Los siete mejores bares y restaurantes de Los Palacios y Villafranca (Sevilla)

Ago 17, 19 Los siete mejores bares y restaurantes de Los Palacios y Villafranca (Sevilla)

De lo poco de vida que me resta diera con gusto los mejores años, por saber lo que a otros de mí has hablado. Y esta vida mortal y de la eterna lo que me toque, si me toca algo, por saber lo que a solas de mí has pensado. Lo pasó mal el poeta, ese ansia de conocimiento consumió y llevó más de una noche por la senda de la amargura a Gustavo Adolfo; es sabido que nadie está a salvo de los aguaceros si donde llueve es en el corazón, no hay chubasquero prestado capaz de paliar tal desazón, pero si las dudas del rapsoda sevillano se hubieran referido a algo más pragmático, como a dónde parar a comer en Los Palacios y Villafranca, yo mismo hubiera podido contribuir a mitigar su dolor.

Haber pasado prácticamente una docena de días en la población sevillana, repartidos en un par de semanas de los dos últimos años, no me convierten en un experto, pero quizá sí me capacitan para señalar dónde se encuentran algunos de los valores seguros, e incluso algún secreto a voces, de dicha parada habitual de muchas personas que bajan a Cádiz buscando el sol de sus playas. Algunas pistas, digamos de manual, las he disfrutado y avalado siguiendo indicaciones de la autoridad competente, volcada en apoyar a aquellos hosteleros agrupados bajo el sello Destino Gastronómico. Otras, igual de valiosas, o más, las he descubierto por mi cuenta, recorriendo las barras del pueblo junto a mi amigo Manolito Perezgoitia, padre de futbolista que me muestra la escala real, la del vecino del barrio y la costumbre ancestral, de un pueblo que apuesta por la cocina para seducir al visitante.

Antes de seguir leyendo, tengan presente que aquí conviene comer tomate, orgullo y sustento del lugar. Siempre es buen entretenimiento acompañar la caña con un vaso de caracoles. Y, anoten, la fama se la llevará la comunidad valenciana, pero aquí en Los Palacios hay arroces de verdadera talla, muchos de tierra adentro (perdiz, cortijero…); que a nadie le extrañe, pues Sevilla es la mayor productora de arroz de España.

BAR ANTOÑÍN

Avenida de Utrera, 89

No suelta prenda Antoñín. Le pregunto por qué sus caracoles son los mejores de Los Palacios y Villafranca (Sevilla) y me responde, no con poca sorna, que «será por el vecindario». Será por algo más, porque resulta que, aun siendo en determinados momentos de Marruecos, un poco más grandes y con cáscara más rosada que los de la tierra, resultan más refinados, sabrosos y ‘adictivos’ que los de los alrededores. He visto salir raciones y más raciones de su pequeña cocina, que mantiene a resguardo de fotografías indiscretas, así que me temo que mintió piadosamente cuando me dijo que prepara dos ollas al día, una por la mañana y otra por la tarde, cada una con cinco kilos producto; de allí, sostiene, saca únicamente unas 40 tapas, bien limpias, hervidas y desespumadas, que hay que comer según manda el protocolo: se bebe el caldo caliente del vaso por completo, se vierten los caracoles en el platillo y se van comiendo uno a uno, con la mano, como pipas, sorbiendo suavemente, mientras se rellena de nuevo el vaso con las cáscaras vacías. De paso, claro, se apura una caña de cerveza en vaso tubo.

Lo dicho, un gusto beber ese caldo claro, limpio, en contraste con la oscura turbiedad imperante en buena parte de la competencia, y ver cómo la suma a pagar se anota con tiza en la misma barra. Al entrar saludo a la clientela habitual (albañiles, herreros, pulidores, manchoneros, escayolistas…), suelo pedir “chupadeo” (olivas) y también he comido montadito de melva con pimiento morrón, cebolla, aceite de oliva y pan pasado por la plancha. Chapó.

