Rocacho Plaza 🔪 Arroces, carne de El Capricho y más
Me contaba mi partenaire que a ella, que suele hacer muchas barbacoas en su casa, jamás se le ha ocurrido poner sobre el fuego una txuleta, pues es muy complicado dar con el punto adecuado. Por lo visto, mucho más de lo que se pueda pensar en primera instancia. La reflexión venía a cuento de la ejecución de una chuleta en Rocacho Plaza (Madrid), establecimiento que anuncia «brasa y bar» y cuenta precisamente entre sus grandes reclamos con la carne de El Capricho. No nos importó por tanto pedir una de vaca con 40 días de maduración (las alternativas eran cortes de buey y de vaca “de trabajo” con 90 días) que llegó a la mesa escoltada por pimientos del piquillo confitados (descartadas patatas fritas y ensalada verde como guarnición) y luciendo tres colores, sí, pero la capa exterior teñida de negro.
Al encargado se le fue de la mano con la caramelización de la proteína, con la reacción de Maillard, hasta el punto de quemarse y presentar un gusto amargo. Disfrutamos, no obstante, la estrella de la casa al recortar, cual toreros de salón, cada lámina y comer exclusivamente su interior, de infiltración poco exagerada, buen sabor y mordida.
No hubo fallo en los pases previos, consistentes en una breve sucesión de clásicos o favoritos de la casa madre (Rocacho Plaza abrió sus puertas en junio de 2023, pero es el hermano pequeño de otro Rocacho, el de Padre Damián, cuya trayectoria arrancó en 2017), que consistió en cecina de buey larga de sabor y fragancia tan intensa como elegante; una notable ensaladilla rusa rematada con mahonesa casera de marcado gusto a aceite de oliva picual, bien oportuno para completar una receta que incluye ventresca de atún, patata, anchoa, zanahoria y gambas; y un bacalao en tempura de tinta de calamar que resultó tierno y rápido bajo la original cobertura crocante que le otorgaba aspecto de roca negra.
Tiramisú a la vista en Rocacho Plaza
Rematamos la comanda con un tiramisú peculiar preparado al momento ante los ojos del comensal por el diligente camarero, porque hay que destacar la profesionalidad del servicio de sala. El susodicho superpuso láminas de pavesini, fino y firme bizcocho que empapaba con café descafeinado y marsala (vino fortificado siciliano), crema de queso mascarpone, antes de cubrir el conjunto espolvoreando cacao natural. Más de un italiano y más de dos se escandalizarán ante el sencillo espectáculo, como acreditan las reacciones de más de dos amigos ante las historias de Instagram donde yo mostraba la operación, pero lo cierto es que el resultado era bien resultón y, al margen de academicismos y sentimentalismos, satisfactorio. Fue el colofón a una comanda regada con Juvé & Camps, pues Igor Pérignon rara vez perdona la burbuja y, pese a detectar el Gramona Imperial 2014 que a 39 euros, efectivamente, resultó ser la única referencia agostada ese día entre las aproximadamente 130 que incluye la carta de vino.
Así que, ya sabes, cuando vayas a Rocacho Plaza no pases por alto sus recomendables clásicos particulares, alerta al parrillero de que no se pase con la llama y disfruta en buena compañía de un espacio agradable y más que agradable. Yo, que presumiblemente iré solo, pediré uno de los arroces y fideuás “de barra”, individuales, que acaban de incorporar a su oferta más informal, opción a priori idónea para llaneros solitarios que, por fin, no se tendrán que quedar con las ganas por el mero hecho de acudir sin compañía. Se sirven en barra, claro, y en mesas altas, como parte de su propuesta de picoteo, y en horario ininterrumpido de 12:00 a 23:00 horas.
Plaza del Marqués de Salamanca, 9; 28006 Madrid
+34 91 914 84 44
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
Comenta, que algo queda