los huevos con tortos y chorizo, pero se decantó por los escalopines de ternera al cabrales, tiernos, sápidos, blancos, con salsa genuina. De postre, un flan de café, que sabía a tal, más una tarta de chocolate empalagosa al principio pero no al final. Además, pedí un buen café cortado, abonado aparte (1,10), y en total pagué 24,10 euros. Disfrutamos una hora y cuarto, u hora y media, con comida sencilla bien preparada y vino estupendo en un lugar acogedor y con vistas (de las que, por cierto, carece la Parrilla JJ, incrustada en la parte vieja de Llanes). ¿Qué más se puede pedir?
(propende a la infidelidad… culinaria, Óscar Cubillo)
Mercaderes, 10; 33500 Llanes (Asturias)
625 48 95 53
ÓSCAR CUBILLO
Otro más de los licenciados en Ciencias Económicas que pueblan la nómina colaboradora de esta web. Cuando le da por ser comunicativo, manifiesta que publicó el mejor fanzine de rockabilly de España (el Good Rockin’, allá por los 80) y la mejor revista de blues de la Europa Continental (llamada ‘ritmo y blues’, editada de 1995 al 2000). Actualmente junta letras por dinero en el periódico El Correo, por comida en El Diario Vasco, por ego en Lo Que Coma Don Manuel y por contumacia en su propio blog, bautizado Bilbao en Vivo y tratante, sobre todo, de conciertos en el Gran Bilbao, ese núcleo poblacional del que espera emigrar cuanto antes. Nunca ha hablado mucho. Hoy día, ni escucha. Hace años que ni lee. Pero de siempre lo que más le ha gustado es comer. Comer más que beber. Y también le agrada ir al cine porque piensa que ahí no hace nada y se está fresquito.
Otro más de los licenciados en Ciencias Económicas que pueblan la nómina colaboradora de esta web. Cuando le da por ser comunicativo, manifiesta que publicó el mejor fanzine de rockabilly de España (el Good Rockin’, allá por los 80) y la mejor revista de blues de la Europa Continental (llamada ‘ritmo y blues’, editada de 1995 al 2000). Actualmente junta letras por dinero en el periódico El Correo, por comida en El Diario Vasco, por ego en Lo Que Coma Don Manuel y por contumacia en su propio blog, bautizado ‘Bilbao en Vivo’ y tratante, sobre todo, de conciertos en el Gran Bilbao, ese núcleo poblacional del que espera emigrar cuanto antes. Nunca ha hablado mucho. Hoy día, ni escucha. Hace años que ni lee. Pero de siempre lo que más le ha gustado es comer. Comer más que beber. Y también le agrada ir al cine porque piensa que ahí no hace nada y se está fresquito.
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