Gin Show Bilbao. Entre la bruja de Blair, Seagram’s y los poetas del alcohol
Mi generación contaba los días que faltaban para que llegaran el 25 de julio, Santiago apóstol, el concurso de paellas de Aixerrota y la noche de fiesta previa en el bosquecillo, entre los acantilados de La Galea y el cementerio de Getxo. Vamos, el escenario donde los padres de Stephen King podrían haber concebido a su criatura. Allí había fiesta y desenfreno. Eso se decía. No obstante, desde que vi ‘El proyecto de la bruja de Blair’ tengo respeto a los bosques. Uno entra a coger níscalos y sale de allí magullado y estigmatizado, cuando no desollado. Por eso cuando me propusieron visitar un bosque en pleno centro de Bilbao me lo pensé durante tres segundos, tiempo suficiente para ver pasar tu vida en filminas, en caso de que la cosa se ponga chunga. La conclusión fue la siguiente: qué coño, tampoco puede ser muy peligroso transitar junto a un bosque de 60 botánicos. Esos vasos y su aromático contenido eran parte de las atracciones del Gin Show organizado, el martes pasado, por Drinks Marketing Group en AlhóndigaBilbao; y, efectivamente, allí el único peligro era no ponerse un límite a la hora de catar las distintas marcas de ginebra presentes en el encuentro.
Yo acudí con Dicky, y éste se encargó de pararme los pies y de invitarme a dos sandwiches del Eme cuando afrontamos la retirada. Antes, me entretuve en la ponencia de Patxi Troitiño, Campeón de España de Coctelería en 2009, y tuve oportunidad de probar algunos de los cócteles con más éxito en Stick Cocktails, el local que regenta en Errenteria. A saber: Donosti sunrise (licor de mora, ron y nata), orange chocolate cocktail (eso mismo), cóctel doble, mojito nitro, gintonic decantado (con chili, con chocolate…), ese juego de aromas, sabores e imágenes de laboratorio que es Dr. Jeckyll… Me entretuve y anoté la frase que abre su vídeo de presentación: «Los barmans somos artesanos del hielo y poetas del alcohol».
Luego paseé por el espacio expositivo, acotado por cortinones, un tanto desangelado él, y aproveché para comer helado a base de ginebra Vones (que cuenta con castaña gallega entre sus ingredientes), saludé al cordial Jaume Pineda (Gastrourdiales), tomé un combinado a base de Licor 43, ginger ale y lima (en mi adolescencia el 43 se mezclaba con cola, con Cointreau, con batido de chocolate…), y contemplé cristalería profesional de Giona.
No estuvo mal la tarde, no, pero lo mejor fue la larga charla con el comercial para Bizkaia de Osborne, distribuidora de Seagram’s, ginebra yanqui seca, con carácter y muy clásica, como la queremos aquellos a quienes nos gusta el gintonic. Esto es, la ginebra con tónica y un twist de limón. Lo demás, los preparados con ginebras de sabores que demandan los snobs (el pepino, para el gazpacho, oigan) y esos jardines flotantes para regodeo de quien prima la estética por encima del gusto, deberían recibir otro nombre. De hecho, deberían estar penados por la ley, pero eso es otro cantar.
En España se mueven cada año 600.000 cajas de Seagram’s, y la casa presume de ser «Nº1» en su país, Estados Unidos, donde vendería más que Gordon’s, Beefeater y mi apreciada Bombay juntas. Lo indica en unos tarjetones publicitarios de estética abiertamente vintage, entre pija y nerd. Justo encima de donde señala el toque distintivo de las incrustaciones de conchas marinas que aportan relieve a su botella y se recalca la importancia de la destilación en frío. ¿Con qué botánicos? Enebro, cilantro, naranja dulce, naranja amarga, raíz de angélica y aceites esenciales. ¿Y ese toque amarillento? Consecuencia del breve envejecimiento en barricas de madera. Pues eso.
(Igor Cubillo)
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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