Bienvenidos a Bar Boca do Río (Porto do Son)
Un singular robot construido con piezas de automóvil, entre otros elementos, recibe a cuantos se acercan al bar Boca do Río, ubicado junto a la playa coruñesa de Río Sieira.
leer másUn singular robot construido con piezas de automóvil, entre otros elementos, recibe a cuantos se acercan al bar Boca do Río, ubicado junto a la playa coruñesa de Río Sieira.
leer másSé que estoy alimentando a un monstruo, pero no puedo evitar hacerlo. Cuando este post se publique y alquien ponga en su busqueda de google «el mejor pulpo del mundo», es muy posible que nuestras despiadadas y maquiavélicas técnicas SEO hagan que lo primero que se lea sea esta crítica. Y entraremos en un bucle. Querremos disfrutar de un pulpo a feira fantástico en lugar pequeño, de no más de 30 comensales, y encima pretenderemos que no haya que esperar colas kilométricas y armarse de paciencia. Y no hija, no. Nueve de cada diez habitantes de Ribadeo y un asturiano de Castropol nos juraron que el mejor pulpo del mundo se sirve en Casa Villaronta. Y nos avisaron: tened paciencia, hay que esperar, mucho. Así que nos decidimos por el plan B y acudimos a cenar a las ocho de una tarde espectacular de un septiembre inusual (por el buen tiempo). Nuestro horario centroeuropeo se vio recompensado con la última mesa libre de la noche y desde una privilegiada ubicación pudimos contemplar el trasiego de bandejas de pulpo. [slideshow] Y, claro, pedimos pulpo en abundancia y no sabría decirles si el octopátido era el mejor, el amigo del mejor, o su cuñado, pero estaba en la liga de los grandes pulpos que han jugado a ese juego. Perfecto de carne, templado que no caliente, espartamente aliñado, de una manera minimalista, sabia, como diciendo «Señores, aquí se viene a comer pulpo y no a untarse el gaznate con pimentones». Los cachelos, que en otros establecimientos acompañan de serie al pulpo, aquí hay que pedirlos como extra y eso nos refuerza en nuestra impresión de que lo que cuenta es el pulpo y nada más que el pulpo. Y así, disfrutando, con una lágrima de emoción que desbordó nuestra mejilla y cayó en el cuenco de porcelana blanca en la que nos fue servido un Ribeiro de la casa que quitaba el sentido, fue pasando la noche. Estábamos en racha y pedimos también calamares, de los que...
leer másEste lugar austero, que no parece haber experimentado reforma arquitectónica ni estética, con sus pequeñas mesas y taburetes, conserva la esencia del lugar. Lo que una vez fue todo el barrio.
leer másEl tiempo ha pasado y las cosas han cambiado. A peor. Nuestro regreso a Porto do Son tuvo mucho de mágico, pero concretamente el regreso a El Hórreo tuvo mucho de decepción.
leer másloquecomadonmanuel, todo junto, sin espacios de espera entre plato y plato, se plantó el otro día en Portonovo. Cuando juegas fuera, lo lógico es dejar la iniciativa al equipo de casa, asi que me dejé llevar por dos primeros espadas, reincidentes del local, al restaurante O Salgadoiro. Lo primero que me llamó la atención fue que en la tierra del marisco se apueste por un local de corte tan moderno, donde los negros y naranjas predominan muy acertadamente. y que, no obstante, no llama a los turistas que buscan el rico manjar marino. La carta toca todos los palos : el marisco-obligado en esta tierra-, carne, pescado, revueltos, raciones varias… Como mis amigos eran mano, dejé que hablaran ellos y optaron por un variado picoteo: tostas de jamon y salmón, un mas que bien presentado revuelto de grelos y erizo, unos frescos chipirones encebollados que hicieron las delicias de los amantes de los untasalsas por fina y sabrosa, y un tapado que se convirtió en el plato estrella, la zorza. En todos estos años en Galicia nunca me gustó, ya que repite mas que los programas del corazón, estando esta suave y muy apetecible. Gran descubrimiento. Las cantidades en los platos, mas bien generosas, y los precios, propios de El Club de la Comedia, por irrisorios dada la calidad. Por todo ello, llegamos a los postres vencidos pero con una sonrisa en los labios, gracias en parte a una rubia alemana de grifo. La próxima vez caerá la brocheta de carnes que desfiló ante nuestros ojos con aires de pasarela para posarse en la mesa contigua. Al final llegaron las ofrendas, declinamos un ofrecimiento de chupito y yo les obsequié con un Manolito bien merecido. (Desde Galicia para loquecomadonmanuel, les narró Arturo Mendoza, el reportero que pierde memoria y gana barriga) Igor CubilloPeriodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige...
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