Restaurante Urbano (Donostia). Pasa el corte, con sencillez y sentido común
El centro turístico-gastronómico de la capital guipuzcoana es tan tan (tan) caro, que allí, en lo viejo, en la Parte Vieja, resulta complicado comer un menú del día por menos de 18€. En las dos calles emblemáticas, Fermín Calbetón y 31 de Agosto, es habitual que el precio ronde incluso los 25€. Y moviéndonos en estas cifras hay que ser exigente, qué leches. Remilgos, los mismos que demuestran los hosteleros al poner el PVP.
Dicho lo cual, y para despejar dudas cuanto antes, habrá que decir que el menú de 22€ del restaurante Urbano pasa el corte. Se come bien. Hay que darle la razón al cocinero Patxi Aizpuru cuando defiende la sencillez y la cocina con sentido común. Por su coherencia.
En mi caso, tras el boquerón que sirvió la casa a modo de aperitivo, de pasatiempo, ataqué un arroz con salteado de verduras y chipirón de temporada, combinación nada estrafalaria. El grano estaba suelto, con buen gusto y coronado por un hermoso txipiron que ganó por goleada a las verduritas; a su lado, prácticamente inadvertidas. A continuación, rape en salsa de sidra; un sapito entero, ración generosa y buen sabor (el pescado se lo sirve, habitualmente, Mikel Arrain, en La Brecha). Y, a modo de colofon, suflé de piña con sopa de ron. Platazo rico, abundante e incluso pelín sorprendente.
Al acudir solo, fue inevitable reparar en la fina indumentaria y la conversación de la mesa aledaña, donde escuché decir que la salsa del cordero a baja cocción tenía gusto a queso («me gusta que el cordero sepa a cordero», protestaba ante su acompañante la guapa comensal), y la mamia un premeditado fondo ‘quemado’.
Yo no me quejé de aquello a lo que hinqué el diente, y ello me hizo pasar prácticamente por alto detalles que, en otro caso, podían haber convertido la experiencia en calamitosa. Apenas eran las 14:30 horas y no quedaban más de la mitad de segundos platos que componían el menú: ni anchoas del Cantábrico al estilo papillot, ni filete muxarra con vinagreta de tomate fresco, ni lenguado de la costa al txakoli, ni carrilera de ternera con guarnición de berza hervida y su salsa. La bebida se demoró tanto que llegó antes la comida (el arroz, no sólo el boquerón) que el vino (Albiker, 2010; un rioja joven de Bodegas Altún, en Baños de Ebro), que tuve que reclamar. Y, para colmo, no funcionaba el datófono, por lo que tuve que aligerar lastre del pantalón. Ya ven. Aún así, disfruté de la comida, que es de lo que se trata. Ojalá el sentido común dejara de ser el menos común de los sentidos…
(Igor Cubillo)
web de Urbano
Calle 31 de Agosto, 17; 20003 Donostia – San Sebastián
943 42 04 34
reservas@restauranteurbano.com
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
parece un rape ahogado en salsa no??
Apreciado Mr. Duck,
mucho acostumbra usted a fijarse en salsas y aceites. ¿Ha tenido alguna experiencia traumática con ese tipo de lubricantes?
En cuanto al sapito en cuestión, decir que no, que el (espléndido) plano cenital puede, quizá, dar una imagen equivocada, pero lo cierto es que la salsa se sirvió en su justo medida.
Muy a gusto en el Urbano, oiga.
Un saludo.