Restaurante Ekaitz (San Sebastián). Familiar y ajeno a modas
Qué demonios hago yo aquí. Debí pensarlo al recordar que en mi anterior visita terminé por desaconsejar entrantes y postres para, eso sí, deleitarse con los benditos sacramentos que acompañan (o al menos acompañaban) sus alubiadas. No soy de dar segundas oportunidades, ni estaba la meteorología para guisos y cocidos, pero el caso es que terminé con mis posaderas en el comedor de Ekaitz. Ni en las mesas de su concurrida zona de barra ni en las de esa terraza puesta al día, en la zona noble de decoración rústica y cercanía al vecino.
Ubicado en lo alto del monte Igeldo, camino de Orio, el que nos ocupa (no confundir con los bares de Gros y Parte Vieja) es uno de esos entrañables restaurantes familiares que la parroquia conoce con otro nombre. Llamamos Polipaso a este refugio de ciertas tradiciones donde cuesta aparcar en horas y jornadas señaladas porque nada es allí impostado, ni los tentempiés (carne cocida…), bocadillos y platos combinados de su referida barra, ni la experiencia de esas camareras talludas y resolutivas que han pisado miles de veces el refectorio anexo. Mucho menos el contenido de una carta ajena a modas (y prácticamente al paso del tiempo) que desborda sencillez, raíz y honestidad por sus dos caras. Lo hace con propuestas como consomé, sopa de pescado, espárragos, croquetas, huevos con patatas fritas, chipirones con su tinta, callos, solomillo con guarnición y, por supuesto, arroz con leche casero. No busques ínfulas, barroquismo, I+D ni gastrotontería foodie.
Mi elección fue otra el pasado miércoles. Yo, en lugar de apostar por Casandra y casarme en La Vega, escogí ligereza y gané: ensalada mixta (12 €), anchoas fritas (12€) y merluza albardada (24 €) mereciendo especial aplauso el pescado, jugoso y nada nada seco, el gran peligro cuando uno pide lo mismo en otros lugares y lo riega con Viña Alberdi (20 €). Está tan apartado que a veces se me olvida que Polipaso continúa en pie allí, con sus servilletas folkies de tela, en lo alto de esa montaña suiza de emociones. Menos mal que ellas, con su ausencia de pretensiones y su mezcla de afabilidad y displicencia, rara vez me fallan.
Y es que en tiempos de deriva, lo mismo en música que en gastronomía, quizá en cada aspecto de la vida, cosas que antes me disgustaban ahora las consiento e incluso las añoro. Tampoco soy tan raro.
web de restaurante Ekaitz
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Paseo Padre Orkolaga, 131; 20008 San Sebastián (Gipuzkoa)
943 21 20 24 / 943 21 73 49
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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