Kimtxu (Bilbao). Snobs, guiris y expectativas no satisfechas
No es mi costumbre poner en entredicho la propuesta de quienes se ganan la vida dando de comer menús por menos de 15 euros. En ese rango de precios no se puede pedir florituras, y mucho menos magia. Pero en el caso que nos ocupa confluyen varias circunstancias que invitan a ser severo en el juicio. Para empezar, los gestores de Kimtxu venden esencia vasca («taberna vasco-asiática» es el pomposo apellido del negocio), pero el sustrato autóctono apenas se percibe, más allá del emplazamiento del local, en pleno Bilbao. Además, volviendo a los dineros, a la carta el precio se dobla y casi triplica fácilmente, sin ningún capricho, y las «tapas del día» (de la semana o del mes, pues he estado allí en dos ocasiones y eran las mismas cinco) son manifiestamente caras. Y a lo señalado se unen las altas expectativas no satisfechas, producto de una cascada de reseñas y comentarios, principalmente en las redes, tan positivos como extemporáneos. Parece que lo que toca, lo bien visto, es deshacerse en halagos hacia Kimtxu, afianzando así nuestras candidaturas a Hipster del Mes. Estábamos llamados a chocar. ¡Catacroc!
El primer desencuentro, ya he dicho, es con el planteamiento: el local se promociona como taberna vasco-asiática. ¿Asia? He comido en cuatro chinos y pillo el concepto. De acuerdo, aquí hay poso y reminiscencia oriental: fideos txinos (sic), sashimis, rollitos vietnamitas y wasabi. Pero, ¿y lo vasco? El sustrato «vasco-asiático» se antoja una entelequia, un mero gancho comercial que destila cierta pretenciosidad y conduce a esperar lo que no es, lo que no se ofrece. Pese a leer las palabras «vainas», «marmitako», «piparras» y «piquillos» en una carta muy del gusto del snob y el guiri, dos especies que nunca habían destacado en la fauna bilbaína. Por si fuera poco, se presume de carne gallega y también me han servido picaña, un corte típico brasileño. Es bien sabido que Brasil no se encuentra en Asia, y mucho menos en Euskadi; de ser así, Pelé, Rivaldo, Zico, Sócrates y Ronaldo hubieran vestido la zamarra rojiblanca. Sin duda. El caso es que tal variedad de referencias y procedencias termina de confundirme y deslocaliza el concepto.
En Kimtxu, asimismo, existe la posibilidad de comer las referidas «tapas del día», pero éstas resultan ciertamente caras. Con precios más altos que los del A Fuego Negro donostiarra, a 103 kilómetros, sin el derroche de creatividad y humor de Edorta Lamo; y aun más elevados que los del reputado Bitoque, a dos pasos, tras su traslado a Heros, 21. Las comparaciones son odiosas, sí, pero permítanme un nuevo ejemplo: ¿saben cuánto cuesta el extraordinario huevo mollete al oro sobre migas de pastor al chipirón y jugo de ave del Gran Sol, referente del pincho y el tapeo en Hondarribia, ciudad fronteriza donde se acuñó la palabra «caro»? 3,80 euros.
Pues resulta que en Kimtxu la minúscula e intrascendente ensalada de berenjena, yogur y agradable curry se despacha, sepultada por hojas de rúcula, a 4,50 euros. El tartar de salmón, rico, grato, suave y no demasiado especiado, a 4,75€. 4,80€ desembolsé por el sashimi templado de vieira, desprovista de su sabor intenso; salió más bien frío y asumían el protagonismo la base campestre, a base de setas y jamón, y el topping de cebolla crujiente. Otros 5,50€ por el muy suave tataki de bonito y crema de marmitako; sin carácter el pescado y agradable la crema, pero sin recuerdo del guiso marinero. Y 4,50€ por el canelón de pato y setas, una preparación gustosa que remitía al sashimi previo, por relleno y cobertura. Cinco tapitas y dos copas de Sierra Cantabria, comidas en barra, casi 30 euros. Un disparate. Varias de esas tapas figuran en carta o como opción en los menús del día. Así, el abanico de posibilidades no es tan amplio aquí como cabría esperar. Y, leído el párrafo anterior, al lector de esta weg, inteligente como es, no le extrañará que en esa casa nuestras sugerencias sean su Menú Kim (plato del día, postre y bebida -copa de vino, caña, agua o refresco-, por 8,50 euros) o su Menú Txu (un plato más, por 13,50). Así, al menos, uno no se gasta demasiado. Inconsistente argumento, sí, para animarse a pisar su comedor, más bien pequeño y ruidoso.
Y es que Kimtxu, sin pretender ofender a Iván Abril, cocinero viajado formado en cocinas de tanto relumbrón como las de Nobu y Martín Berasategui, promete más de lo que realmente ofrece. Por subrayar lo de vasco y por las desmedidas alabanzas de tanto correveidile. Y tampoco está a la altura de la leyenda de Bilbao, de su fama de ciudad donde se come de campanillas. Concretamente, pienso en el wok de verduras, setas y tofu con jugo de vainas que comí en mi segunda visita, y me viene a la mente su intrascendencia. La picaña de ternera, acompañada de puré de patata y hierbas y jugo de carne, tiraba más bien a correosa. Y recuerdo que el sabor escaseaba en el bol de pho, sopa vietnamita a base de solomillo de cerdo, fideos de arroz, verduras y caldo. ¿Los postres? Sin más. «Aquí no puedes comer tres veces por semana», dijo mi experto acompañante, que de esto sabe mucho.
