Hotel Los Infantes (Santillana del Mar). Un oasis entre el turismo
(+33 rating, 7 votes)Cargando... Santillana del Mar es un pueblo turístico de encanto pétreo medieval que se ve en un solo día. O en una única mañana. Es como un parque temático genuino. Aunque cuenta con plétora hotelera económica, los huéspedes que pernoctan varias noches suelen usarlo como base y desde ahí proyectan sus excursiones hacia los alrededores. Además de muchos hoteles, Santillana del Mar tiene muchos bares (alguna sidrería, algunos negocios mejor decorados que tratan de escapar de la rusticidad…), a la par que muchas tiendas y restaurantes. La última vez que paré por esas calles empedradas los comerciantes se quejaban en la prensa de que los turistas entraban, miraban y se iban sin comprar. Normal: estarían comparando precios, pues esas tienducas con precios superiores al supermercado venden todas lo mismo: muchos tarros de anchoas de Santoña y paquetes de sobaos, un poco de bonito en frasco y de embutidos de ciervo y de jabalí, no tanto queso como cabría esperar… Recuerdo que de niño ahí tuve un susto con una vaca que estaba abrevando. La última vez que paseé por Santillana del Mar fue en el puente de Todos los Santos. Había manadas de turistas (vascos a tutiplén, algunos franceses y también paisanos de muchas otras regiones españolas), llovía (casi siempre que voy a Santillana del Mar llueve, excepto cuando nos citamos un día con Amaia, La Reina de La Movida, que brillaba el sol) y era un incordio el piso irregular de piedra por incómodo y resbaladizo. En el paseo miramos mogollón de menús populares muy similares, con cocido montañés de primero más pollo, lomo y otros productos baratos y de batalla, por unos 12 euros. Hay sitios más caros ahí, como el Restaurante Los Blasones y el Parador Nacional. Y ya estábamos yéndonos del pueblo hacia el coche cuando, caminando, pasamos frente a un palacio del Siglo XVIII, el Hotel Los Infantes, con su fachada señorial y su ‘placa al mérito turístico’ (de esto me entero ahora en Internet). Me...
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