Ni el Valle de Atxondo (Bizkaia maitea), guardián de nuestras esencias, tierra de leyendas, es impermeable a la moda del falafel, el hummus y el sésamo, a las corrientes del veganismo y la soberanía alimentaria. Tampoco, por supuesto, a la fiebre eco.
leer más
¡Más garbanzos! ¡Es la guerra (contra el Covid-19! Hagamos más llevadero el encierro con esta receta de hummus de lo más sencilla: pocos ingredientes, todos a la vez en la batidora y en unos minutos, obtenemos un puré de textura suave, denso, rico en proteínas, vitaminas y fibra. Una joya, vamos.
leer más
(+17 rating, 5 votes)Cargando... Lo del sábado pasado tuvo mucha guasa, ciertamente. Quisimos reservar en Milagros (japo-mexicano), pero sólo nos daban para el último turno, a eso de las 23:30 horas. Muy tarde. Mejor cambiamos plan. Nos acordamos del Adriatik, un albanés la mar de apañado de Leioa, al que hacía mucho que no íbamos. Y tanto que hacía mucho… Cuando nos presentamos allí, el nombre seguía siendo el mismo, pero los ricos y baratos platos mediterráneos se habían convertido, como por arte de magia, en platos combinados, de esos que no tienen nombre, sino números. Gracias al cielo que llegamos pronto y nos dio tiempo a reaccionar, poniendo rumbo a Bilbao centro raudos y veloces. De camino, intentamos reservar en un nuevo restaurante griego, de nombre Algo Diferente, en el local donde, hasta no hace mucho, se encontraba el Lu’um. Pues estaba completo. ¿Quién dijo crisis? Total que, como teníamos ganas de rollo étnico, acabamos yendo a lo seguro (por calidad, servicio y precio): Capuccino, el egipcio de la calle Gordoniz, junto a AlhóndigaBilbao (que no confunda el nombre; es egipcio, sí). Tuvimos suerte y, como aún no era muy tarde, pudimos cenar sentados en la terraza (esa que no tiene más de tres mesas) en lugar de en la barra. La barra, para ir dos, no está muy mal, pero para cuatro, como éramos el sábado, se hacía un poco incómodo. Lo dicho, en la terraza que acabamos, divinamente y sin lluvia (que amenazaba la muy traidora). Como entrantes, el socorrido hummus y un queso especiado (queso crema, juraría que ese que tiene nombre de ciudad estadounidense, con pimentón, perejil y aceite). El queso no decía mucho, tendríamos que haberlo cambiado por la ensalada griega (sencilla, pero muy rica en anteriores ocasiones). El hummus, correcto, pero poco espeso para mi gusto. La verdad, y sin ánimo de presumir, me quedo con el que hace mi husband cuando se acuerda (lo que viene a ser dos veces al año, tolomás). Y, como platos...
leer más
Comenta, que algo queda