Txartel Txoko (Lasarte-Oria). Un buen menú sin perífrasis
Andaba yo reparando unos miles de enlaces rotos de esta tu weg, errores que han terminado por perjudicar a su funcionamiento y su posicionamiento, y esas tareas de fontanería me han permitido redescubrir el espíritu original de Lo que Coma Don Manuel. Era ésta una web desenfadada donde se escribía de gastronomía sin cortapisas, de manera sincera, un tanto mordaz y con poquita piedad. Éramos algo gamberros y gustábamos sin perífrasis, vaya si gustábamos. Por eso daba vueltas a la posible recuperación del estilo ágil y a la yugular de nuestros inicios cuando tomé asiento en el restaurante Txartel Txoko para tomar su menú del día.
Dispuesto a recuperar la referida inmediatez, empezaré diciendo que me encontré un espacio muy agradable y bien decorado con grandes fotografías de hípica en blanco y negro, que por algo el hipódromo local está a escasos dos kilómetros de distancia. Un comedor acogedor y con su punto elegante, para agradar a sus visitas los responsables de las muchas empresas colindantes. Un lugar donde cuadra incluso el gintonic de la sobremesa, si no te molesta escuchar voces de cuantos te rodean.
Pero, ojo, a Txartel no solo acuden jefes, también comen allí numerosos indios atraídos por un atractivo menú del día en dos versiones, una económica de 17,80€, y una segunda supuestamente más noble que parte de 23,50€ y a mi paso podías encarecer con sugerencias como la merluza rellena de txangurro. 3€ más de nada. Aunque yo, que me considero parte de esa generación asfixiada entre dos crisis, me decanté por la fórmula más barata y me dispuse a escoger entre cuatro primeros platos y otros tantos segundos. A saber: sopa de pescado; menestra de verduras naturales; revuelto de piquillos; ensalada de tomate con piperrada; mediana rebozada; filete o escalope; salmonetes a la plancha; y muslo de pollo al ajillo.
Buen servicio en Txartel Txoko
Todo estaba convenientemente escrito en la carta que me acercó una camarera atenta, simpática y diligente que, más allá de ejercer de portaplatos, anunció alternativas a opciones del menú agotadas (había tenido éxito el pollo), advirtió de que el pan acababa de salir del horno (para que no me quemara) y me ofreció también agua, para que no me conformara solo con la botella de Viña Campus, tinto navarro. Porque el menú incluye postre, vino y hasta café.
Pero volvamos a la propuesta y a mi decisión: menestra de verduras y salmonetes. La primera incluía coliflor, vaina, zanahoria y guisante, todo convenientemente cocido, y trocitos de magro de cerdo. Observé un buen sabor global y apetecía terminar untando el caldito resultante con ese pan que ya no quemaba.
La comida prosiguió con tres salmonetes (¡3!) sin ninguna guarnición. Ni falta que hacía. Mejor eso que uno o dos pescados con un puñado de lechuga aliñado con vinagre de marca blanca. Y más cuando tenían buen sabor y estaban bien desescamados y armados con pocas, finísimas y bien localizadas espinas que, aun así, me obligaron a pedir un mondadientes. No es por presumir, pero desatasqué la dentadura a las primeras de cambio.
De postre escogí manzana asada, que para mí tiene a su favor el factor emocional, aunque en el caserío no la comíamos como aquí sobre una natilla que pone el contrapunto dulce a la acidez natural de la fruta fría. Y el café era “M. Berasategui”, firma dedicada desde 1961 a la torrefacción y comercialización de cafés arábicos.
Pobre pero honrado, pagué con un billete de 20€ y renuncié a los cambios, habida cuenta de la satisfacción general, de no tener ninguna queja y sí la convicción de poder recomendar sin problema Txartel Txoko a quien quiera comer un menú del día solvente en el municipio con mayor densidad de población de Gipuzkoa. Muy bien atendido por el personal de sala, además. Y aquí lo dejo, no es necesaria más retórica, ni siquiera indicar que el restaurante se ubica en el hotel Txartel (**), que tiene capacidad para 60 comensales, anuncia “comida casera de calidad” y se localiza a un cuarto de hora de San Sebastián. Quédate con lo importante, no vaya a caer yo en la perífrasis.
web de hotel restaurante Txartel
Paseo del Circuito, 1; 20160 Lasarte-Oria (Gipuzkoa)
+34 943 370 192
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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