Casa Urola (Donostia). Entre las mejores barras de Lo Viejo
Dios aprieta, pero no ahoga. Vemos lejano el día en que podamos invitar a nuestra chica al comedor de Casa Urola, donde el cuarentón Pablo Loureiro (miembro de Sukatalde -Asociación de Jóvenes Cocineros de Gipuzkoa-, nacido en el restaurante Rodil y hasta 2012 jefe de cocina del Branka) se ha consolidado compaginando tradición levemente reinventada, sirviéndose de algunas técnicas modernas, y las artes clásicas del asador, de la parrilla. No obstante, siempre que paso por Donostia procuro acercarme a su planta baja para comer algunas de sus propuestas, más económicas a pie de calle. Confieso que su barra es de mis preferidas en Lo Viejo, junto a las del Néstor y La Viña; tres barras cortas, con oferta reducida (nada de 67 preparaciones, entre bocadillos, culto al surimi, chorretones de mayonesa y hordas de franceses realizando imposibles coreografías plato en mano) y sobrada de calidad. Poco y escogido. Un gusto.
En el caso que nos ocupa, Casa Urola, me encanta acodarme en el tablón, con aire distraído, y tomar un vino con su pintxo de anchoa ahumada; un lomo rollizo, sápido, regado con sutil vinagreta y acostado sobre pan tostado, que aporta contraste de texturas y evita engullir una base reblandecida por el aceite. Un canto a la sencillez que entono cuando voy con prisa, de ronda o entre horas. Si tengo 56 minutos, prefiero ocupar una mesa en la referida planta baja (en la superior está el comedor formal formal) y regodearme con el surtido de pintxos, tapas y raciones que ofrece, todo a precio ajustado y presentado con buen gusto; una loa al producto, aunque sea en miniatura.
Lo suyo es empezar con una ensalada de tomate, bonito, guindilla en pequeños tacos y cebolleta, normalmente generosa en aceite, para rebañar el plato. Si se va a comer más cosas, que es lo aconsejable, media ración (3,50€) basta para que dos personas piquen más que suficiente. Luego, hay una docena de pinchos, y media de raciones (anchoa, gamba blanca, alistado, ajoarriero…), para escoger.
Están buenos y bien vistosos los champiñones al horno con yema de huevo y puré de patata (6,50€ la ración; 4, media). La brocheta de pulpo y crocante papada, con sopa de patata (2,80), te deja con ganas de más. Y nunca me han defraudado la vieira (con crema de ajoblanco y vinagreta de café, 3,10), el bacalao confitado (con pil-pil de vainas, o crema zurrukutuna, 2,80), ni la carrillera (con espuma de patatas y verduritas, 2,50), todo ello sin tacha. ¿Más? Bueno, tengo pendiente probar el taco de chuleta con piquillos (3,50), la cuchara de salpicón de bogavante (3,70), el taco de foie fresco sobre crema de pochas (3,40), la hamburguesa de bonito fresco (4)…
No obstante, sobre todo, hay que prestar especial atención a las propuestas de temporada. Casi siempre espectaculares. De rechupete la paleta de liebre guisada con arroz de setas, plena de intensidad, de potencia (3,50€), como corresponde a la caza. Estupenda también la alcachofa con cardo, jamón y praliné salado de almendras (2.20). Bien buena la costilla de jabalí en salsa, dechado de finura y terneza, con patata rota (3,50).
Como se aprecia, siempre es un placer hacer una parada en Casa Urola, como lo es en La Cuchara de San Telmo, por ejemplo. Pero Urola cuenta con la ventaja de que allí es frecuente encontrar asiento, mientras que en La Cuchara (también en la parte vieja) lo habitual es comer de pie, con estrecheces y algún que otro empujón. Mal menor una costilla rota, pues la comida también está rebuena, como ya conté en esta misma weg (sic).
(tiene claras sus preferencias en Lo Viejo, Igor Cubillo)
Fermín Calbetón, 20; 20003 Donostia-San Sebastián (Gipuzkoa)
943 44 13 71
Cierre semanal: martes
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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