Virgen de Lorea (Zalla), el mayor viñedo de txakoli
La Virgen de Umbe, la de La Magdalena y no olvidemos la del Carmen. También está la amatxu de Begoña, por supuesto, al frente de un Coro de santas entre las cuales figuran Apolonia, Catalina, Quiteria, Bárbara… Y, claro, qué decir de Nuestra Señora de La Guía. Por falta de virginidad no va a ser. Lo verdad es que no sé si alguna de ellas estará en el ajo, pero contemplo la recuperación del viñedo en la provincia como uno de los mayores milagros acaecidos en tierras vizcaínas, como un fenómeno digno de celebrar con más de un cirio, dos aurreskus y tres avemarías, No está mal informado quien calcula que a finales del siglo XIX había nada menos que 2.800 hectáreas plantadas alrededor de Bilbao para abastecer sus merenderos y txakolis, aquellos despachos donde se vendía el vino que se hacía allí mismo, pero la terca realidad nos recuerda qué un siglo después, allá por los años ochenta, en esa misma tierra prometida apenas quedaban 15 hectáreas de hondarribi zuri. No sé si es consecuencia de la salvaje desindustrialización, que.nos ha echado al monte, o un hecho no explicable por las leyes naturales atribuido a intervención sobrenatural de origen divino (¡alabado sea el Señor!), pero lo cierto es que hoy día la Denominación de Origen Bizkaiko Txakolina tiene censadas cerca de 400 hectáreas dedicadas a la vid y hasta 43 bodegas que dedican sus esfuerzos y conocimientos a la producción de nuestro vino estandarte.
La pasada semana tuve ocasión de regodearme en las consecuencias de dicha transformación, pues recorrí en buena compañía el viñedo de mayor dimensión dedicado al txakoli en Euskadi en una sola finca. Ronda las 21 hectáreas de suelo calcáreo-arcilloso, pertenece a Bodegas Virgen de Lorea (una virgen tenía que ser) y se ubica en Zalla (Bizkaia maitea), donde hace décadas estuvo la correspondiente ermita, en la ladera sur de los montes de Otxaran, que rodean su imponente casa de aire colonial en el Barrio de la Flor. Y caminé entre los 32 depósitos de acero inoxidable (18 de 10.000 litros y otros 14 de 5.000) que albergan sus instalaciones, en un segundo edificio menos señorial y más funcional. Contemplé tareas de campo (cuatro personas podaban y un pequeño rebaño de ovejas se afanaba en zampar la hierba) y conté casi 180 rosales que no están allí para atender los caprichos y las necesidades de los enamorados, sino para alertar del mildiu, hongo que primero, mira tú qué refinado, ataca a la bella flor.
Txakoli Aretxaga, Señorío de Otxaran y Laínoa
Acto seguido, atendí las explicaciones de Manuel Calera y, aprendida la lección. entré al ‘txoko’ palaciego de Cosme Vivanco Aristaran para comer suave queso de Carranza, estupendo pan local (elaborado por Crosta) y soberbias anchoas de Santoña, gruesas, de tamaño importante, sápidas y muy bien desespinadas. Y bebí, claro, los tres txakolis que elabora la casa para descubrir que Aretxaga (obtenido a partir del mosto de prensa) puede estar bien para el poteo informal y, oh sorpresa, que Señorío de Otxaran no es su mejor referencia, pese a contar con la malla dorada que le distingue entre la abundante competencia; que me quedo con Laínoa.
La bodega vizcaína llamó así a un «mist wine» conmemorativo de su 25 aniversario, fruto de sus vides más añejas y con más horas de sol, que pronto verá su tercera añada en el mercado. Poco a poco, pues se embotella según llegan los pedidos, pues se considera que el vino está mejor en un depósito que en un almacén. No les falta razón. Sus responsables aluden a las nieblas de Otxaran, las mismas que brindan esplendor a la cebolla de Zalla, el fruto morado de la luna menguante, para invocar singularidades atractivas. Y es cierto que tiene más estructura que el resto de su oferta, que es un vino más complejo y más completo que sus compañeros. Otro reflejo de que Bizkaia crece desde hace mucho tiempo alejada del viejo estereotipo del txakoli, presentado como un vino ligero, muy ácido y levemente carbonatado. Olvídense, pues en este territorio histórico se elaboran vinos muy distintos. No se escancian (vaya herejía), rinden mejor en copa y pueden presumir de cierta estructura y de propiedades organolépticas dignas de envidia, en muchos casos. ¿Con que armonizan? Con sopas y cremas, fiambres, huevos, verduras, arroces, pasta, pescados y mariscos.
Fue un grato encuentro el de Lorea pues, sin ánimo de comparar, me anima a ampliar el listado de recomendaciones habitual cuando se habla de vinos de mi provincia. Anoten Itsasmendi 7. Doniene XX y Laínoa, un trío de ases para quedar rebién ante cualquier anfitrión dotado de curiosidad y buen gusto. Si me permiten la licencia, tan buenos que no parecen txakoli.
(Igor Cubillo)
web de Bodegas Virgen de Lorea
Barrio de Lorea; 48060 Zalla (Bizkaia)
94 423 40 35
Periodista y gastrósofo. Heliogábalo. Economista. Equilibrista (aunque siempre quiso ser domador). Tras firmar durante 15 años en el diario El País, entre 1997 y el ERE de 2012, Igor Cubillo ha logrado reinventarse y en la actualidad dirige la web Lo que Coma Don Manuel y escribe de comida y más cuestiones en las publicaciones Guía Repsol, GastroActitud, Cocineros MX, 7 Caníbales, Gastronosfera y Kmon. Asimismo, vuelve a firmar en El País y es responsable de Comunicación de Ja! Bilbao, Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor. También ha dirigido todas las ediciones del foro BBVA Bilbao Food Capital y fue responsable de la programación gastronómica de Bay of Biscay Festival.
Vagabundo con cartel, se dobla pero no se rompe, hace las cosas innecesariamente bien y ya han transcurrido más de 30 años desde que empezó a teclear, en una Olivetti Studio 54 azul, artículos para Ruta 66, Efe Eme, Ritmo & Blues, Harlem R&R ‘Zine, Bilbao Eskultural, Getxo A Mano (GEYC), DSS2016, Den Dena Magazine, euskadinet, ApuestasFree, eldiario.es, BI-FM y alguna otra trinchera. Además, durante dos años colaboró con un programa de Radio Euskadi.
Como los Gallo Corneja, Igor es de una familia con fundamento que no perdonaría la cena aunque sonaran las trompetas del juicio final, si es que no han sonado ya. Sostiene que la gastronomía es el nuevo rock and roll y, si depende de él, seguiréis teniendo noticias de este hombre al que le gusta ver llover, vestirse con traje oscuro y contar historias de comida, amor y muerte que nadie puede entender. Eso sí, dadle un coche mirando al sol, una guitarra y una canción, una cerveza y rock and roll, y no le veréis el pelo más por aquí.
Tiene perfil en Facebook, en LikedIn, en Twitter (@igorcubillo) y en Instagram (igor_cubillo), pero no hace #FollowBack ni #FF.
Muy buen reportaje, como todos, yó añadiria el Gure arbasoak 2016 de Oxer basteguieta al top de txakolis, pero por lo demas excelente el articulo (no sabia que en el siglo xlx habia tantas hectareas dedicadas al cultivo del Txakoli).
Hi, Asier, muchas gracias por el comentario. Buscaré ese txakoli de Oxer. Abrazo.