Bodega de La Ardosa (Madrid). Una tortilla pistonuda
«¿Tú eres hípster o es necesitad?» Se lo pregunta un sujeto de pocas luces a un joven aseado que rebusca en un gran cubo de basura al tiempo que aferra con fuerza la correa de su perro. Es lunes por la mañana, las agujas señalan las 11:04 horas, y la escena transcurre en la plaza de San Ildefonso, lejos de tu boca, frente al peldaño que da acceso a Gran Pescadería Campanero. A escasos metros de allí, donde termina o empieza la calle Colón, alguien apura sin esperanza su lata de cerveza en un banco público y un letrero con la cara de Humphrey DeForest Bogart anuncia que siempre nos quedará Malasaña. Bienvenido a Madrid.
Muy cerca está Bodega de La Ardosa, mi objetivo matinal. Cervezas de las mejores marcas, cocina casera, tapas finas, conservas, encurtidos, salazones,.escabeches, chacinas, ahumados, licores, aguardientes de viñedos propios. Todo eso y más anuncia el negocio en su fachada castiza, auténtica que no vintage (no en vano, la casa la fundó en 1892 Rafael Fernández Bagena, propietario de la comarca vitivinícola toledana llamada La Ardosa), pero no es el único reclamo gastronómico de esta taberna cuyas paredes están cubiertas totalmente por azulejo, cristal, cuadros y botellas, además de un par de faroles por aquí y un reloj de péndulo por allá.
La carta de La Ardosa, Madrid
Pizarras ofrecen embutidos, vinos, croquetas «deliciosas” (roquefort, jamón, carabinero, cecina, bacalao, choco en su tinta, rabo de toro), un salmorejo cordobés «de primera calidad» y ortiguillas fresquísimas de Barbate. No son las únicas conexiones con Andalucía de una carta, disponible en horario continuado, que también tienta con cazón en adobo, huevos rotos con chanquete y pionono de Santa Fe. La tortilla, en cambio, es madrileña (con callos); el picadillo de morcilla, palentino; las rabas y las anchoas, de Cantabria; el vermú, de Reus; el Morapio, de Valdepeñas.
Lo referido constituye ya una completa oda a la gastronomía popular, con arraigo y fundamento, pero la caminata hasta allí merece la pena en cualquier momento con solo observar sus ventiladores de techo mientras se da buena cuenta de la tortilla de patata. Sabrosa, consistente, con cebolla y patata monalisa, jugosa en su punto justo y de gusto notable. Manjarosa. Total, ración de costumbrismo, café con leche y pincho de tortilla, 4,44€, que también tiene guasa. Como Cai.
PD: cuando acudas al escusado, mismamente, descubrirás un segundo espacio a disposición del cliente en este antiguo despacho de vino. Eso sí, hay que ir advertido, porque se llega allí pasando por debajo de la barra. No hay otro camino.
(Igor Cubillo)
web de Bodegas de La Ardosa
Colón, 13; 28004 Madrid
91 521 49 79
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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