Ssua (Donostia). Informal sí, pero muy serio
Lorca aludió a la sorpresa con un puñal clavado en el pecho. Era madrugada, nadie pudo asomarse a sus ojos abiertos al duro aire; qué muerto se quedó en la calle y no lo conocía nadie. En la Parte Vieja de San Sebastián la sangre no ha llegado este verano al río, pero tampoco han faltado motivos de desconcierto. ¡Cómo no detener los pasos y mostrar asombro ante las colas formadas a diario ante cualquier establecimiento que exhiba un pintxo en su barra! No obstante, el mayor motivo de asombro lo encuentro en la apertura de Ssua en el número 31 de la calle 31 de Agosto.
Allí ha puesto en marcha Iker Colino, el 10 de julio de 2021, un nuevo bar restaurante cuya propuesta gastronómica, informal pero muy seria, muy pensada y bien ejecutada, queda en manos de dos jóvenes formados en la escuela de Luis Irizar y curtidos cómo segundos de cocina en Alameda (Hondarribia) y Casa Urola (Donostia). Rodrigo Nieto y Laure Robles son, en concreto, quienes proclaman poner la técnica al servicio del sabor en una carta intencionadamente corta, ciertamente sabrosa y vistosa, donde puedes escoger medias raciones e incluso pintxos (croqueta de jamón, arroz de begihandi…) para probar más de dos cosas.
La técnica y el sabor no se descuidan, y tampoco la presentación. Lo pude comprobar, una vez escogido el vino (Anima Mundi, Camí dels Xops, ancestral de AT Roca), desde que llegó a la mesa el tataki de bonito ahumado, una puesta al día de ese producto de temporada que presentan, curado en sal, pleno de terneza sobre remolacha al dente y con el complemento de crema agria con aceite de cebollino, granos de mostaza y brotes. Y resulta estupenda su particular recreación de la zurrukutuna, una versión sustanciosa, gustosísima y rupturista de la tradicional sopa de ajo donde el bacalao, en trozos gruesos y melosos, se sumerge en una cama de puré de patata y ajo cubierta por espuma del propio gádido.
Arde Donostia con Ssua
La merluza presentaba un punto de asado (en Mibrasa) despampanante, toda sonrosada ella, mientras el aderezo, “salsa pilpil a la brasa”, procuraba confortantes sensaciones picantes, saladas y ahumadas, pura armonía. Y ningún pero pude poner al cochinillo del Baztán, también tierno y muy sabroso, con grasa rica y buen punto de cochura, escoltado por melocotones y pimientos asados. Tocabas la Luna cuando picabas del ragú con morros y oreja, estimulante como el paté de sus interiores que eleva el pichón.
Y la técnica también se pone al servicio del sabor en el apartado de postres. “Piña colada” llaman abreviadamente a uno refrescante y digestivo que aúna crema de pistacho, crumble de coco, aire de pistacho, piña macerada en Malibú, helado de piña y crema de coco. Mientras, la crema de intxaursaltsa hace excelentes migas con bizcocho de chocolate y cerveza negra, crumble de nueces, nueces garrapiñadas, chocolate y helado casero de intxaursaltsa en otra propuesta recomendable.
“Somos de producto, somos de tradición, somos de fusión… La técnica está al servicio del sabor (aunque aquí, en el País Vasco, la técnica está al servicio del producto), la textura es un medio para marcar sabores y siempre procuramos que haya matices y texturas”, describe Rodrigo. “Hemos creado un espacio donde queremos que la gente venga a disfrutar, a vivir ‘slow”, matiza Iker, mientras señala que la vajilla es artesana, hecha a mano.
Soul en Ssua
La decoración remite a usos y costumbres del sector primario vasco, suena buena música (Rolling Stones, Otis Redding, James Brown…), las reservas se procuran distribuir en dos turnos (“tampoco echamos a nadie”) y el servicio, agradecido y afable, rompe el mito lastimero del ‘hostielero’ local. Además, puedes poner la guinda al pastel con cócteles preparados por Santi García, porque sí, también tienen su rincón de coctelería para solaz de quiénes disfrutamos con esos tragos preparados con tino y dedicación. Otro motivo para señalar el flamante Ssua, mientras recuerdo la mezcla de Penicillin y Whisky sour (con jengibre y Lagavulin) que me sirvieron, como oferta imprescindible en el barrio, muy por encima de otros negocios regentados por el bueno de Iker. Hablando de gratas sorpresas…
(Igor Cubillo)
31 de Agosto, 31; 20003 Donostia – San Sebastián (Gipuzkoa)
+34 686 015 479
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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