Moraleja: la moda de la fusión casi está pasada de moda, así que hay que ser muy muy bueno para enarbolar el concepto. Yo pienso en fusión asiática y me vienen a la mente Chifa, Sudestada y Kabuki, entre otros. O, mucho más cerca (en Bilbao y Getxo), pienso en el mestizaje que destila Dando la Brasa. Miren, allí también se come por 13,50 euros, entre semana, y se disfrutan muchísimo más los sabores, los aromas, la presentación de los platos, su singular ‘vajilla’ y las espectaculares guarniciones. ¿Fusión en Bilbao? Lo tengo claro.
(ya ha estado en cuatro chinos, Igor Cubillo)
Henao, 17; 48009 Bilbao (Bizkaia)
94 652 78 92
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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- Kimtxu, taberna vasco-asiática | Alma Botxera - […] Semanas después de auqel mensaje una secuencia de post dedicados a Kimtxu se van publicando en blogs que habitualmente sigo: la propia…
Q pasó Igor, para unos comentarios tan incisivos, a un cocinero joven, q trabaja en su pequeño negocio recién inaugurado sin mas pretensión q satisfacer al cliente q se siente a comer en su casa?. Quizá algunos no esten acostumbrados a recibir un no x respuesta. Seguro q hay errores, pero la critica no se corresponde en absoluto con la realidad. Es una opinión respetable y bien redactada, pero solo eso. El saber argumentar no significa tener razón .
En desacuerdo, Amado Líder.
No he visitado tantas veces como usted el Kimtxu pero el menú que nos sirvieron, además de la buena relación calidad precio, fue original, diferente y muy bien elaborado.
No me sume sl grupo de corifeos que aplauden modernidades (sólo por el hecho de serlas) pero sí al de los que piensan que Kimtxu es un interesante work in progress al que es preciso dar tiempo para que despliegue todas sus potencialidades. Que creo que son muchas.
Abrazo, Madrazo.
Estimado Zuloko, la verdad es que las dudas me asaltaron a la hora de publicar este texto. No quería faltar a Iván Abril, ni poner en cuestión su valía profesional. Y ya digo que buena parte de la responsabilidad, de esas expectativas no satisfechas, se deben al irritante coro de voceros.
No obstante, apreciará que las mayores pegas se las pongo a la coletilla «vasco-asiática»; de eso usted no dice nada. Y también a los desmedidos precios de las tapas, que chocan con su defensa (de usted) de la cuestionable calidad-precio del local; mire, los precios de esas tapas no se ven ni en las cuevas de turistas de Lo Viejo, en Donostia.
Y creo haber leído la palabra «original». Considera, sinceramente, que alguien tiene que venir a Bilbao a enseñarnos qué es un tartar, un tataki, un canelón o una sopa vietnamita?
Abrazo.
Como decían en el colegio: ¡pelea,pelea! 😉
En fin, lo del precio nada que discutir. Bilbao se está subiendo a la Parra del precio exagerado peligrosamente. No es de recibo cobrar por un crianza ramplón hasta dos euros y hay locales del Casco y del Ensanche que lo hacen, wrong!
En cualquier caso aplico el baremo calidad/precio y en el menú insisto, estuvo calibrado aunque puesto a sacar una pega les pediría que cuando pidas cerveza te saquen un botellín de tercio y no un ridículo vasín que no dura ni dos sorbos. Que la cerveza es barata, coñe!
Y sobre lo de la etiqueta. Pues eso, que es una etiqueta. Si al chaval Iván le hace ilusión autocatalogarse vasco/asiático, no haga excesiva sangre. El negocio de la restauración es también marque-tiny y comunicación y fantasía. El único vasco asiático auténtico que conozco es el fabuloso Txubillo y lo es, más que nada porque son dos japoneses que cocinan en un bodegón donostiarra con producto fresco del paisito.
Y aprovechando su percha decir que sí, que hay un local donostiarra del que siempre que he lo he intentado me he ido con sensación de no entender nada, de sobrevaloración freítxiken y de burla. Y no es otro que el Epifánico A fuego negro. El problema será sólo mío. No lo niego; pero me parece que se burlan de mis escasas entendederas y hago el primo. A eso se suma la mala hostia que me produce el visionado de su txiripitifláutico vídeo promocional http://youtu.be/AnrgWUN1vdM en el que se ríen de los que no comulgamos con sus fantasiosas chips de molino.
Nada más, de momento.
Póngame a los pies de su señora.
Este que lo es, su seguro servidor, esclavo, amigo.
Gracias por darme la razón, (muy) estimado Zuloko.
No me canso.
Abrazo grande.