Ur Taberna (Errenteria). Opción para picar
Me miro en el espejo y soy feliz, y no pienso nunca en nadie más que en mí. Leo libros que no entiendo más que yo, y oigo cintas que he grabado con mi voz. Sí, me gusta la autosuficiencia de Eduardo Benavente pero, ojo, a fin de cuentas no alardeo del estado o condición de quien se basta a sí mismo. En el camino del humilde gastrónomo, sembrado de golosas tentaciones, ir a tientas, guiarse únicamente por suplementos publicitarios, puntuaciones de TripAdvisor y las colas formadas frente al último local de moda, puede ser tan lacerante para su organismo y su paladar como para su cartera. Y uno tiene ya el intestino delicado, el gusto desarrollado y la cartilla de ahorros en los huesos, así que procura jugársela lo menos posible y cuenta con sus prescriptores.
En este punto asoma, por fin, la relación entre el himno de La Movida y Mikel Corcuera, abogado, periodista, Premio Euskadi de Gastronomía 1998 y Premio Nacional de Gastronomía 1999, de cuyas informaciones me fío a pies juntillas. Hace dos semanas estaba yo dando buena cuenta de un trozo de l’amuse, queso gouda adquirido en La Manducateca, y una botella de Enate chardonnay 234, cuando sonó el teléfono. Era mi apreciado y admirado Mikel, que me situaba tras la pista de Ur Taberna, un bar de Errenteria que despacha interesantes guisos.
Pues bien, dos veces he sentado ya mis reales en el mobiliario de un sencillo negocio que, desde el pasado 20 de febrero, ocupa el local del Bar K2 (1992-2015). El espacio, distribuido en dos alturas, ha salido beneficiado por una profunda reforma que le dota de luminosidad y habitabilidad, y por un planteamiento gastronómico sin complicaciones que invita al plan informal, a picar pinchos, bocatas, latas, raciones y medias raciones. Todo con buena preparación, PVP contenido y una apañada selección de vinos cuyos precios, nada prohibitivos, rivalizan con los del supermercado. Cinco ejemplos: botella de CVNE blanco, 6€; de Glorioso, 8€; de Enate chardonnay, 9,50€; de Viña Alberdi, 12€; de Imperial reserva, 22€.
Apenas lleva un mes abierto y ya da que hablar en la localidad guipuzcoana una carta que se abre con siete «komoketas» (1,60€/ud.), especie de croquetas (el nombre, de hecho, evoca la expresión «como croquetas») que envuelven su relleno (merluza, setas, mejillón, vieira, queso, carrillera, ajoarriero) en pasta brick, a modo de crujiente. Probé las de vieira y mejillón; suave la primera, más gustosa la segunda. No pasa de ser un grato aperitivo.
Las cazuelitas cuestan entre 9 y 11 euros (5 y 7, las medias), y las hay de champiñones, callos en condiciones, carrilleras guisadas, lengua en salsa de categoría, arroz cremoso de hongos, rico rabo estofado y dos preparaciones de bacalao: sustancioso ajoarriero y jugosas albóndigas.
Hablan bien de sus bocadillos (4,50€), y un vistazo a las cuatro propuestas invita a salivar: carrilleras guisadas; salchichas con cebolla y tomate picante; pechuga de pollo con tomate, pimiento verde y mayonesa de ajo; tortilla de bacalao. Ibéricos de bellota se disponen sobre tostas con tomate y salmorejo (9 y 12€) y también hay patés (5€) y un apartado de latas y frascos de conservas marinas y vegetales que incluye anchoas de Karmelo Toja (10 y 12€), espárragos Vela, sardinillas picantes (4€), mejillón escabechado (5,50€)…
La guinda, para quienes deseen ajustar aún más el desembolso a la hora del almuerzo, platos del día (6,50€) entre los que han figurado lentejas estofadas, patatas con chorizo, porrusalda con morros, bacalao en salsa verde y una porrusalda con bacalao que resultó ser una ligera y fría crema, con bacalao ajoarriero y loncha de jamón. ¿Alguna duda? Apure el pan aceptable, repase las comisuras de sus labios con las servilletas de papel y consulte sin temor al servicio, profesional, afable, locuaz y vocacional. Dispuesto a la explicación, cercano y sensato (salió del propio personal retirar una copa de vino que no era de mi agrado, pese a no estar en mal estado). La satisfacción del cliente como meta. Como debe ser.
En suma, sin poder proferir desmedidas exaltaciones, sin fundamento para armar un completo panegírico, me alegra saber que mi ronda por Errenteria se amplía. Ya no acudiré únicamente a comer los bocatas, sándwiches y hamburguesas del Xibero (a punto de trasladar sus planchas, bártulos, recetas e ingredientes a un local más amplio, ubicado en la misma calle). Y me alegra saber que Ur se encuentra a un par de minutos andando de Stick, el cocktail bar donde Patxi Troitiño y su hermana Yoli continúan satisfaciendo a los aficionados a la coctelería. Dos pájaros de un tiro (Ur y Stick, no Patxi y Yoli).
(Igor Cubillo)
Juan de Olazabal, 6; 20100 Errenteria (Gipuzkoa)
943 25 07 70
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
UR llegará lejos, he ido con mi familia y le auguro mucho éxito. No podía estar más de acuerdo con la crítica. La comida es FABULOSA y el trato al cliente es insuperable. Todo está DELICIOSO. Me alegra mucho haberles encontrado en Errenteria.