BODEGAS BUSTO

Avenida de Utrera, 27 | 955 81 59 88

Uvas mollar y airén, que armonizan bien con la carne de caballo. Es sábado y me espera otra mañana de despacho en este establecimiento, único lagar privado que resiste en el municipio, donde la familia Busto elabora y vende mistela, solera, fino, pasas, mosto, moscatel y más néctares de Baco desde 1945. Hoy están Dan Busto y sus hermanos, nietos del fundador Francisco Busto, al frente de un espacio acogedor y de parroquia mayormente masculina donde la comida tiene papel secundario, casi testimonial. Costumbrismo en trago corto. Y ligereza, para que se beba más. Otra ronda, Dan.

RESTAURANTE JUANMA

Nervión, 2 A | 955 81 59 85 | web de restaurante Juanma

Aquí no hay trampantojo, no hay impostura, tampoco barroquismo ni vacuo exhibicionismo. En Juanma, el restaurante puesto en marcha por Juan Manuel Franco en 2000, lo que hay es derroche de sencillez y honestidad, cocina de memorias, aromas y sabores tradicionales, reconocibles y llevados al plato con un punto de atrevimiento y mucho respeto. En mi última visita, y por este orden: jamón ibérico; sabroso gazpacho sopeao; un original ‘taco’ de tortilla de camarón relleno de langostino, guacamole, lechuga y cebolla encurtida; ventresca de atún rojo un pelín más hecha de lo necesario; notable arroz con carabinero; y postre que aúna torrija de brioche, crema de mascarpone y helado de leche merengada. Mucha verdad. Uno se levanta de la mesa y le entran ganas de recomendarlo.

RESTAURANTE MANOLO MAYO

Avenida de Sevilla, 29 | 955 81 10 86 | web de restaurante Manolo Mayo

Los arroces que prepara su cocinera actual (siguiendo la estela de Emilia Cabrera, cofundadora del negocio en 1963 y primera cocinera del mismo, quien falleció el pasado 28 de julio) continúan siendo lo mejor de Casa Manolo, el restaurante de hotel Manolo Mayo, referente local con su R de Guía Repsol y su Bib Gourmand de Michelin. Los arroces (de perdiz, bogavante, carabinero, cola de toro…), las preparaciones más enraizados y los platos más sencillos, el producto a la vista, reconocible. Esta casa enarbola desde 1963 la bandera de la cocina tradicional, de las recetas caseras, «como siempre se ha cocinado en cualquier hogar andaluz», y cuando menos se disfruta en su comedor es cuando se separa de dicha senda. Como cuando asoma la sinfonía de tomate, que no solo peca de nombre pretencioso, pues su gelatina resulta también demasiado concentrada.

En el extremo opuesto se encuentra el extraordinario arroz con perdiz, uno de cuyos secretos es quemar, literalmente, cebollas e incorporarlas al caldo elaborado con carcasas del ave. Para ir sobre seguro, no arriesgue y coma antes ostras, gruesos langostinos de Huelva a la sal y, claro, tomate de Los Palacios con lomo de atún o el tan de moda tataki de atún rojo. Qué bien se come a la carta en esta casa, y qué notable servicio procura Jesús Alonso Guadix en sala.

RESTAURANTE CASA MORAL

Real de Villafranca, 29 | 955 81 62 16 | web de Casa Moral

Aquí he comido salmorejo de remolacha con granizado de tomate, albahaca y sardina; bacalao con tomate de Los Palacios y Villafranca con allioli gratinado; choco con guisantes de Los Palacios; bondiola (corte ubicado en la parte superior del lomo de cerdo, muy apreciada en el asado argentino) braseada con champiñones; y canutillo de chocolate templado. Proximidad, clasicismo y tradición son tres pilares del restaurante de José Antonio Moral, otro referente del lugar cuyas mastodónticas instalaciones (más de 5.000 metros cuadrados) incluyen azotea, 11 comedores, amplio patio y una capilla donde contraer matrimonio, si a uno le quedan ganas. Eso sí, la lujosa decoración llega a caer en el exceso, en lo puramente kitsch.

