Esta estación nunca ha estado demasiado bien vista, pero en La Rioja es un espectáculo imperdible de paisajes, colores y sabores. Si las regiones tuvieran su propia pasarela de moda, la ‘Colección de otoño’ riojana triunfaría sin ninguna discusión.
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José Luis Vicente Gómez (aka Txebiko) regenta en Laurel un restaurante inaugurado en 1903 donde sirve comida tradicional resuelta con desenvoltura, finura y una puerta abierta al atrevimiento.
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No me vengan más con que la comida vegana es necesariamente aburrida y/o insípida. Aquí el tofu, el seitán, el falafel y demás cogen vuelo, cobran diversión y sabor merced a numerosas guarniciones y salsas que aportan contrastes, matices y un extra de swing especialmente atractivo en las propuestas con regusto picante.
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(+75 rating, 15 votes)Cargando... La del Laurel es la calle de vinos y de pinchos con más ambiente de Logroño. El nivel medio de la oferta no es para echar cohetes, pero lo puedes pasar bien. Esta estrecha calle, sobre todo, la animan los bares (mi favorito quizá sea La Tavina, en el córner de entrada), pero abundan también los restaurantes. El que atesora más caché es el Cachetero, y perdón por la redundancia, pero me ha salido sola. Quería comer ahí desde que en el típico artículo gastronómico del ABC, el periódico monárquico, leí que ahí solía comer Su Majestad el Rey. Señal de garantía, ¿no? Pues yo iba a potear al Laurel y el garito siempre estaba cerrado. Luego me enteré de que el dueño lo había dejado, se había jubilado y había pasado los trastos a uno de sus más hábiles discípulos, Josele, quien modernizó la carta, ajustó los precios a la baja y dejó tal cual la decoración del salón comedor, amplio, antañón, crema y adornado con muchos cuadritos exhibidores de reconocimientos manuscritos de los clientes satisfechos (‘estómagos agradecidos’, los llaman en su web), caso de los tres Sudamericanos, que hasta dibujaron una coqueta caricatura el año en que yo nací. Pues el miércoles que fuimos a Logroño para ver al rocanrolero Roy Loney, en primera fila me topé con un logroñés de pro: Javi, el primo de Carlos Benito, compañero y sin embargo amigo en las tareas periodísticas. Por esto le llamaremos Primo. Primo tenía el jueves libre y comentó: «Venís a un concierto al Biribay y mañana vais a comer al Cachetero… Estáis bien informados, ¿eh? Pues voy con vosotros, que conozco a Josele, al dueño». Así que al día siguiente nos tomamos los tres una ronda de tres potes, cualitativamente decrecientes, por el casco viejo logroñés, donde Primo mora en una casa centenaria (como centenario, o casi, es el Cachetero). En el primer local, el mejor, el elegido por mí (La Tavina mentada), de casualidad nos cruzamos con Josele, quien nos...
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