All i Oli (Donostia). Sabor catalán
Alguien resumió en tres palabras las claves del éxito de un buen restaurante, incluso las de aquellos mediocres que prácticamente llenan a diario, o simplemente logran subsistir sin grandes dotes: ubicación, ubicación y ubicación. Pues vaya, resulta que ésta no es el punto fuerte del All i Oli, de hecho puede que sea su principal handicap, pero el buen servicio, la grata y recogida ambientación, y las bondades de su cocina hacen que apetezca ocupar sus asientos aunque sea preciso acudir en vehículo y aparcarlo a cierta distancia, en el aparcamiento de un campo de fútbol, por ejemplo. Inconvenientes llevaderos cuando a uno le apetece comer cocina catalana en Donostia, entre otras cosas porque nadie le hace sombra, nadie rivaliza ni está a su nivel incluso en la provincia.
Concretamente, el restaurante All i Oli se ubica en Martutene, donde antes estuvo el bar El Estanco, bien alejado de las rutas turísticas de la ciudad, a nada menos que cinco kilómetros de La Concha. Allí montaron, en 2011, el tarraconense César Barreda y la donostiarra Aránzazu Mendioroz un negocio entregado al recetario catalán cuyas raíces están en Viella (aka Vielha, Valle de Arán), en su cocina tradicional y en otro prestigioso restorán llamado también All i Oli, comandado por la familia de César.
En mis dos visitas he probado varias de sus especialidades y sólo me ha parecido pobre la verdura a la brasa, ese combinado de alcachofa, pimiento rojo y verde, tomate, calabacín, patata y triguero. Claro, que la comparo con esa prodigiosa que sirven en Casa Urola, tanto en verano como en invierno. Así es difícil salir airoso. Y, además, eso de comparar está muy feo.
Sin embargo, encontré estupendos esos calçots de Valls (I.G.P.) que pronto volverán a su carta. Tiernos, sápidos y mojados en un notable romesco, cumpliendo la divertida ceremonia, babero en ristre y descolgando cada cebolleta como haría Jane Badler, la pérfida Diana de la serie ‘V’. Viva el otoño. Resultan curiosos, y más que curiosos, los pequeños caracoles a la llauna, procedentes de Lleida, regados con sal, pimienta y aceite, flambeados con brandy, y degustados junto a salsa all i oli nada más retirarlos del fuego, donde protagonizan su última danza, posadas sus conchas sobre el fondo de la plancha. Y bien bueno estaba el rossejat de fideos con sepia y langostinos, un plato típico de pescadores que en origen se elaboraba, en las propias embarcaciones, con el pescado sobrante. A fin de cuentas, una preparación similar a la fideuá, pero a base de fideos finos dorados previamente en sartén, antes de llevarlos a ebullición, que, a fin de cuentas, es el único plato de pescado de la carta.
También satisfacientes, las habitas a la catalana, sabrosas y nada pesadas, pese a contar con su ajo tierno, su jamón, su panceta… Correcta la sencilla combinación de bacalao desalado, atún, espárrago, oliva negra, huevo cocino y tomate que compone su exqueixada. Y a muchos gustará, e incluso sorprenderá, esa cabeza de ajo para degustar diente a diente después de ser asada en la espectacular parrilla instalada en pleno comedor, en una esquina, otro reclamo del local. Es muy vistosa y no enrarece el ambiente, ni ahuma a la clientela ni llena el recinto de olores. Un acierto.
Tras dos visitas, ya no tengo duda en la capital guipuzcoana; me preguntan allí por un restaurante catalán con hechuras de tal, de restaurante y de catalán, y respondo All i Oli. Y, de paso, me empujo un chupito de ratafia, ese licor catalán a base de nueces verdes y hierbas con el que cierro mis visitas.
(espera con ansia que vuelvan a asomar los calçots, Igor Cubillo)
Camino Okendotegi; Donostia-San Sebastián
943 46 02 96
Tomates y alcachofas, en formación, en la parrilla de All i Oli (foto: Cuchillo)
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
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