El origen de todo se remonta al 28 de julio de 1939, cuando el abuelo José Moral Páez abrió allí mismo “una bodega que pisaba la uva de su propia cosecha y vendía el vino que se elaboraba. Mäs tarde empezó a poner algunos guisos típicos del pueblo».

BAR PIZZERÍA MORILLO

Avenida de Utrera, 124 | +34 683 37 16 93

Es otra de mis barmacias de cabecera en Los Palacios y Villafranca. Miguel Ángel Morillo ocupa un lugar en mi corazón y en mi agenda por la bondad que derrocha, por su simpatía y su empatía, por el sacrificio que se aprecia, por la pasión y el empeño que pone en sacar adelante este negocio familiar y por la singularidad del mismo. Empezando por las demandadas pizzas, que pese a su grosor y a su aparente rusticidad pueden presumir de esponjosidad, crujiente ligereza y sabrosura, por algo se anuncian bien como pizzabrosas. Recién horneadas resultan casi etéreas, merced a la utilización de dos masas, de pizza y de txapata, armonizan a las mil maravillas con las litronas de cerveza (has leído bien) que aquí se despachan y son únicamente lo más demandado de una oferta gastronómica con muchos picos y propuestas interesantes.

Morillo trabaja bien la plancha y estaba deliciosa, por terneza y sabor, la ventresca de atún que a mi paso posó sobre ella. Y también domina el choco, recomendable tanto rebozado en gruesas tiras como en ensaladilla, acompañado de patata cocida. Tampoco hace mal los caracoles, sus pinchos de presa son una delicia y se atreve con el confit de pato. La sencillez, la honradez y el sentido común mandan en esta casa desprovista de todo boato. Deja a los lado las pretensiones, las aspiraciones desmedidas, y el disfrute está garantizado.

RESTAURANTE LA PACHANGA

Avenida de Sevilla, 62 | +34 955 81 57 05

Soy de cuchara, defiendo y reivindico el guiso y el cocido, el fondo de puchero y el leve hervor, el calor y la sabrosura, el corazón y la emoción, nuestra cocina. Quizá por eso desempolvé «manjaroso», ese palabro que Rafael García Santos se sacó de la manga, para calificar en mis notas el cocido con pringá que comí en La Pachanga. Después de tomate Genaro con ajo, melva, vinagre viejo de vino de Los Palacios; tortillas de camarones de Sanlúcar de Barrameda; tempura de chanquete con pimiento y huevo; y fritura de la huerta (cebolla, berenjena, calabacín, pimiento) con langostino de Bajo de Guía. Y justo antes de la muy recomendable sopa de tomate con huevo escalfado, langostino y el toque anisado de la hierbabuena; vaso de caracoles; cabrillas con tomate; su célebre arroz cortijero, de caldo espeso y untuoso, elaborado con cerdo ibérico, espárrago, haba y algún secreto que no revelan; habichuelas de la abuela; tartas de queso, de tocino de cielo y de chocolate, puding de frutas, manzana, piña, naranja y galletas. Menuda bacanal, sí.

La degustación de esos garbanzos con pringá y espinaca, caldo riquísimo, textura y sabor, suavidad y sabrosura, representó el momento cumbre de una comida que sirvió para ratificar a La Pachanga como destino idóneo para disfrutar esos cocidos, ese arroz, esa sopa singular, esas cabrillas. Mejorable la fritura y los postres, sí, pero el resto justifica parar aquí cuando bajas pa’ Cádiz, subes hacia Sevilla o viceversa, como siempre se ha hecho. Era así cuando lo llevaba el reciente y tristemente fallecido Rafael Pérez, y continua siéndolo ahora que esta casa fundada en 1962 la gobierna su afable hermano Miguel Ángel.

1 Comentario

  1. Diego /

    Creo que te deja los tres mejores
    Casa MIGUELA ( De los mejores de la provincia)
    TASCA RAMOS
    BAR ROCIO

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