Dos Pebrots (Barcelona). Raurich enciclopédico, informal y mediterráneo
Tengo que reconocer que, cada vez que visito Barcelona, me invade la duda entre dejarme caer por mis tradicionales templos del buen comer o arriesgarme a visitar las nuevas ofertas gastronómicas. Entre los primeros siempre están Pinotxo, en la Boqueria, Casa Lucio, en Sant Antoni, y El Xampanyet, en el Born. En el segundo grupo, muchas de las novedades que propone la efervescente ciudad condal provienen de cocineros exBulli, con su mayor exponente en Albert Adrià y la creación de elBarri, zona cercana al Parallel donde se ubican Enigma, Tickets, Bodega 1900, Hoja Santa, Niño Viejo y Pakta. Otro ejemplo es Disfrutar (en su primer local en Cadaqués, Compartir, disfruté de una de las comidas más placenteras que recuerdo) y también es el caso del Dos Palillos, cuyo propietario es Albert Raurich, quien fue siete años jefe de cocina de El Bulli. A escasos metros de su primera enseña, donde se encontraba el mítico Bar Raval, del que todavía conserva la entrada y el cartel, Raurich ha abierto un local más informal con el nombre de Dos Pebrots (Dos Pimientos).
Raurich, Adrià y La Bullipedia
Albert colabora con Ferrán Adrià en la elaboración de La Bullipedia y ese afán didáctico se deja ver en la carta de Dos Pebrots, donde los platos se describen profusamente, indicando ingredientes principales, técnicas utilizadas, origen de la receta y utensilio a utilizar (en la mesa te encuentras un cestillo con cubiertos, palillos y pinzas). Las elaboraciones y sus componentes tienen un marcado carácter mediterráneo y en algunos casos incluso rescatan preparaciones ancestrales.
Nosotros, concretamente, nos decantamos por unos erizos con gelatina de jamón; puerros elaborados con cerveza y vinagre; guisantes con caldo de jamón y huevo; mollete de bonito de Bárbate; pezones de cerda acompañados con un consomé de jamón; caracoles con tripa de bacalao; y kebab de cordero con pan de pita, yogur y salsa de tomate picante. De postre, Jardín Raval, un yogur helado con pequeños merengues de melisa y cítricos. Para cerrar la velada, café y una copa de grappa moscato.
Entre todo lo referido, destacar los pezones por su original presentación, sobre una escultura que reproduce un cerdo patas arriba, y por su excelso sabor. También me agradaron mucho los caracoles con tripa de bacalao y el kebab de cordero, cocinado a baja temperatura, muy jugoso y bien equilibrado con el yogur y el tomate. En el plano menos positivo, los erizos nos defraudaron un poco y, tal vez por nuestra propia selección de platos, el fondo de jamón resulto un poco repetitivo ya que lo tuvimos en los erizos (en gelatina), en los guisantes (como caldo) y junto a los pezones de cerda (como caldo concentrado).
Asimismo, disfrutamos de un par de botellas de un tinto joven del Montsant, Sindicat La Figuera, 100% garnacha fina, que resultó una apuesta acertada al mostrarse como un vino afrutado y fresco tras ocho meses de maduración en tinas de cemento enterradas. La carta de vinos, por cierto, también muestra una descripción detallada de cada referencia, además de presentar un esquema que permite elegir por denominación de origen o por gustos del comensal (seco, afrutado, etcétera).
Resumiendo, que es gerundio… El corazón de Dos Pebrots es su cocina, que está a la vista, como ya es norma general en todo nuevo restaurante. La decoración es moderna, aunque mantiene la distribución del antiguo Bar Raval, y en el piso de arriba hay una zona para grupos. El personal es muy atento, con un servicio dinámico y siempre dispuesto a recomendar o a explicar con detalle los platos. Se sirve agua mineral de forma gratuita, en botella personalizada. La relación calidad precio es bastante buena para una ciudad tan turística como Barcelona, con un ticket medio entre 40 y 50 euros. Y la carta es suficientemente larga como para tenerlo en cuenta para próximas visitas y probar el resto de propuestas que ofrece.
(así debuta en la weg, Txema Vidaurrazaga)
Carrer Doctor Dou, 19; 08001 Barcelona
93 853 95 98
amb@dospebrots.com
Caracoles con tripa de bacalao, en Dos Pebrots (fotos: Txema VV).
El patriarca de esta cosa. Considera que el acto de comer es uno de los placeres más enormes que nos ha procurado la existencia. Y a eso se aplica. Y a contarlo.
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