Bistró Guggenheim Bilbao. El vino, un insulto al talento del chef
El Museo Guggenheim Bilbao está de moda, en el plano gastronómico, porque al restaurante que regenta Josean Alija bajo su piel de titanio (Nerua) le ha sido concedida la primera estrella Michelin. Enhorabuena, pues, a un cocinero que no logró seducirnos en los dos o tres cócteles donde hemos probado sus creaciones. Quizá por eso optamos por cenar el menú degustación del Bistró Guggenheim, que ubica sus mesas al fondo de la cafetería, asomadas a la ria.
Allí nos dirigimos y encontramos, a modo de bienvenida, una gran sonrisa. De aperitivo, aceitunas corrientes. Para empezar a beber, una copa de cava con frutos rojos que había que empeñarse en la tarea para acabarla. La terrina de txangurro estaba rica, cierto es. Igual que el arroz cremoso de chipirón con queso Idiazabal. Y a mitad de cordero asado y deshuesado (preparación rica y original) ya nos dimos cuenta de que es un menú contundente, saciante. De postre, una torrija caramelizada en la sartén que pecaba de sequedad y a la que hacía flaco favor el helado de café.
Todo ello por 32 euros + IVA, un precio más que asequible, vive Dios, si no fuera porque el vino del menú, de ese convenido por casi 6.000 de las antiguas pesetas (era una moneda, por si alguno no la conoció, que lo cierto es que el tiempo corre que es una barbaridad), era un desastre. Un insulto al cliente. E incluso al talento del chef. Sabedores de ello, supongo, lo primero que ofrece la casa es la opción «maridaje» que, pagando 9,50 euros (+ IVA) más (cada uno), da opción a acompañar cada plato con una copa de cuatro vinos diferentes: txakoli Itsasmendi, Baigorri crianza, Aura verdejo y uno dulce que no recuerdo. A casi tres euros el chupito, oiga. ¿Qué les cuesta cobrar dos euros más, si es preciso, y servir un vino decente en vez del Palaciego de año? Uno de esos crianzas que despachan a 6 euros en el súper sería más que suficiente. La primera preocupación del hostelero debería ser que el vino que sirve ‘de serie’ maridase mínimamente con la comida. Que se pueda beber sin accesos de arcada. Lo demás, lo dicho, es un insulto.
(cuchillo)
web del restaurante
Avenida de Abandoibarra, 2; 48009 Bilbao (Bizkaia)
944 23 93 33
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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Pues ya sabes, Blacky, lleva dinero extra para el vino. Porque el Palaciego ese no hay quien lo beba.
Salu2.
jajajajaja hecho! aunque no soy yo muy de vinos…solo el vin blanc 😛 (aquí es cuando mis amigos me dicen: «anda que tanto blog de restaurantes, y tu sin probar el vino»!)
Tengo muchas ganas de ir, apunto vuestra experiencia! 🙂