El Bar de Rafa (Getxo). Chuletas a la piedra y buen precio
Rafa Salas es un hostelero de raza, trabajador, generoso, humilde, siempre dispuesto a la chirigota y preocupado porque salgas de su casa, El Bar de Rafa, junto a las bocas de Metro de Las Arenas, sin la mala cara del predestinado a pagar las rondas de sus errores y con el estómago satisfecho. Desde bien temprano, además, cuando empieza a servir desayunos; lo mismo unos huevos con bacon que tortillas acompañadas de un café en cuya espuma, si tienes suerte, podrás verle dibujar un autorretrato. Genio y figura.
Con dicha actitud, él y su pareja, Elvira Piñeiro, vuelcan a diario sus esfuerzos en dar personalidad y distinción a un establecimiento inaugurado en 1992 que va más allá de siglas y conserva muchas de las características que nos hacen añorar al bar de barrio, esa cercanía y afabilidad de quien conoce nombres y apellidos de su parroquia, puede presumir de experiencia, destila buen humor aunque vengan mal dadas, no abusa de los precios y se esfuerza, como quien recibe ilusionado a sus amigos, en ofrecer calidad y detalles que le diferencien de la siguiente persiana.
Consecuencia de dicho empeño, ya sabía yo que en su barra se anotan cafés pendientes, se despachan decenas de pintxuletas (unos 100 gr. de lomo bajo a la plancha, acompañados de patatas fritas), se calienta con soplete la panceta ibérica embuchada y está requetebuena la oreja de cerdo adobada a la plancha, presentada con pimentón y aceite. Me quedaba conocer las bondades de su comedor, donde el asequible y sencillo menú del día (11€) convive con una carta igualmente económica y sin grandes complicaciones que cuenta con la txuleta a la piedra como gran reclamo. Guindillas en tempura, curiosas alcachofas también en tempura con panceta, rico pulpo a grella (aka a la plancha) y un revuelto de boletus cuajado fueron entretenidas escalas previas, un mero puente en clave de picoteo informal, a la referida costilla de vaca, gruesa e infiltrada, que llegó posada sobre piedra caliente.
En dicha tesitura, el impulso inicial fue rescatar del ardimiento las láminas de carne, para evitar que se cocieran No fue necesario. Sorprendentemente para mí, que soy enemigo acérrimo de éstas y otras parrillas portátiles que trasladan la responsabilidad al comensal (¡que trabaje el cocinero!), el humo brilló por su ausencia y la carne no se recoció, resultó tierna y sabrosa con sus tres semanas de maduración. Apetecible y más que apetecible, además, a 35€/kg., el precio al que se ofrece.
Entre los postres, un apartado que no pasa de correcto, se promocionan la torrija y helados de sabores tan peculiares como pantera rosa y bollo de mantequilla («de Bilbao de toda la vida», por eso se sirve en vaso tradicional de txikitero). Además, Rafa ensalza el amor por el vino con la prosa de Celtas Cortos y descripciones plastificadas entre las cuales yo escogí La Vie en Rose, cava rosado a base de garnacha y pinot noir de Requena. Este espumoso para el grueso de la comida y un par de generosos (Alfonso, oloroso de González Byass, y Abuelamaría, de Bodegas Delgado) para armonizar exclusivamente las alcachofas.
El balance fue satisfactorio y ya apetece regresar, nuevamente desprovisto de pretensiones, a ver si es verdad que la chuleta no se seca nunca sobre el mármol incandescente donde se presenta. ¡En origen un recorte de encimera de cocina!
web de El Bar de Rafa
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Ibaigane, 17; Getxo (Bizkaia maitea)
+ 34 94 480 26 90
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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